Dos planetas hermanos custodiados por un sol rojo, de culturas y costumbres muy diferentes donde en uno se valoraba la riqueza y el poder mientras que en el otro se priorizaba la ciencia y la justicia. Ambos, con un orden monárquico, convivían en aparente paz ignorándose lo más posible.
En Krypton los reyes tenían por única heredera a la joven princesa Kara Zor-El. Una joven de veinte años, con una cabellera dorada como el oro y unos ojos de un azul tan profundo como el mar era el orgullo de sus padres y el reino. Para todos era la princesa y heredera perfecta, de gran intelecto, fuerza y un profundo e incorruptible sentido de justicia. Con ella al frente el futuro de Krypton se profesó glorioso, no obstante, nada es enteramente perfecto.
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Al otro lado de la órbita que compartían se encontraba el planeta de Thurul, fervientes creyentes de la ley del más fuerte. Su rey Lionel Thurul fue uno de los gobernantes más despiadados e inteligentes. Viendo lo improductiva que era una guerra con Krypton decidió mantener acuerdos de no agresión centrando todos sus esfuerzos en fortalecer su ejército para incursiones fuera de su sistema solar y, tal vez, algún día pudiera destrozar a esos egocéntricos científicos. Con el paso del tiempo su sueño parecía más lejano, pero ante sus ojos podía distinguir una esperanza.
Una niña de apenas cuatro años, cabello negro como la noche y ojos verdes como la kryptonita. La pequeña que aprendió a hablar a una edad muy temprana y siempre estaba atenta cuando le enseñaba juegos de estrategia llegando a superarlo unas cuantas veces. Lena Thurul, su hija mejor nacida de su concubina favorita. Era el heredero perfecto, sólo tenía dos defectos, era mujer y ya había un príncipe heredero diez años mayor, Alexander Thurul.
El joven príncipe amó a su hermana al verla por primera vez, pero poco a poco ese amor se convirtió en celos, odio y rencor al notar como le superaba con rapidez y su padre se interesaba más y más en ella. Su madre, la reina Lillian, alentaba ese odio contándole la intención de su padre de modificar las leyes para permitir que una mujer pudiera gobernar. Entonces, poco después del cumpleaños numero 6 de la princesa el rey murió misteriosamente. Alexander subió al trono y entre él y su madre se encargaron de destruir toda intención de ambición en la pequeña princesa convirtiéndola en una joya obediente dispuesta a todo por ayudar a su pueblo y por tener, aunque fuera un poco de amor de su familia.
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Los años pasaron en aparente paz entre los planetas, Lena ya había cumplido veinte años, ahora era toda una mujer. Sus días no cambiaron mucho, se dedicaba a leer o hacer bocetos de inventos que podrían mejorar la vida de su pueblo, mismos que no veían la luz del día porque su hermano los consideraba inútiles como todo lo que no sirviera para la guerra. Lena vivía soñando con ser importante para alguien, experimentar lo que es el amor y sobre todo no estar sola.
Al mismo tiempo en Krypton se preparaban para un gran banquete, sería el cumpleaños numero veinticinco de su princesa y sería reconocida de manera oficial como la heredera. Una ceremonia muy importante pues daba comienzo a sus obligaciones como futura monarca y debía comenzar la búsqueda de una pareja que subiera con ella al trono, algo que no le llamaba mucho la atención. Kara vivía una vida plena y feliz, con padres cariñosos y orgullosos de ella. Su pueblo la amaba, era admirada y querida, pocas eran las veces que no había una sonrisa en su rostro.
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El día de la fiesta llega, el castillo de Krypton es adornado con lo mejor de la galaxia, hay invitados de todas partes del cosmos. Los invitados son deslumbrados por la elegancia y sofisticación de Krypton. La protagonista saluda y habla con todos los presentes entablando relaciones diplomáticas muy importantes para su futuro. Aunque hay uno que otro que no es cosa fácil y se torna una presencia muy molesta. El rey de Thurul no perdía oportunidad para coquetear con ella, sus intenciones eran tan claras como el agua. Era claro que Alexander Thurul buscaba conquistarla para poder casarse con ella y así tener poder sobre Krypton: "Pobre idiota", pensó la princesa. Era bien sabido el intelecto sádico y obsesión por el poder de aquel rey además de su pobre percepción hacía las mujeres a quienes veía como seres inferiores.
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Recopilación de un multiverso, pequeños relatos dramáticos
Fanfiction¿Cómo les explico que me aburrí y decidí subir los pequeños inicios de historias que tengo guardando polvo? xD Aun no sé si voy a desarrollarlas todas o sólo unas pocas. En cualquier caso no serán muy largas o eso espero. :p El tema central siempr...