Cuando te conocí.

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CHIARA

Viernes 5 de Junio 2026 /  22:26

Estaba en mi camerino, cambiando me a una ropa más cómoda, cuando entro Lucia, mi asistente, pero también una muy buena amiga mía. La noche había sido intensa y la adrenalina del concierto aún recorría mi cuerpo. Me quité la chaqueta brillante y me deshice de las botas. La falda, me la cambié por unos jeans cargo negros.

- Kiki, - se lanzó Lucia hacia mí. - ¡Que maravilla de concierto! A la gente le ha encantado, y a mí también.

- Estaba muy nerviosa, - respondí. - Pero creo que fue bastante bien.

Lucia me miro y siguió hablando, su entusiasmo era inagotable—. En serio, las críticas van a ser increíbles. Has dejado a todos sin palabras. ¡Y tu conexión con el público! Era como si cada uno de ellos estuviera ahí solo para verte a ti.

- Gracias, Luci. - Dije.

-A sí, a lo que hacía venido, - dijo, y me quedé mirándola con curiosidad.- Tienes una visita.

- ¿Una visita? - repetí, levantando una ceja.

Lucia asintió con una sonrisa traviesa—. Sí, sé que estás cansada, pero es solo una. Por favor.

Asentí con la cabeza, Lucia sonrió y corrió hacia fuera, me quedé sola. Cogí el vaso de agua y tomé un sorbo, sintiendo cómo el líquido frío calmaba mi garganta. Los recuerdos del concierto inundaron mi mente, especialmente aquellos ojos en la multitud. Había algo en esa mirada...

Era como si, en medio de miles de personas, hubiera una comunicación silenciosa entre nosotras. Me pregunté ¿quién era esa persona?¿Iba a volver la a ver?

Entonces alguien entro. La miré y se me paro la respiración. Era una chica no muy alta, puede que de 24 años, el pelo pelirrojo y con un buen estilo de ropa. Me la quedé mirando.

- Hola, - la joven tomo la iniciativa. - Me llamo Violeta.

Entonces vi, sus ojos. Era ella. Los ojos en la multitud en el estadio. ¡Eran suyos! No era como me la había imaginado, pero igual. Realmente era una persona muy atractiva.

- Hola, perdón. - dije dando me cuenta que me había quedado mirando-la fijamente. - Es que, tus ojos...Son preciosos.

 Seguí, mirando-la noté que se había sonrojado. Era evidente que mis palabras la habían tomado por sorpresa, y eso me hizo sonreír aún más.

-Gracias -respondió la pelirroja, su voz apenas un susurro. Había una mezcla de timidez y emoción en su mirada que me conmovió profundamente.

Lucia, siempre perceptiva, nos dejó a solas. Cerrando la puerta del camerino con un suave clic. La habitación se llenó de un silencio cómodo, interrumpido solo por la suave respiración de Violeta y el zumbido lejano de la multitud que se dispersaba fuera del recinto.

-¿Te ha gustado el concierto? -pregunté, tratando de romper el hielo y hacerla sentir más cómoda.

-¡Ha sido increíble! -exclamó Violeta, sus ojos brillando con entusiasmo-. Cada canción, cada momento... fue perfecto. No puedo creer que esté aquí, hablando contigo.

- Digo lo mism....no..sorry..¡shit!- dije, tropezando con mis palabras. La chica soltó una amable carcajada. Y me miro con una mirada profunda.

Después del pequeño incidente, estuvimos hablando durante una hora. Una hora de risas de historias, parecía como si nos conociéramos desde hacía mucho tiempo. No quería dejar de escuchar su voz. 

Mientras hablábamos podía notar que nuestras manos estaban cada vez más cerca, pero no se llegaban a tocar. Era como si una fuerza lo impedía. Fue entonces cuando escuchamos un golpe en la puerta, era Lucia.

- Chiara, creo que deberíamos ir acabando. - Dijo entrando en el camerino.

- Si claro. - Violeta se puso de pie en seguida. - Adiós Chiara, he disfrutado mucho hablando contigo. Ojalá poder repetir. - Me abrazo y se dio la vuelta hacia la puerta.

- Oye espera, - detuve a la pelirroja. Me acosté a ella. - Yo también me lo he pasado muy bien.

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VIOLETA

Viernes 5 de Junio 2026 / 00:04

Estaba en casa, en mi cama. Con la ropa aun del día de hoy puesta. Y en mi mente solo había la conversación con Chiara. El concierto había sido increíble, pero conocerla en persona había superado todas mis expectativas. Su calidez, su sencillez, y la forma en que se interesó por mí me hicieron sentir especial. Su comentario de mis ojos me dejo muy descolorada, y estoy segura de que me había sonrojado al ver su cara después.

Me giré en la cama, mirando el techo. El recuerdo de Chiara, sus ojos y su sonrisa, me llenaron de una felicidad tranquila. En ese instante me levante de la cama, ya era tarde, fui y me plante delante de mi armario. Me saqué los pantalones los pliego en dos y los coloco dentro del cajón inferior de mi armario. Después fue turno de la americana, puse las manos dentro de los bolsillos.

Normalmente, lo hago solo de costumbre, antes de poner cualquier cosa en el armario. Alguna vez me aviaría olvidado un cacao o algún pintalabios y espesé cuando lo pongo en el lavarropa se me fastidia todo, pero esta vez había una cosa distinta, un papelito. Lo saqué y miré con curiosidad, estaba partido en 2.

Lo desplegué con cuidado, tratando de no romperlo más. La caligrafía era elegante. Mi corazón comenzó a latir con más fuerza al leer lo que había puesto.

El papel decía: "644 ... ... , llámame, Chiara."

Chiara me había dejado su número de teléfono. No sabía qué hacer, estaba en pánico. Chiara, la mima Chiara con la que había estado tan obsesionada durante los dos años anteriores, ¿me ha dado su número?

Pero ahora, ¿yo que iba a hacer? Me quede mirando el papelito. Me lo debió haber dado cuando estaba a punto de ir-me. Que raro, no note nada en ese momento, puede que hubiera estado demasiado hipnotizada por sus ojos. Sí que es verdad que había notado un poquito de tensión entre las dos. ¿La llamo? Pensé, nunca se me hacina dado bien los momentos decisivos como este.

Después de unos minutos de reflexión, decidí que no había nada que perder. Después de todo, Chiara había sido la que me había dado el papel. Tomé mi teléfono y marqué su número, sintiendo un cosquilleo de nerviosismo en mi estómago mientras esperaba que contestara. Una parte de mí esperaba que fuera que solo fuera una amistad, pero la otra estaba ansiosa por si podría a llegar ser algo más que una amistad.

—¿Hola? —preguntó, su voz resonando en mis oídos con una calidez reconfortante.

—¡Hola! soy Violeta —respondí, tratando de mantener la calma a pesar de mis nervios.

Hubo un momento de silencio antes de que Chiara respondiera, y durante ese breve instante, mi corazón pareció detenerse en mi pecho.

- Violeta, as tardado mucho en llamar, ¿no? - Su voz parecía juguetona, como si de verdad hubiera estado esperando mi llamada.

- Si perdón es que ahora me estaba cambiando y pues me acabo de encontrar el papelito. - Dije, estaba muy nerviosa y las palabras me salían superrápido.

- No te preocupes, pelirroja. - Dijo, y mi corazón se paró, ¿me había puesto un mote? Al otro lado del móvil Chiara siguió hablando - Bueno, lo que queda decir-te era por si... ¿Querías mañana ir conmigo a hacer alguna cosilla juntas?

Sus palabras me sorprendieron, se notó que le costó decir-las. - Si, claro. - Dije después de pensar un segundo.

- Perfecto, mañana te paso a buscar a las 11.

- Vale, pero donde nos encontramos. - pregunte.

- Ay, joder, es verdad, perdón. - dijo, y hubo un silencio.

- No te preocupes. - Dije, para romper el silencio.

- Vale le acabo de comentar a Lucia, se ve que tu amiga ¿Denna?

- Si es mi amiga. - Dije confirmado.

- Vale, pues por una razón desconocida le dejó vuestra dirección a Lucia.

- ¿Cómo? - Estaba supersorprendida, desde cuando Denna daba nuestra direccional por allí. - La voy a matar. - Dije, sentí una silenciosa carcajada al otro lado del teléfono, sonreí.

- Bueno, ¿Te parece bien si te paso a buscar? - Propuso con un tono amigable.

- Está bien. - Soné muy neutral, aun que por dentro tenia unas ganas de empezar a saltar y gritar enormes.

- Perfecto, mañana a las 11 te paso a recoger. - dijo.

- Estupendo. Allí estaré. - Respondí, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción en mi estómago.

Después de despedirme, guardé el papel con cuidado en mi mesita de noche y me tumbé en la cama, con una sonrisa tonta en la cara. Todo parecía tan surrealista.

Young Hearts (KiVi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora