𝗕𝗘𝗦𝗔𝗠𝗘 | pablo gavi, spin off.

𝐎𝟏. 𝐆𝐮𝐞𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚

                       ✧  OMNISCIENTE  ✧

Agustina, recorrió con una sonrisa plasmada en su rostro por su nuevo hogar. La rubia se había mudado a la cuidad catalana de España, Barcelona.

— Está todo tan lindo —soltó con una sonrisa, mientras observaba con orgullo su departamento.

Después de tanto sacrificio, Agustina pudo salir adelante gracias a su mentalidad y carácter fuerte. Gracias a qué, aún sin ganas de seguir con su vida, le puso ganas y terminó ganando la lucha contra su mente.

Aún así, Agustina sentía un vacío en su corazón. Le hubiera encantado traer a su hermanita a convivir con ella, y a su abuela, por supuesto. Pero, Emily siendo menor de edad, no dependía directamente de la rubia. Y, sus padres, aunque no le den la atención y contención que necesitaba la pequeña, eran tan egoístas que no dejarían que Agustina se llevará con ella a la menor.

La porteña decidió organizar sus pertenencias en su nuevo departamento. Puso musica en un pequeño parlante que había traído desde Argentina, y comenzó a ordenar todas sus cosas. Comenzó por la habitación, después el baño, cocina y living.

— Las millones de cosas que tengo que comprar, la puta madre —se quejó e hizo un puchero disgustada.

Sí, Agustina siempre se quejaba de todo.

La rubia, después de horas ordenando sus pertenencias por todas las habitaciones del departamento, se lanzó a su cama de dos plazas y comenzó a anotar en su bloc de notas las cosas que debía comprar, por ejemplo; decoraciones, comida, productos de higiene, etc.

— ¿Cuándo tengo el recorrido en la Universidad? —se preguntó en voz alta y se metió en su agenda para chequear la fecha y el horario del evento.

En dos días, exactamente.

Luego de, claro, quejarse de que no tenía ropa apropiada o formal para la ocasión, Agustina se tomó una larga siesta de seis horas, cómo le gustaba a ella.

     FLASHBACKS
📍buenos aires.

— Tranquila, Emi, todo va a estar bien —la rubia consolaba a su hermana menor. Agustina, trataba de borrar su cara de angustia y preocupación. Pero, le resultaba imposible fingir una sonrisa.

Ella no era tan falsa. No como sus padres.

— ¿Le vas a llenar la cabeza con tus estupideces a tu hermana? Lo único que faltaba, Agustina —habló su madre, quien apareció en la enorme sala de su mansion.

Emily, asustada por los gritos, comenzó a llorar más fuerte entre los brazos de su hermana. La rubia no sabía que hacer. Como instinto, abrazó fuertemente a la menor y acarició su cabellera rubia.

— ¿Podes dejar de gritar un segundo? —habló con rabia hacia la mujer—. Estás asustando a Emily.

— Vos a mí no me decís lo que tengo que hacer, ¿quien te crees que sos? ¡Soy tu madre, Agustina! —lejos de importarle en la situación que se encontraba su hija pequeña, siguió gritándole a su hija mayor.