Relatos

Volar sin alas.

En un pequeño pueblo rodeado de vastos campos verdes, vivía Sofía, una joven con un espíritu tan libre como el viento. Desde que era niña, soñaba con volar. Pasaba horas mirando las aves en el cielo, imaginando cómo sería sentir el aire acariciando su piel mientras se elevaba por encima de las nubes.

Cuando conoció a Alejandro, un chico con una sonrisa que iluminaba incluso los días más oscuros, sintió que finalmente había encontrado sus alas. Juntos, experimentaron el amor como un vuelo mágico, donde cada beso era como ascender a nuevas alturas y cada abrazo era como flotar en la brisa suave.

Pero conforme su relación crecía, Sofía comenzó a sentir que algo no estaba bien. Se daba cuenta de que, poco a poco, estaba cediendo el control de su vuelo a Alejandro. Se encontraba haciendo concesiones que nunca había imaginado, sacrificando sus propios sueños y deseos en aras de mantener la relación.

Un día, mientras caminaba por las calles empedradas del pueblo, Sofía tropezó y cayó al suelo. Miró hacia arriba, hacia el cielo abierto y azul, y se dio cuenta de que, de alguna manera, había perdido su capacidad para volar. Se sentía atrapada en el concreto, lejos de las alturas que una vez había anhelado.

Reflexionando sobre su situación, Sofía comprendió que el verdadero amor no debería significar perderse a uno mismo. Tomó la valiente decisión de recuperar el control de su vuelo, de buscar sus propias alas y volar hacia nuevos horizontes, lejos del peso que la había mantenido en tierra firme.

Con el tiempo, Sofía encontró la fuerza para desplegar sus alas una vez más, esta vez volando hacia su propia libertad y realización personal. Aprendió que amar es hermoso, pero nunca debe significar perderse a uno mismo en el proceso. Y así, con el cielo como su testigo, emprendió su propio vuelo hacia un futuro lleno de posibilidades infinitas.