Kouzelnik

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Kouzelnik ya había cruzado el río que dividía el bosque de la pradera.
El paisaje era verde y el único relieve era un castillo.
-Probablemente esto será el reino de Mor, ya que me dijo el anciano que vi días atrás que cuando viera una pradera muy extensa, fuera hasta un castillo que se podía ver desde el río- pensó-. Entonces aquí será donde la princesa Resa vive, y aquel castillo será el de Mor- pensó de nuevo pero esta vez esperanzado de encontrar lo que había ido a hacer.
Un rugido agudo resonó, y esto hizo que Kouzelnik mirara hacia el cielo. Para su sorpresa, un punto plateado se estaba acercando a gran velocidad.
Era complicado saber que era por su lejanía, a si que entrecerró los ojos para averiguar por fin que era aquello, pero fue en vano. Aquel punto aún seguía demasiado lejos como para distinguir su forma. Instintivamente salió corriendo de donde estaba, pues aquello iba a a caer justo encima de él. Corría, pero imprudente de él, iba mirando hacia atrás mientras lo hacía, esto le llevó a chocarse con un caballo y su jinete, tirándolo del animal.
-¡Que haces, insensato!, ¿Acaso sabes con quien te has chocado?- dijo con aires de superioridad-. Ahora mismo vienes conmigo al castillo a que te ejecuten.
-Perdone señor, pero una cosa en el cielo me estaba persiguiendo.
-No se de que me hablas, pero no me importa.- Antes siquiera de acabar la última palabra cerró los ojos, y movió las manos. Aparecieron del suelo dos seres, un orco y un lobo-. Cogedle y llevadle ante la princesa- dijo seriamente.
-¡No¡, por favor no. Conozco a la princesa Resa- Nada mas decir eso un dragón plateado como la luna se posó sobre los hombros del joven-. No entiendo, ¿de quien es este dragón?- el dragon rugió, y lo reconoció, ya que momentos antes cuando huía del punto en el cielo lo escuchó-. ¡Tu eres aquel punto en el cielo!, ¿que haces aqui?- preguntó esperando una respuesta.
En este mundo, Kouzelnik había aprendido que los animales hablaban, así que, esperó a que le respondiera.
-Que hace Raira aqui- preguntó poco asombrado-. Se ha vuelto a escapar.
-Lleva una nota,¿a ver que esconde este papel?- dijo Kouzelnik

-Zende, donde estaba Terr el día de la coronación, le dije...- entonces Zende agarró el papel y gritó- ¡ Quien te ha dado permiso para leer este documento real!, además, estará escrito para mi. Comenzó a leerlo y a la mitad des escrito mostró una cara de ira. En ese mismo instante gritó: ¡Resa! Al oír ese nombre se dio cuenta de que el jinete sabía quien era Resa y por eso ella existía. Por fin había demostrado que sus visiones eran de aquel inóspito lugar llamado Mor. De un modo u otro debía conocer a la princesa, por esto, sin pensárselo dos veces, gritó para que el jinete recordara su presencia.- ¡Eh, jinete!, ¿has dicho resa?, tengo un mensaje para la princesa, tengo un mal presagio.
- ¿Que tiene que contarle un campesino a la reina?, ¡Agradeced que no os haya quitado la vida por que tenga prisa, y ahora desapareced! Por favor, tengo que advertir a la princesa de una catástrofe.- Ante esa respuesta el orco frunció el ceño y el lobo gruñó. Zende hizo una seña con la mano y el orco asintió. Acto seguido agarró el brazo de Kouzelnik y se subió en el enorme lobo. Sin poder reaccionar, el orco lanzó una red que le atrapó.









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