Sergio y sus hijas observaron con atención el delicado retrato de su querido familiar, Max Verstappen, quien perdió la vida en un trágico accidente automovilístico provocado.
El dolor llenaba el corazón de Sergio al recordar a su amado Max, y se af...
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Fue un sueño.. Un horrible sueño
Se removió de la cama incómodo, el sudor empapaba su frente y el resto de su cuerpo. Hacía calor, y el dolor de cabeza empeoraba con cada minuto que pasaba. Jadeó al sentir su cuerpo temblar y doler. ¿Qué pasaba?
Intentó levantarse, pero las piernas le temblaban y casi no podía mantenerse en pie. Su visión se volvía borrosa mientras miraba alrededor de la habitación, buscando una respuesta. El aire se sentía denso, y cada respiración era un esfuerzo monumental. Lentamente, logró llegar hasta el baño, donde se sostuvo del lavabo para no caer. Se miró en el espejo y casi no se reconoció: su rostro pálido y las gotas de sudor que caían por sus mejillas le daban un aspecto enfermizo. Se mojó la cara con agua fría, esperando que eso lo ayudara a aclarar su mente y a calmar el dolor que lo consumía.
"Debo estar enfermo," pensó mientras intentaba recordar si había comido algo extraño o si había estado en contacto con alguien enfermo recientemente. Pero nada tenía sentido. La noche anterior había sido normal, sin nada fuera de lo común.
Volvió a la cama, sin notar aquel bulto esbelto entre las sábanas. Su visión era lo suficientemente borrosa como para no distinguir claramente lo que tenía delante. Se dejó caer sobre el colchón, buscando un poco de alivio en la comodidad de su cama. Sin embargo, algo le resultó extraño, aunque no podía precisar qué era. Al girarse, su mirada se detuvo en un detalle: unos cabellos rubios brillantes se asomaban entre las suaves sábanas. La sorpresa le hizo fruncir el ceño. ¿Quién estaba allí? Trató de enfocar mejor la vista, pero el dolor de cabeza y la confusión no le permitían ver con claridad. Su mente pasó por un recuerdo doloroso.
¿Estaba soñando?
─¿Max?─, Sergio murmuró bajito, sintiendo sus lágrimas deslizarse por sus mejillas con fuerza. Sin respuesta, volvió a preguntar, esta vez con más urgencia. ─¿Max?
El bulto se movió ligeramente y una mano salió de entre las sábanas, llevándose un mechón de cabello detrás de la oreja.
Los ojitos soñolientos de aquel rubio se abrieron lentamente, parpadeando ante la luz tenue de la habitación. Al ver las lágrimas en el rostro de Sergio, se incorporó con preocupación.
─ Sergio, cariño..¿Qué pasa? ¿Estás bien?─ preguntó Max, con la voz ronca por el sueño.
Sergio no pudo contener más sus emociones y se derrumbó, abrazando a Max con fuerza. El alivio y la confusión se mezclaban en su mente mientras trataba de comprender lo que había ocurrido. Sentir a Max allí, a su lado, le daba una sensación de seguridad y consuelo en medio del caos interno que estaba experimentando.
