12 - Jaemin

545 74 1
                                    


Me quedé con la boca abierta, Jeno se alejaba de mí, de nuevo. ¿Alguna vez el hombre iba a quedarse y terminar una discusión? Estaba cansado de que él malditamente simplemente se alejara de mí.

No estaba recibiendo ninguna respuesta.

Jeno sólo estuvo de acuerdo con lo que dije y se alejó.

Infiernos, la mitad de lo que dije no quería decirlo, pero entre más me ignoraba Jeno y se negaba a explicarme las cosas, más molesto me ponía. Y no era conocido por mi dulce carácter. Había aprendido por la fuerza que las palabras duelen, pero parecía ser incapaz de evitar que salieran de mi boca cuando Jeno se me quedó viendo en vez de hablar conmigo.

Dios, el hombre era exasperante.

Me giré a ver a los hermanos, queriendo pedirles que me explicaran las cosas, pero todos estaban mirándose unos a los otros. De hecho, tenía la extraña sensación de que estaban haciendo todo lo posible para evitar mi mirada.

—¿Qué está sucediendo? —pregunté, esperando por lo menos que uno de ellos quisiera hablar conmigo. Cuando nadie dijo nada, pisé el suelo con frustración—. ¿Qué pasa con ustedes? ¿Puede alguien jodidamente hablar conmigo?

—¿Qué tienes que decirnos, Jaemin? —Mark preguntó.

Fruncí el ceño ante la tristeza que podía oír en su voz. Sabía que había lanzado un ataque, pero no había sido tan malo. ¿Lo había sido?

—¿Qué está sucediendo? —pregunté de nuevo.

—Ven, Jaemin —dijo Chenle dirigiéndose al borde de la sala—. Te llevaré a tu habitación. Mañana, voy a encargarme de que te lleven a casa.

No había humor en sus palabras. Ni siquiera había humor en su tono de voz. Y eso me asustó más que un Vadok. Chenle estaba siempre riendo, siempre bromeando. No estaba triste, ni siquiera cuando estaba luchando contra los Vadok.

Cuando Chenle tomó mi brazo, rápidamente lo aparté.

—No. Quiero que alguien me diga qué demonios está pasando, y quiero que alguien me lo diga ahora.

—Jeno te está dando lo que le pediste —bufó Kun, sorprendiéndome.

Ni uno solo de los hermanos me había hablado de otra forma que con reverencia. Era raro escuchar un tono de odio de uno de ellos. Eché un vistazo entre los otros hermanos. Todos aún estaban evitando mis ojos, pero las miradas furtivas que recibía estaban llenas de odio.

—¿Qué está haciendo Jeno? —Yo estaba aterrorizado de la respuesta. De alguna manera, sabía que no me iba a gustar. Me estremecí cuando un repentino frío recorrió mi cuerpo, hundiéndose profundamente en mis huesos. Envolví mis brazos alrededor de mi cintura mientras trataba de protegerme del frío repentino.

—Jeno te está dando lo que le pediste —respondió Mark— . Él te está liberando del lazo entre ustedes.

—¿Qu—¿ ¡NO!

Comencé a sacudir la cabeza. Mi peor pesadilla cobraba vida ante mis ojos. No quería que el lazo entre nosotros se rompiera. Lo amaba —inhalé profundamente y me agarré de la silla más cercana cuando mis piernas comenzaron a ceder.

Amo a Jeno.

¿Cómo si no hubiera sabido esto? Sabía que me gustaba el tipo desde el principio. Él era el hombre más sexy que jamás hubiera conocido, pero más que eso, él era el hombre más dulce que he conocido. Él era todo lo que siempre había querido y no sabía que quería.

¿Iba a romper el lazo entre nosotros? No podía permitir que eso sucediera. Tenía que convencerlo de que no lo hiciera, incluso si eso significaba que tenía que rogar. Vi a Mark y tragué saliva ante el brillo amenazador en sus ojos.

Rojo dulce - NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora