Capitulo 1 -Soledad-

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-¡DETENTE, CRIMINAL!- Gritaba uno de los hombres en la pequeña multitud que parecía querer el mismo objetivo de él, al menos 6 hombres en total.-

El sujeto cubierto con una playera vieja en la cara y con una vestimenta holgada, sucia y rota, corría de los tipos que querían atraparlo, después de robarse una bolsa de vegetales de una tienda. Al tener experiencia en este tipo de persecuciones, logró favorecer una buena distancia, viendo un callejón a la izquierda, dió un giro brusco al callejón, que para su mala suerte, era sin salida, sabía que los hombres podrían apoyarse entre sí y treparlo, el sujeto podía sólo, pero para lo cansado y hambriento que estaba, no podría correr más. Volteó a la derecha desesperadamente, pues los tipos se escuchaban cerca y para su fortuna, habían sacos de basura, uno estaba vacío.

-Carajo, lo perdimos.- Se quejó uno de los hombres al llegar al lugar y no ver al ladrón.

-Debió haber saltado el muro, no es muy alto. Pero al otro lado está la sociedad de clase alta, tenemos prohibido ir ahí.- Resopló otro.-

-Ahg, ese imbécil siempre se sale con la suya, aquí e incluso allá. Estoy cansado de que lleva meses robándose comida de esa tienda y nunca lo atrapamos.- Suspiró, para después darse la vuelta con sus amigos y salir del callejón, aún dando quejas de no poder atrapar a aquel sujeto del que aún no sabían nada, ni si quiera haber visto su rostro.

Después de un minuto o más, no se escuchaban voces ni pasos de los hombres que lo seguían, por lo que se dispuso a sacarse el saco y limpiarse un poco la basura, levantándose para después asomarse a ver si no venía alguien.
Caminó por las calles hasta llegar a otro callejón, pero esta vez en un lugar donde la mayoría de casas estaban abandonadas, las que no, estaban completamente tranquilas y con las luces apagadas, pues ya eran al rededor de las 8 de la noche.

-Que hambre tengo.- Dijo el sujeto, para después sentarse en el callejón y quitarse la playera desgastada de su cara, revelando a una joven de ojos azules, piel bronceada y pelo castaño largo, agarrado solo con una coleta.-Tres días sin comer, si sigo así me desmayaré en medio de mis persecuciones.-Bromeó aquella chica, sacando un jitomate y masticándolo con placer, ya necesitaba un bocado de comida.

Después de comer tres de los pocos vegetales que se encontraban en aquel pequeño saco, se acurrucó en una esquina del callejón, dejando caer la misma playera rota con la que escapó anteriormente de los guardias de la tienda a la que le robó. Cerró los ojos y descansó como pudo en aquel sucio y apestoso callejón.

El sol se asomaba por el orisonte, dando a entender que había amanecido, empezaban su día los habitantes de aquel reino, que estaba dividido entre las dos sociedades, la pobre y la media juntas, y la alta ya era de personas con un estatus alto, donde yacía el castillo del Rey y Reina de aquel reino.

La alfa despertó temprano, guardó su blusa de confianza en uno de las bolsas de ese sucio y viejo pantalón, escondió estratégicamente los vegetales que aún le quedaban y fue a darse un baño. Sabía perfectamente el horario de todas las personas de esa cuadra, sabiendo qué persona iba a trabajar y dejaba sola la casa, metiéndose en una de ellas sigilosamente por una ventana.
Se dió un baño como si de su casa se tratase y decidió agarrar una cambia para pasearse por el reino, buscó en toda la casa dinero y logró encontrar una poca cantidad que le favorecía demasiado. Salió de la casa por la misma ventana y se fue a recorrer la cuidad, pues al no tener hogar, no tenía a dónde ir más que pasearse por ahí y hacer una que otra travesura.



En el castillo, ya estaba despierta la familia real, que estaba conformada por el rey, Hisoshi Sato un alfa, la reina, Yasuko Sato una Omega, y la hija, Asami Sato, una joven y hermosa Omega, futura heredera al trono al ser hija única. La joven omega se encontraba ya almorzando con sus padres en aquella enorme mesa, como acostumbraba esa poderosa familia.

-Entonces, hija, ¿aún no quieres prometido?, digo, ya eres mayor de edad, podemos comprometerte con algún alfa de clase alta, el que esté a tu gusto.-Exclamó entusiasmada la omega de mayor edad.

-No madre, aún no quiero un alfa en mi vida, siento que no estoy lista para el compromiso, además, he leído demasiadas historias románticas como para creer en el amor verdadero.-Dió un gran suspiro de enamorada.-Quiero un hombre como Romeo.-

-Te dije que leer tanto le hacía mal, Yasuko.-Le reclamó el rey a su esposa.-

-Yo me encargo querido. Mira, Asami, no está nada mal soñar con el amor, pero no te aferres demasiado a los cuentos ficticios, puede que llegue a existir algún alfa tan romántico, puro e inocente como Romeo lo es con Julieta, aunque lo dudo mucho.-Dijo lo último con una mirada cansada a su esposo, este dándose cuenta de la indirecta y gruñendo un poco ante la ofensa.-

-Ya verás que sí me llegará uno así.-Dijo ilusionada llevando un trozo de filete a su boca.

-Suerte.-Le respondió Yasuko en un todo sarcástico.-

-Bueno, ya, basta de amor.-Indicó indignado el alfa.-¿Cómo vas en tus clases de piano, Asami?-

-Bien, aprendo más con el tiempo.-Expresó algo orgullosa de sí misma.

-Pues me alegro mucho.-Le regaló una sonrisa Hiroshi a su hija.-

El día transcurrió completamente tranquilo para la familia real, mientras que para la joven de ojos azules, era una adrenalina total, había ido a un bar a gastar el dinero que "tomó prestado" y ya se encontraba peleando con un tipo de ahí.
Todo porque el tipo estaba borracho y quiso problemas, solo eso. Terminaron sacando a los dos del bar, por suerte, ella mantenía su cerveza en mano y decidió dejar al tipo ebrio ahora inconsciente a su suerte fuera de ese bar, caminó por unas horas, comprando algo con el dinero sobrante de los puestos de baja calidad que se topaba por el camino, para después aburrirse de no encontrar nada interesante y volver a aquel callejón en el que durmió, comiendo los vegetales sobrantes y durmiendo para evitar más hambre.

Al despertar, ya eran alrededor de las 4 de la tarde, al no faltar mucho para la noche, se ejercitó un poco, con abdominales, lagartijas y haciendo bíceps con alguna que otra bolsa que se encontraba en la basura, pues aún quería ese físico atlético que le fascinaba. Habían dado ya las 7 de la noche y no pudo evitar sentirse algo mal por no tener a alguien con quién hablar, hace años quedó en las calles a causa de la repentina muerte de sus padres cuando ella era un pequeño cachorro de 6 años, viviendo hasta el momento, 12 años sola, sin ningún amigo, a excepción de los vigilantes que a veces se encontraban en las tiendas que robaba, no le encontraba mucho sentido a su vida, pero ella siempre se motivaba a seguir recordando las palabras de su madre un tiempo antes de morir; "Nunca te dejes llevar por una mala racha, siempre habrá algo bueno en tanta desgracia".
La extrañaba tanto, mucho más que a su padre, que era un egoísta, las llegó a agredir físicamente a las dos y solo era un infiel, borracho y bueno para nada, pero a veces extrañaba esos tiempos, donde sí tenía compañía, y no estaba sola cuidando de sí misma.












Bueno, espero que les haya interesado un poco, perdón por tan corto capitulo, trataré de que sea un poco rápido todo, pero tampoco de un capítulo a otro, quisiera hacerlo entretenido e interesante, podrían apoyarme dándome ideas para futuras historias. Es mi primer fanfic, así que acepto críticas. Tengo ideas para más historias, espero también sea del agrado de unos cuantos.

Muchas gracias por regalarme unos minutos de su tiempo.

 (Korrasami Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora