Las llamas lamían el frío aire, lanzando chispas al cielo nocturno. El resplandor de la hoguera parpadeaba en una extensión de tierra baldía cubierta de hierba destrozada, y convertía en siluetas a los Dos Patas que había junto a ella. En la distancia apareció un par de luces, anunciando que se aproximaba un monstruo. Éste pasó rugiendo por un Sendero Atronador muy elevado, llenando el aire de gases tóxicos.Por el borde del descampado se movió un gato; sus ojos relucían en la oscuridad. Sacudió las orejas bien erguidas, pero luego las agachó para protegerse del ruido.
Lo seguían más gatos, de uno en uno, por la sucia hierba. Llevaban la cola baja y olfateaban el helado aire con la boca fruncida.-¿Y si nos ven los Dos Patas? -siseó uno deellos.Respondió un macho enorme, cuyos ojos ámbar reflejaban la luz del fuego:-No nos verán. Su visión nocturna es muymala.Al avanzar, las llamas iluminaron el pelaje blanco y negro de sus poderosos omóplatos. El gran gato mantuvo la cola bien alta, mandando un mensaje de ánimo a su clan.Pero el resto de los gatos se agazapó sobre la hierba, temblando. Era un lugar extraño. El estruendo de los monstruos castigaba el sensible vello auditivo de sus orejas, y el hedor acre les irritaba las fosas nasales.-¿Estrella Alta? -inquirió una reina gris,moviendo la cola con desasosiego-. ¿Por qué hemos venido aquí?El macho blanco y negro se volvió hacia ella.-Nos han echado de todos los lugares en que hemos intentado instalarnos, Perlada. Tal vez aquí podamos encontrar algo de paz -maulló.-¿Paz? ¿Aquí? -repitió Perlada con incredulidad. Atrajo a sus cachorros y los cobijó debajo de su barriga-. ¿Con fuego y monstruos?¡Mis pequeños no estarán seguros!-Pero ¡tampoco estuvimos seguros en casa!-replicó otra voz.
Un gato negro se abrió paso hasta ellos, cojeando pesadamente sobre una pata torcida. Miró a los ojos ámbar de Estrella Alta-.No pudimos proteger a los pequeños frente al Clan de la Sombra -bufó-. ¡Ni siquiera en nuestro propio campamento!Algunos gatos maullaron de ansiedad al recordar la espantosa batalla que los había expulsado de su hogar en las tierras altas, al borde del bosque. Un joven aprendiz gimió:-¡Quizá Estrella Rota y sus guerreros nos persiguen todavía!El gemido alertó a uno de los Dos Patas que se hallaban junto a la hoguera. Se levantó torpemente y escudriñó las sombras. Todos los gatos enmudecieron a la vez, agachándose todavía más;incluso Estrella Alta bajó la cola. El Dos Patas chilló a la oscuridad y lanzó algo hacia ellos. El proyectil voló sobre la cabeza de los felinos, para estallar en una serie de trozos afilados contra la gruesa pata del Sendero Atronador.Perlada se encogió cuando un fragmento la rozó, pero se mantuvo en silencio, enroscando el cuerpo alrededor de sus asustados cachorros.-Quedaos agachados -siseó Estrella Alta.El Dos Patas escupió en el suelo y volvió asentarse.Los gatos aguardaron unos momentos; al cabo,Estrella Alta se incorporó de nuevo.Perlada se levantó también, haciendo una mueca por el nuevo dolor del hombro, y dijo:-Estrella Alta, temo por nuestra seguridad aquí. Además, ¿qué comeremos? No huelo a presas.
El líder estiró el cuello y, con delicadeza,posó el hocico sobre la cabeza de la reina.-Ya sé que tienes hambre -maulló-. Pero estaremos más seguros aquí que en nuestro antiguo territorio, o en los campos y arboledas de Dos Patas. ¡Fíjate en este lugar! Ni siquiera el Clan dela Sombra nos seguiría hasta aquí. No hay olor a perros, y esos Dos Patas apenas pueden tenerse en pie. -Se volvió hacia el macho negro con una pata torcida-. Rengo -ordenó-, llévate a Bigotes y a ver si encontráis algo para comer. Si hay Dos Patas, debe de haber ratas.-¿Ratas? -resopló Perlada, mientras Rengo y un atigrado marrón más pequeño se alejaban-.¡Eso no es mejor que la carroña!-¡Chist! -dijo una gata parda junto a ella-.¡Es mejor la carne de rata que morirse de hambre! Perlada arrugó el entrecejo y bajó la cabeza para lamer a uno de sus cachorros.-Debemos encontrar un nuevo sitio para instalarnos, Perlada -continuó la gata parda-.Flor Matinal necesita descansar y comer. Pronto dará a luz. Necesita estar fuerte.
Las delgadas figuras de Rengo y Bigotes surgieron de las sombras.-Tenías razón, Estrella Alta -anunció Rengo-. Hay olor a rata por todas partes, y creo que hemos encontrado un lugar donde refugiarnos.-Enseñádnoslo -ordenó Estrella Alta, y llamó al resto de su clan con un movimiento de lacola.Con cautela, los gatos atravesaron el descampado detrás de Rengo. Éste los condujo hacia el Sendero Atronador elevado; el resplandor del fuego hacía que sus sombras se proyectaran contra las enormes patas de piedra. Un monstruo pasó rugiendo por encima y el suelo se estremeció. Pero incluso los cachorros más diminutos intuían la necesidad de ser sigilosos, y temblaron sin chillar.-Aquí -maulló Rengo, deteniéndose junto aun agujero de dos gatos de ancho.El oscuro túnel descendía al interior de latierra, y una corriente de agua fluía por él.-Es agua fresca -explicó Rengo-.Podremos beberla.-¡Tendremos las patas mojadas noche y día!-se quejó Perlada.-He estado dentro -le dijo el gato negro-.Hay algo de espacio lejos de la corriente. Al menos estaremos a salvo de los Dos Patas y los monstruos.
Estrella Alta dio un paso adelante y alzó la barbilla.-El Clan del Viento ya ha viajado bastante -declaró-. Ha pasado casi una luna desde que el Clan de la Sombra nos expulsó de nuestro hogar. El tiempo está refrescando, y pronto llegará la estación sin hojas. No nos queda otra elección que quedarnos aquí. Perlada entornó los ojos pero no dijo nada. Se unió a su clan en silencio y, uno a uno, se internaron en el oscuro túnel.
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''Fuego y Hielo''
FantasyCorazón de Fuego se ha convertido en un guerrero del Clan del Trueno por derecho propio, pero en el bosque acechan aún muchos peligros. Él y su inseparable amigo Látigo Gris serán los escogidos para ir en busca de los miembros del Clan del Viento y...