La Máscara Maldita

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Era una noche fría y oscura, un grupo de amigos conformado por 6 adolescentes, habían comprado por curiosidad una misteriosa máscara en internet. Según la leyenda, esta máscara permitía ver a través de ella a los espíritus y fantasmas que habitaban en el mundo invisible. Intrigados por la promesa de lo oculto, decidieron pasar un fin de semana en una cabaña alejada en el bosque para probarla. Ellos siempre se reunían ahí para contar historias de terror, mitos, leyendas y algunas anécdotas familiares relacionadas a lo sobrenatural, a lo inexplicable, a lo morboso. Entre el grupo de amigos se encontraba Amelia, a quien todos llamaban Amy. Amy había sido la más entusiasta en la compra de la máscara y estaba ansiosa por experimentar sus supuestos poderes sobrenaturales. Sin embargo, lo que nadie sospechaba era la oscura entidad que se escondía tras la máscara.

Una vez en la cabaña, los amigos se reunieron en la sala para probar la máscara. Amy fue la primera en colocársela y, al hacerlo, una sensación de frío intenso la invadió. En ese momento, la máscara se fusionó con su rostro y una malévola sombra se apoderó de su ser. Convertida en títere de las fuerzas malignas, Amy comenzó a manifestar un comportamiento siniestro. Sus ojos brillaban con un fulgor sobrenatural y su risa era tan escalofriante como un aullido de lobo en la noche. Con el paso de las horas, Amy se convirtió en la encarnación de un demonio sediento de sangre. Sus antiguos amigos temblaban de miedo al ver la mirada vacía y despiadada que les lanzaba a través de la máscara maldita. Y sin previo aviso, empezó a torturar a sus amigos.

Uno a uno, fueron cayendo ante la furia asesina de quien alguna vez había sido su amiga.
Sabrina fue la primera en sufrir un terrible destino. Amy, la atrapó en una habitación oscura y la obligó a presenciar horribles visiones de su pasado, le mostró todas las personas a las que pertenecían las almas que había cobrado y las formas en las que se deshacía de sus víctimas. Lucía y Jazz fueron las siguientes, encontrándose atrapadas en un laberinto de espejos que reflejaban sus peores pesadillas, veían cosas horribles asechandolas en la oscuridad, y en el reflejo de los mismos espejos veían como una mujer ahogaba a su amiga Sabrina en una bañera mientras que sus otros amigos yacían en el suelo inconscientes con el rostro morado. Y por último, Jack y Valdo, quienes estaban intentando detener a Amy, pero sus esfuerzos fueron en vano. Pues la máscara le confería a Amy una fuerza sobrenatural y una crueldad inhumana. Los amigos se vieron acorralados, presos de una pesadilla viviente. Pues la cabaña en el bosque en la que se divertían de pequeños jugando a las escondidas, ahora se convirtió en el escenario de un horror inimaginable, donde la traición, la locura y la muerte se entrelazaban en una danza macabra. Amy, convertida en un ser despiadado, había perdido toda dulzura y humanidad, que alguna vez había habitado en su corazón; y que en ese momento se había convertido en el peor enemigo de sus amigos.

Mientras la noche envolvía a la cabaña en un manto de oscuridad, Jack y Valdo, los últimos sobrevivientes, se enfrentaron a Amy en una desesperada lucha por sus vidas. Armados con lo que encontraron a su alcance, intentaron encontrar una manera de liberar a su amiga de la influencia de la máscara maldita. En medio del caos y la confusión, Valdo recordó un antiguo conjuro de protección que había aprendido de su abuela, quien era conocida en su pueblo por su conocimiento de las artes oscuras. Con la esperanza de que aún funcionara, Valdo pronunció las palabras del conjuro mientras Jack sostenía a Amy, quien luchaba contra ellos con una fuerza inmensurable. Al escuchar el conjuro, Amy, o más bien la máscara, emitió un chillido horripilante y se desprendió del rostro de la chica, revelando a una Amelia con una mirada muy confundida y aterrorizada en sus ojos. La influencia maligna había sido "temporalmente" neutralizada, permitiendo que Amy recuperara el control de sí misma.

Sin embargo, la presencia maligna aún estaba presente en la máscara, y sabían que debían destruirla para liberarse por completo de su influencia. Con determinación, Jack y Valdo buscaron una manera de deshacerse de la máscara, enfrentándose a una serie de obstáculos sobrenaturales que la entidad malévola puso en su camino para impedir cualquier cosa que pudieran hacer para detenerle. En algún punto la máscara trató de hacerlos desistir de su idea, haciéndoles creer que entre ellos mismos se podían traicionar, a tal punto de que se podían asesinar mutuamente. Y casi lo hacen. Pues la fuerza maligna los encerro en el sotano de la cabaña, en la cual se encontraban artefactos de tortura, que la entidad hacia aparecer para incitarlos a lastimarse cuando se empezaron a pelear acerca de lo que deberian de hacerle a la mascara. Valdo estaba decidido a terminar con lo que sea que estaba encerrado en ella, mientras que Jack quería utilizarla para comunicarse con la entidad. Amy se encontraba presenciando aquella discusión, ella sabía que el ente solo quería separarlos para hacerles más daño y así no salvar a sus amigas que se encontraban desaparecidas, pues ella escuchaba sus gritos pidiendo desesperadamente ayuda para salir de las tortuosas visiones que estaban teniendo en sus encierros.

Finalmente, encontraron un antiguo libro de hechizos en la biblioteca de la cabaña, que contenía un ritual para destruir objetos malditos. Siguiendo las instrucciones al pie de la letra, llevaron a cabo el ritual en un intento desesperado por liberarse de la máscara y la entidad maligna que la habitaba. Con un estruendo sobrenatural, la máscara se desintegró en cenizas negras, liberando una oleada de energía oscura que se disipó en el aire. Amy, exhausta pero a salvo, abrazó a sus amigos con gratitud mientras la cabaña quedaba envuelta en un silencio tenso, marcando el fin de la terrorífica experiencia. En eso se escucharon ruidos en una de las habitaciones, fueron a ver y encontraron a sus otras amigas desmayadas, llenas de rasguños productos de sus maldiciones. El grupo de amigos, ahora unido por la superación de una pesadilla compartida, dejó atrás a la cabaña en el bosque, llevando consigo las lecciones aprendidas sobre los peligros de lo desconocido y la fuerza del vínculo humano en la lucha contra el mal. Sin embargo, sabían que la historia de la máscara maldita no terminaba ahí, y que su legado de terror podría persistir para aquellos que se aventuraran a explorar lo sobrenatural sin cautela en aquella cabaña. En aquel sombrío bosque.

𝓕𝓲𝓷

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