Resa

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-!Cerrad las puertas!-Gritó-.Ya deberían estar aquí- farfullaba mientras cogía el cetro- Si ni siquiera acuden a éste encuentro,¿como podría ser alguno de esos mentecatos el rey de Mor?-.exclamó el rey agotado, por organizar aquel encuentro con todos los príncipes de Thalassia.

El guardia asintió a regañadientes, y ordenó a sus compañeros que cerraran la puerta.
-¡No!-gritó Resa-.¡Padre, esperad un poco más, seguro que es un pequeño retraso de los príncipes!
Su padre negó con la cabeza, sabiendo que sería muy doloroso para su hija, la que por este evento sería la heredera al trono.
-Hija lo siento, tenemos que hacer publica la búsqueda-afirmó con brusquedad-.Nuestra única posibilidad sería que algún viajero de sueños viniera y nos guiase a la paz total. Y eso solo ocurriría si...
Sin dejar que acabase la frase, ella respondió con tono sarcástico-. la profecía se cumpliera y el viajero de sueños fuera en la busqueda de la flor perdida. Lo se padre, me lo ha repetido demasiadas veces.
Indignada, la princesa se fue a sus aposentos. En aquellos tiempos, cuando el reino desbordaba paz y estabilidad, cualquier príncipe vendría y se casaría con ella sin problemas. Mor era uno de los reinos mas ricos, y por ende, uno de los más reclamados en cuanto a política se refiere. Ahora mismo, en el estado de su padre, era un reino como cualquier otro, estaba débil y no quedaban riqueza alguna. Si a alguien se le ocurriese invadir aquel insólito lugar podría hacerlo sin siquiera derramar sangre, esto se debía a la falta de personal y a que el ejercito se basaba en sus tres hermanos; Auro que era el más justo de los tres, Elix, muy inteligente y perspicaz,y por último Zende, que era el más vanidoso y rencoroso de probablemente el reino. Ellos tres nacieron el mismo día a la vez, por ello ninguno de los tres pudía reinar.
Resa nació tiempo atrás, con lo cual al ser la mayor, reinaría al casarse.
La pequeña dragona de Resa dormía sobre la cama real. Ella adoraba pasar horas acariciando las plateadas escamas de aquel increíble ser. Era una dragona de una especie extinta en el momento. Fue su regalo en su décimo cumpleaños, y desde entonces son inseparables.
-Hija, por favor entiendelo.
Resa permanecía inmóvil pero atenta a las palabras de su padre.
-Tus hermanos partirán mañana a la búsqueda de una flor del bosque donde los feroces lobos viven. Será por tanto una empresa peligrosa, sus vidas correrán peligro. Solo así alguien será proclamado rey de Mor.
Resignada, Resa tuvo que aceptar aquella propuesta, ya que la gustara o no, era la única opción. Esa o que un príncipe viniera y se casase con ella. Algo la decía que aquello no era imposible pero improbable.

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