Capítulo 4 "Alejáte De Mí"

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ALEXANDRA

Hacia un puto frío en Siberia, y sin embargo debía correr por la nieve en busca de una maldita bruja de la nieve que estaba escondida en la nieve, esa bruja tenía la habilidad de usar la nieve para camuflarse y no ser vista por nadie. La nieve cubría mis ojos, el frío cortante me hacía llorar los ojos, debía encontrar a esa bruja antes de que huyera.

Entonces cerré los ojos y comencé a escuchar todo lo que había a mi alrededor, gracias a mi oído de licántropo era capaz de escuchar lo que fuera, sin importar en dónde me encontraba. Empecé a escuchar el sonido del viento cortante que traía consigo la nieve, podía escuchar claramente la respiración de alguien detrás de un árbol, me parecía y entonces simplemente lancé un hechizo contra el árbol y la bruja salió.

-¡Bingo!-Exclamé en voz alta. Fui hasta la bruja y la até de las muñecas y pies con cuerdas de plata para evitar que escapara. La muy ingrata estaba gritando diciendo que la dejara ir o me mataría pero eso ya no iba a ser necesario.

-Lo siento linda...-Tomé mi estaca de mi bolsillo trasero del pantalón y la levanté a la altura de mi hombro, noté la expresión de terror en su rostro blanquecino y cubierto de nieve desde su cabello rubio rizado hasta las mejillas que estaban rojas por la nieve.-Pero hoy morirás...-Sus ojos azules me miraban con terror y finalmente clavé la estaca en su pecho. La sangre había salpicado mi rostro, mi ropa y la nieve, era una lástima... siempre el color blanco se ve opacado por los demás colores.

Me fui de ahí luego de quemar el cuerpo con fuego mágico. Como siempre debía usar esa técnica que tanto odiaba porque debía hacer uso de un fósforo hecho de la madera de un árbol mágico creado por la magia de las brujas más poderosas del mundo sobrenatural. Me daba tanta lástima ver cómo la madera de un pobre árbol mágico era usada para estos fines, sin embargo era necesario no dejar rastros y esa era la única forma de lograrlo.

Salí del bosque cubierto de nieve y hielo antes de congelarme, pese a que llevaba puesto un abrigo enorme y muy cálido de color negro, pantalones térmicos oscuros, una bufanda gruesa y gorro gris que hacía juego con la bufanda, traía mis guantes de cuero negros puestos y estaban cubiertos de sangre, mis botas de nieve negras, también lo estaban, pero no me importaba dado que esa bruja había cometido crímenes imperdonables entre estos mató a dos niños inocentes y a una bebé de apenas un par de meses. ¿Por qué lo hizo?

Porque ella no soportaba a los niños. Maldita enferma...

Estaba pensando en quemar mi ropa pero antes de hacerlo percibí la presencia de un licántropo y sobretodo esa aura de Alfa... era él, era ese maldito Alfa persiguiéndome, otra vez. Debía irme antes de que me encontrara y tenía que ser ahora, pero para mi desgracia mi plan se vio frustrado por ese maldito Alfa de pacotilla...

-Te encontré, al fin te encontré. Maldita escurridiza.-Sonreí con la máscara puesta.

-Debo reconocer que fuiste listo, sin embargo... tengo que irme.-Hice un hechizo de teletransportación y me fui de ahí dejándolo con la boca abierta.-Adiós, tonto...

(***)

Me fui antes de Siberia luego de ese incómodo momento con ese Alfa de pacotilla, no me quedó de otra más que huir de Rusia luego de haber cumplido mi misión. Sólo rogaba porque esto no volviera a pasar, porque sino esto iba a afectar mi desempeño en mi trabajo y sobretodo en mi principal misión. Ahora me encontraba en Suiza sin otra opción sin más que ir con el estúpido de mi hermano Adler y esconderme allí por un tiempo hasta que ese Alfa de pacotilla perdiera el interés en mí o al menos de que tuviese otra misión.

Llegué a Gandria, Suiza, un pueblo muy bonito que un principio era mi hogar, una de las cosas que más amaba y que después de unos años ya ni siquiera era capaz de asimilar como un lugar seguro para mí y sobretodo porque... realmente yo no me sentía así, pero por desgracia no tenía otra opción más que ir a casa y esconderme en lo más profundo del bosque que era donde se encontraba mi Manada. La Manada Star Moon, la Manada más fuerte y temible de todo el Continente.

Star Moon no sólo era una Manada de Lobos, sino que era la Manada que gobernaba sobre todas las demás Manadas, mis Padres eran los Monarcas de los Licántropos, y tanto mi hermano y yo éramos los príncipes de los Licántropos. En pocas palabras yo era la princesa de los Licántropos, y mi hermano era el príncipe de los Licántropos y heredero al trono. Cosa que... no me molestaba pero siendo sincera... desearía no ser la Princesa de los Licántropos, por razones que no quería seguir recordando de mi pasado.

Me deshice de mi ropa cubierta de sangre y la cambié usando magia. Y me puse un pantalón blanco con bolsillos al frente, una blusa negra holgada sin mangas y una chaqueta de mezclilla corta, y botas negras con tacón corto negro. Me sujeté el cabello en una coleta de caballo alta y me dirigí al bosque de vuelta a casa, y sabía muy bien lo que me esperaba en el momento en que pusiera un pie en la Manada y cuando mi hermano sintiera mi presencia... El infierno se desataría, sin duda alguna.

Darkness: La Oscuridad En Persona...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora