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La chica con mirada aterradora ignoró su presencia y se dirigió a Shuhua como si nadie más estuviera ahí -Llevenlo a la lavandería y que quede impecable.- Su voz autoritaria hizo temblar a todos los presentes.

Yontararak dio media vuelta y se encerró en su oficina, dando un portazo que hizo retumbar el piso completo.

Miyeon se permitió respirar, pues estaba tan tensa que lo había olvidado, Shuhua la ayudó a levantarse del suelo -Tú también deberías intentar limpiarte.- le aconsejó. La coreana asintió y Shuhua le mostró el baño de damas.

La coreana se miró al espejo mientras se quitaba las medias que se habían ensuciado con el café y tembló por los sentimientos que se estaba guardando, ya que no quería explotar en su primer día.

Miró sus manos temblando y recordó que hacía mucho tiempo que no tenía esos temblores -Tranquila, lo resolveras.- Se dijo mientras obligaba a su mano para que se detuviera.

Regresó a la puerta que decía "Ms. Yontararak" e ignoró las miradas curiosas de los demás, pues ahora solamente le importaba conservar su trabajo.

Tocó la puerta dos veces y volvió a oír esa voz fría -Pase.- Casi le recordaba a la voz de su profesor de la primaria, quien era muy estricto y anticuado.

Ingresó a la habitación, encontrándose algo que ya había visto antes; la alta tenía los ojos cerrados mientras respiraba lentamente, casi parecía estar durmiendo, de no ser porque su dedo índice se movía sin parar.

-Señorita Yontararak he venido a disculparme por lo ocurrido en el pasillo.- Por primera vez su voz tembló estando con alguien importante, cosa que la hizo sentir frustrada.

La chica en la silla no tenía intenciones de mirarla -Mhm, ¿Eres la asistente nueva verdad?- habló sin abrir los ojos y con un tono cansado.

Miyeon tragó saliva -Sí, señora.- Miró al suelo, sintiéndose incapaz de verla furiosa.

La de flequillo parecía estar quedándose dormida -Solo vete y no jodas más mi vida, ya es bastante mala.- su voz baja denotó el sueño que sentía.

Miyeon tembló en su lugar -Pero señorita es mi primer día...- sus lagrimas amenazaron con salir, lo que hizo que la tailandesa frente a ella al fin la mirara -Vete afuera, no te estoy despidiendo, aunque debería hacerlo por ser tan estúpida, ya que arruinaste mi único traje blanco.- Abrió un cajón cerrado con llave y de ahí sacó una botella de vodka.

Miyeon pensaba que era muy temprano para beber, pero prefirió abstenerse de comentarios y acatar las órdenes de su jefa -Entendido señorita.- hizo una reverencia y salió de la oficina.

Nicha se sirvió un shot de vodka y lo tomó todo, cerró los ojos por el sabor desagradable, pero siguió tomando.

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Miyeon no tuvo idea realmente de qué era lo que podía hacer, pues su jefa no le dio ninguna tarea y tampoco le pasó su agenda para que comenzara a registrar los teléfonos que había en ésta. Sinceramente, Miyeon estaba aburrida.

Las horas pasaron lentas y la hora del almuerzo llegó, Shuhua se acercó a su escritorio y la saludó con una sonrisa en el rostro -Hola, ¿Vas a salir a almorzar?- Su tono animado contagió a la coreana, quien asintió -Claro, ¿Dónde iremos?- tomó su bolso y caminó hacia el elevador junto a la taiwanesa.

-Oh espera, debo avisarle a mi jefa.- Recordó de pronto, Shuhua asintió -Está bien, nos vemos en la recepción.- Se despidió con la mano y las puertas del elevador se cerraron.

Miyeon apuró el paso y tocó la puerta dos veces, pero nadie contestó. La coreana comenzó a preocuparse -Señorita, ¿Se encuentra bien?- volvió a tocar con insistencia, pero como nadie respondía abrió la puerta y se encontró con la joven durmiendo sobre sus brazos y la botella medio vacía de vodka al lado.

La coreana se preocupó así que se acercó y tocó el hombro de la tailandesa -¿Señorita está bien?- Cerró la botella de alcohol y siguió intentando despertarla, hasta que la chica pareció dar señales de vida.

Abrió los ojos un poco y volteó hacia arriba para intentar averiguar quién se había atrevido a despertarla; con el ceño fruncido se dio la vuelta -Déjame dormir.- Su voz sonaba baja y arrastraba las palabras, denotando su evidente ebriedad.

Miyeon suspiró -Está bien, solo venía a avisarle que voy a almorzar, regresaré en una hora.- Se dirigió a la entrada y volteó cuando su jefa volvió a llamarla -¿Ya está mi saco limpio?- bostezó.

La coreana asintió -Así es, lo traeran en una hora.- informó.

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Apenas han pasado dos días desde que entró a trabajar, pero Minnie solamente apareció el lunes y ahora que era miércoles, Miyeon volvió a encontrarla en el elevador, sin embargo esta vez se abstuvo de miradas, ya que no era correcto, solamente se dedicó a saludarla por cortesía -Buenos días señorita Yontararak.- Aunque sin verla pudo notar que el semblante cansado regresó y esta vez parecía tener resaca.

La chica se quejó audiblemente y abrió los ojos -Odio que me llamen así.- Bufó molesta -Si eres mi asistente te voy a pedir que dejes de decirme así.- Sacó unos lentes de sol y se los puso, pues la resaca hacía que la luz le molestara.

Miyeon la miró y cuando estaba a punto de preguntarle a qué se refería, mucha gente se subió al elevador, nuevamente en el piso 15.

La coreana guardó silencio y cuando las puertas se abrieron en el piso 17 su jefa se abrió paso entre la gente y salió rápida, evitando tener que pasar más tiempo en ese apretado lugar.

Miyeon la siguió con rapidez -¿A qué se refería con eso señorita?- preguntó detrás de ella.

Shuhua y los demás empleados las miraron curiosos, pues no era muy común ver a Nicha Yontararak hablando con los empleados.

La tailandesa entró a su oficina y dejó la puerta abierta para que la coreana la siguiera; Miyeon cerró la puerta detrás de ella y estuvo a punto de formular de nuevo su pregunta, hasta que la tailandesa se sentó sobre su escritorio -Shh, si vuelves a preguntarme lo mismo te voy a pedir que te vayas.- Masajeó su sien, sintiéndose adolorida -Escucha Mi... agh, no recuerdo tu nombre.- Dijo exasperada mientras buscaba una pastilla para el dolor de cabeza.

La coreana alzó una ceja -Me llamo Miyeon señorita.- Le recordó intentando no sonar molesta.

La chica de flequillo asintió -Miyeon, no me digas señorita Yontararak, detesto ese apellido, así que te pediré que te dirijas a mi como Nicha, solamente Nicha, no quiero que me digas señorita o algo de eso.- Abrió la pastilla y tomó una botella de agua del mini refrigerador que tenía en la oficina, Miyeon pudo notar que había bastante alcohol dentro, pero no quería inmiscuirse en cosas que no eran su problema.

Miyeon asintió -Entendido Nicha.- Se sentía raro tutear a su jefa, pero esperaba que con el tiempo se acostumbrara, además ambas tenían la misma edad, no tenía porqué ser incómodo.

La tailandesa suspiró con cansancio -Bien Miyeon, entonces te pasaré mi agenda y todo lo que necesitas para trabajar conmigo.- Buscó sus papeles dentro de su escritorio y le entregó varias carpetas junto a una agenda -Por favor cuando organices todo ven a mi oficina, necesito que me ayudes a clasificar algunos insumos por precio y cantidad.- Nicha encendió su computadora y se quejó por la luz que ésta emitía.

Miyeon asintió a cada una de sus peticiones -Entendido Nicha, lo tendré listo en unas horas.- Hizo una reverencia y cuando estaba a punto de salir, su jefa volvió a hablar -Oh Miyeon, ¿Podrías pedirme en cafetería un café cargado y algo de desayunar?- Pidió mientras tecleaba en la computadora.

La coreana asintió -Claro Nicha, en un momento estará.- Le sonrió como siempre solía hacerlo, no era nada del otro mundo, sin embargo Nicha se mostró algo descolocada y con la mirada en la computadora agradeció.
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Ms. Yontararak // MiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora