Sheila's version:
Estaba de nuevo en el Autodrome. Subida en mi coche, y dando vueltas tan rápido como podía, ya que ahora me cronometraban para intentar hacer un buen tiempo y ganar en el rally. Si no era el primer puesto el segundo, y si no el tercero. Con eso yo era muy terca, si no estaba entre los tres mejores, lo consideraba una derrota, y me pasaría días comiéndome el coco, y posiblemente mirando la carrera una y otra vez para ver en que sitios fallé, y mejorar en ello.
Cuando terminé de dar todas las vueltas volví al garaje, y me bajé del coche. Luego fuimos al hotel, pasamos el día por ahí y antes de que se hiciera de noche fuimos al hotel a dormir.
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Día de la carrera. Ya estábamos allí, la gente estaba por todos lados, y algunos de los pilotos también habían ido. Claramente por culpa de ello iban teniendo que firmar autógrafos y hacerse fotos con prácticamente todo el mundo. En internet habían noticias sobre mí, y Fernando. Algunos se pensaban que éramos pareja, otros que éramos hermanos... en fin, Fernando aclararía que éramos mejores amigos en la próxima entrevista que tuviera.
Yo estaba subida en mi coche, detrás de los demás, los cuales salían cuando la luz lo indicaba. También había un tío que indicaba las salidas, por si acaso había algún accidente o algo por el estilo, que no saliera otro coche y se liara más gorda.
Un citroën DS3 WRC. Un Volkswagen Polo R WRC. Y detrás iba yo. La última.
Cuando el Volkswagen salió, yo me puse justo en la línea de salida, controlando al tío que me daría la salida.
Mi respiración estaba agitada, mis manos agarradas al volante con fuerza, y mi vista centrada en el chaval. Treinta segundos. Veinte. Diez. Cinco. La bandera se agitó frente a mí, lo cual indicaba que saliese, y así lo hice. Salí a toda hostia, los neumáticos chirriaron contra el suelo, y el humo de ellos gastándose era notable. El circuito no era exactamente el mismo que el Autodrome, pero era muy parecido, además, había estado viendo fotos por internet las cuales habían sido suficientes para memorizar cada curva y cada recta que tuviera el circuito.
Mi cabeza funcionaba como un ordenador cuando conducía. Es como si tuviera algo dentro que me iba indicando cada cosa. "Baja 1 marcha" "baja 2 marchas" "sube 1 marcha" "freno de mano y volante 30º a la derecha"
Le hacía caso a cada cosa que mi cabeza indicaba, siempre lo había hecho, y siempre había salido bien, no tenía razón para ignorarlo.
Cogí todas las curvas sin bajar velocidad, pues era lo que mi cabeza me estaba indicando.
La diferencia entre el autodrome y este circuito, es que este tenía una chicane, o sea, una serie de curvas pronunciadas que hay en el circuito. La función es que reduzcamos la velocidad a la que vamos, y es un sitio perfecto para probar nuestras habilidades de conducción.
Tomé la chicane a la perfección y volví a acelerar hasta que llegué a la última curva antes de la recta de meta.
Cuando llegué a la última curva la cual era abierta, tiré del freno de mano y giré el volante como si mi vida dependiera de ello —más o menos sí—. Al hacerlo, pude sentir el sonido de los neumáticos gastándose contra el suelo, y casi podía oler el neumático quemado. Al llegar a la recta, quité el freno de mano y me agarré a la palanca de cambios para cambiar la marcha y llevar mi coche hasta su límite.
—¡Señoras y señores, 2 minutos con 15 segundos, tiempo récord en toda la historia de Miami!— gritó el comentarista con euforia.
—Nunca nadie había hecho ese tiempo, ¿verdad?— dijo otro comentarista.
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Racing velocity
FanficSheila Mitchell, es una piloto profesional de rally y considerada la mejor piloto femenina del España, un día recibe un mensaje de su mejor amigo de la infancia y la adolescencia. Pero su amigo ya no es el mismo que conoció en aquel entonces, ya que...