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Storyteller:

Y ahí estaba Natalan, uniendo sus labios con los del amor de su vida en un tierno beso, el primero y el más lindo que había tenido el pelinegro, era tan feliz...

Roier en un momento separo sus labios, aclarando su garganta y diciéndole al contrario: "—Levantate, maldita sea Natalan, otra vez está pasando...".

Pues si, era un sueño de Natalan, el cual se había desmayado.

Un grupo de chicos y chicas estaban al rededor de el viendo aquel acontecimiento que por un lado, no era para nada nuevo. Y del otro lado estaba su fiel grupo de amigos, Aquino, Duxo y Soaring, quienes lo veían con una cara de decepción.


Natalan solo veía, no tenía ánimos de pararse y seguir en la vida

No, no habían ánimos.

Pero de pronto se acercó un chico: Cabello castaño, piel palida con pequeñas partes ruborizadas y unos labios realmente rosados y blandos. La representación de un angel. Y...Si, era quien hacía soltar suspiros a Natalan, Roier.

 —¿Estás bien?—Dijo Roier con un poco de preocupación mientras ofrecía su mano al chico tumbado en el suelo, bueno. Era un chico de buen corazón y era inevitable preocuparse por aquel pelinegro de su misma clase.

—Uhh...S-sí, gracias Roi...—Su tono de voz era nervioso, no sabía cómo reaccionar ante que el chico que robaba sus suspiros y pensamientos le estaba ofreciendo ayuda, le estaba dando su mano. Pero no quería hacerse notar más nervioso de lo que estaba, así que acepto la ayuda y se levanto rápidamente. Sí, era un cobarde al no decir más.


Roier solo sonrió y se alejo volviendo a lo suyo, mientras que Natalan se quedó en el limbo pensando lo idiota que se había visto, y bueno...Aquino se acercó para darle un gran golpe en la cabeza, era aceptable debido al -motivo- de que Natalan se desmayará.

—¿Eres idiota o te haces? Primero no desayunas y ahora no dormís.— Se notaba el enojo en su tono de voz, era entendible. Se preocupaba por su amigo... —¿Qué te pasa amigo? Dios, se nota que no te quieres.— Se quejo Soaring, mientras se notaba que todos los demás lo apoyaban.

Natalan solo gruño para alejarse de ahí mientras repetía en su mente: "Dah, los demás son idiotas. Estoy bien, no necesito ayuda ni lastima de nadie", aunque estos pensamientos se vieron interrumpidos debido a que le tocaron el hombro algo repentinamente, Natalan era algo asustadizo así que soltó un pequeño chillido y miro hacía atrás, viendo a dos chicos: Uno bastante alto y el otro algo más chaparro.

—Che, solo vine porque el enano este te busca.— Dijo el chico más alto, se notaba serio y algo cansado. El contrario se notaba confundido, era raro que se le acercarán. —¿Y ustedes son?...— Preguntó Natalan, claro, era primordial saber sus nombres.

—Yo soy Carre y el es Spreen...¡Holi!— Respondió el más bajo, era lo contrario al otro, se notaba energético y tenía una voz más dulce. —Uhh... Claro ¿Y para qué me buscan?— Natalan tenía un tono más 'mamón', bueno, no era lo contrario de su fachada que era una mezcla de un vagabundo, un emo y un 'mamón'. 

Carre solo suspiro para mirar seriamente a Natalan, ese cambio de humor era repentino y en cierto punto algo tenebroso. —Pues, bastantes cosas flaco. Pero lo más importante y que no tiene nada que ver con nosotros; es que Quackity te busca.— Natalan se sintió tan asustado y estrujado al escuchar el nombre de quién realmente lo buscaba, no era que no se llevasen o tuvieran 'problemas', más bien que Quackity era amigo de Roier, así que cualquier cosa que tuviera que ver con el peli castaño, se lo comunicaría.


Y ahí veías un Natalan tembloroso y callado, en un salón a solas con Quackity, el híbrido solo se acercó a Natalan algo intimidante, el pelinegro veía su muerte llegar... Aparte de todo, se sabía que si te metías con algunos estudiantes, por ejemplo dos de estos Spreen y Quackity, sería la muerte en primera fila.



—Natalan...Tu y yo necesitamos hablar,

Y es algo serio.—

I just want to taste the cherry flavor of your lips..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora