Ꜥꜥֶָ֢🕌ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O5

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Dos Años Después

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Dos Años Después.

Bajo la sombra del gran árbol se encontraba TaeHyung sentado sobre una manta dorada, viendo con admiración al rubio que peleaba con espada en mano. JungKook se movía ágilmente esquivando a su contrincante Dae-Hyun, el sonido del metal golpearse hacia sonar al compás del viento y los cantarines pajarillos. A veces TaeHyung soltaba un jadeo cuando la espada del mayordomo rozaba el rostro de su príncipe y aunque supiera que desde los diez años JungKook practicaba no podía evitar preocuparse cuando los entrenamientos eran más duros de lo inusual.

Los dedos cubiertos de lunares plateados jugaban con las hierbas del suelo, arrancandolas para hacerse cosquillas en los brazos. Era verano el calor invadía como infierno el reino que hasta el rey prefería trabajar al aire libre, el viento era más fresco y relajante. El castaño tomó a su alcanze las flores blancas y comenzó a crear una de esas coronitas que hacía cuando niño, esas que ponía sobre sus cabellos para verse bonito y así gustarle más a su rubiecito. Sonreía hacia el príncipe cuando él lo llamaba para que viese que una vez más había vencido a su contrincante, su corazón latía salvajemente de sólo ver esos ojos azules mirarle con ternura mientras alzaba la espada indicando que le dedicaba el combate en su nombre.

Dae-Hyun dio por finalizada la clase, ayudó a retirar la armadura al menor dejándole respirar libremente. JungKook corrió hacia al niño con una sonrisa boba, se arrodilló frente a él tomando la mano y beso los nudillos sin apartar la mirada. Las mejillas de TaeHyung están rojas de la pena, no importa cuántas veces la alteza le besé siempre se pondrá nervioso, tan inocente.

— Estuviste fantástico — Felicitó TaeHyung, colocó la corona sobre la cabeza y sonrió para el rubio.

— Gracias — Sutilmente se acercó esta vez plantandole un beso en la mejilla — ¿Que haces aquí? — Preguntó quitando el cabello húmedo de su frente — Creí que SungHoon cuidaría de ti — Dijo algo molesto, él quería velar por TaeHyung pero las actividades no podían ser saltadas.

— Le pedí un par de libros pero demora mucho — Hizo puchero ante la mirada de regaño por parte de JungKook — ¡Me aburro allí dentro! No me gusta estar encerrado — Reprochó cruzando sus brazos sobre el pecho, inflo sus mejillas carmesí, tan lindo.

— No me interesa TaeHyung, no estas en condiciones — El príncipe se puso de pie y tiro del menor hacia sus brazos.

— Sólo fue un pequeño mareo, Koo — Su vocecita se escucho decaída, no quería regresar a la habitación — Mi piel se está haciendo pálida y hace que me sienta tan débil bajo el sol.

— No fue por el mareo TaeHyung, sabes que no puedes salir — El menor chillo en el aire, el rubio lo había cargado pasando los brazos bajo su espalda y rodillas. A veces se preguntaba como podía tener tanta fuerza cuando ambos tenían la misma edad y él se cansaba de sólo caminar.

TaeHyung no tuvo más que resignarse, sabía que estar dentro de cuatro paredes que rodeaban la amplia habitación era únicamente por dos razones, razones que odiaba. La risa melódica del chiquitín hacia enojar un poco al alteza, tal vez escapar de la habitación no fue tan mala idea; el viento corría haciendo levantar un poco el bluson que el menor tenía y JungKook fruncia el ceño cuando las miradas curiosas de los guardias pasaban por el cuerpo del niño en busca de más piel.

Cerdos.

Los brazitos del dulzón rodearon el cuello ajeno cuando comenzaron a subir por las infinitas escaleras alfombradas, escondió su carita bajo el mentón dejando un besito allí mismo. JungKook soltó un jadeo antes eso y es que como no resistirse ante tal belleza que poseía su pequeño castaño, TaeHyung podía ser tan traviesamente inocente, actitud que volvía loco al alteza.

Llegaron a la habitación del príncipe, el menor iba preguntar porque lo había llevado allí pero se distrajo al sentir las suaves sábanas debajo suyo, JungKook se acostó aún lado, abrazándolo por la cintura y darle caricias en su vientre, últimamente el príncipe estaban de meloso con él, no había día en que no diera un roce en su pancita. Igual, no le molestaba, más bien le encantaba esa faceta del principe, se sentía tan mimando y consentido, tener toda la atención del rubio para él solo aseguraba que JungKook le amaba.

— JungKook — Ronroneo el chiquitín bajo las manos grandes del mayor acurrucándose cómodo.

— Mhn — El rubio deslizó su mano hasta la cadera del chico y apretó, atrayéndolo más hacia él, teniendo contacto contra la piel salpicada de lunares plateados, estos empezaron a brillar como si la presencia del alteza los encendiera.

— ¿Cómo se sentirá dar el primer beso? — TaeHyung dijo en un murmullo casi inaudible, sus mejillas se calentaron tomando el conocido carmesí, extendiéndose hasta los pómulos.

— ¿Quién ha corrompido tu mente? — Preguntó roncamente JungKook, se alejó un poco del menor encontrándose la mirada marrón, cayendo rendido ante él.

— Sung-Hoon, él me pregunto si mis labios habían tocado los tuyos — Hizo un pucherito en sus labios cereza, colocó su cabeza en el pecho del mayor, sintiendo la respiración viajar y el latir tranquilo del corazón.

— Cualquier cosa que intente no te dejaras, tus labios son míos, bebé, todo de ti me pertenece — TaeHyung asintió.

— ¿Será lindo cuando nos besemos? — Preguntó inocentemente el menor mientras jugaba con las cuerdas de la camisa de JungKook, aleteo sus pestañas mirando al príncipe entre ellas.

— Más que lindo, ¿Sabes por qué?

— ¿Por qué? — Plantó un beso sobre el pecho del ojiazul, se levantó conectando ambas miradas, sonrió tímido cuando JungKook lo hizo también.

— Porque nos queremos, si hay amor, todo entre nosotros dos será especial — Aseguró.

Sus dedos tocaron las pecas plateadas en las mejillas de su niño, viéndolo con fascinación, se preguntaba dónde provenía la belleza de TaeHyung, era precioso, cada detalle de él era perfecto.

— Entonces no puedo esperar — Chilló el pequeño, se escabulló en el cuello del mayor, provocando que su cabello castaño cepillara la nariz del príncipe, JungKook río y lo abrazo, aspirando el aroma, era adictivo.

— Entonces no puedo esperar — Chilló el pequeño, se escabulló en el cuello del mayor, provocando que su cabello castaño cepillara la nariz del príncipe, JungKook río y lo abrazo, aspirando el aroma, era adictivo

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los deseos del rey 𐙚 kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora