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Koska nunca había dormido en una cama tan incómoda, ni siquiera en el encubierto, en donde vivía entre paredes de piedra. Mientras se acomodaba sobre el colchón, bostezó, sin abrir sus ojos para seguir durmiendo un poco más, pero... rápidamente, recordó lo que había sucedido y, que seguramente no estaba durmiendo sobre un maldito colchón.

Koska tomó asiento bruscamente, descubriendo que estaba durmiendo en la mitad de la nada, sobre una maldita duna de arena, era de noche y las estrellas sobre ella rápidamente le indicaron donde estaba.

Asustada, tocó su vientre abultado, su bebé se movió dentro de ella, indicándole de esa forma que estaba bien.

—Oh...—Sus manos temblaron sobre su vientre, oculto por el poncho negro que llevaba —¿Estás bien, ¿verdad? —Preguntó al bebé en su interior, quien nuevamente se removió, casi dando respuesta a su pregunta.

Los labios de Koska temblaron, respiró profundamente y se colocó de pie, sin apartar las manos de su vientre. Rápidamente, escaneo el lugar, y gracias a la visión nocturna de su casco, observó luces de una pequeña ciudad al menos a un kilómetro de donde ella se encontraba.

Había estado suficientes veces en el planeta, para saber que estaba en Tatooine.

Koska tragó ruidosamente, activo el canal privado de comunicación a la espera que alguien respondiera. —¿Alguien? ¿Bo, Zaya? —Las llamo por el canal privado pero la única respuesta que recibió fue estática.

Los labios de Koska nuevamente temblaron, trago ruidoso y decidió ponerse en marcha hacia la ciudad. Tenía combustible en su jet pack, aunque tendría que quitarse el poncho para usarlo, pero eso revelaría las partes faltantes de su armadura para la comodidad de su embarazo.

Koska se quitó el poncho y, sin botarlo, se elevó en el cielo, llegando a los inicios de la ciudad en tan solo un par de minutos.

Prontamente, descubrió que estaba en Mos Eisley, pero no en el que conocía. Al parecer, el vórtice los había arrojado, al igual que Din en el pasado. Se colocó su poncho y apresuradamente comenzó a caminar entre las calles llenas de comercio y esclavos.

Koska hizo una mueca que no fue vista gracias a su casco. Tenía... tenía que conseguir suficientes créditos e ir a Coruscant.

Din estaba allí ¿Verdad?

Seguramente Bo y Zaya también sabrían qué hacer, irían a Coruscant, se reunirían con Din y luego todos regresarían a casa.

Sí, eso iba a suceder.

Koska respiró profundamente y, sintiendo varias miradas sobre ella, posiblemente por las partes de Beskar de lo poco que se podía ver de su armadura, decidió dirigirse a alguna cantina, eran los mejores lugares para conseguir algún trabajo. Rápidamente, también se preguntó si el Hangar de Peli existiría en esa época, posiblemente sí, ella había dicho alguna vez que había trabajado toda su vida en ese lugar.

Primero conseguiría un trabajo, algo sencillo, que le ayudara a conseguir créditos y comida.

Encontró una cantina, no se veía tan mal, pero sabía que tenía que tener cuidado. Koska ingresó con lentitud, con sus manos puestas sobre sus blasters, se acercó a la barra en donde estaba un humanoide de color azul sirviendo bebidas.

—¿Qué te sirvo? —Preguntó con poca amabilidad, aunque con cautela.

—Por ahora, nada—Le respondió Koska, recostándose de forma casual contra la barra—Estoy buscando trabajo ¿Sabes sobre algo?

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