Capítulo 11 "Helena"

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CUATRO MESES DESPUÉS...

ALEXANDRA

Cuatro meses después de que me fui de casa, todo estuvo más tranquilo y más pasajero. Nadie podía encontrarme ni siquiera ese Alfa de pacotilla, podía hallarme y era lo mejor para ambos, no podía poner en peligro su vida y la de mi bebé. Estar viajando era la única de proteger al bebé y al asno de su Padre, aunque claro estaba que no podía estar viajando para siempre con el bebé, pero a veces no queda otra opción.

Caminaba por las calles de Estocolmo, Suecia, ya había estado allí muchas veces pero nunca tanto tiempo y eso que llevaba sólo cuatro meses cuando en realidad he estado sólo un mes o dos, y ahora debía irme antes de que alguien me viera y supiera quién era yo. Entonces me teletransporté a otro país y ese fue...

Turquía...

El último lugar donde deseaba estar pero servía para esconderme y sobretodo porque había muchas brujas conocidas mías que podían ayudarme cuando llegara el momento de dar a luz en caso de que tuviera que quedarme más tiempo por ello. Entonces fui con una amiga que había conocido cuando fui secuestrada y nos volvimos buenas amigas, luego de que fui rescatada mantuvimos el contacto y ella regresó a su tierra natal, Turquía.

Caminaba por las calles de la Localidad de Midyat, aquel lugar tenía edificaciones más viejas que mismo tiempo, fuertes y resistentes ante cualquier otra. Las calles no eran de pavimento sino de pura tierra, eran subidas y bajas, a veces no comprendía a las brujas que vivían en una Localidad como en la que me encontraba. Aunque debía reconocer que entre más miraba las casas que eran viejas pero fuertes estaban de piedra caliza amarilla, una piedra resistente al desgaste y muy fuerte.

Caminé un poco más hasta llegar a una casa antigua y muy grande, la enorme puerta de hierro fue abierta y entré. Caminé por un largo y amplio pasillo, el piso era de piedra caliza y la sensación era algo molesta pero creí que era porque estaba embarazada y cansada de caminar tanto. Entonces oí una leve risa de una mujer y sabía de quién se trataba.

-Helena... mucho tiempo sin verte.-Ella sonrió.

-Lo mismo digo...

Helena caminó hacia a mí y me abrazó, pero pronto se separó de mí al ver mi enorme panza de embarazada.

-¡Wow!-Dijo sorprendida.-¡Creí que era broma cuando me lo dijiste por teléfono antes de venir!-Sabía que diría eso.-Vamos a sentarnos, debes estar exhausta.-Le tomé la palabra estaba harta de estar embarazada y aún me faltaban dos meses para dar a luz. Nos sentamos en unos cómodos sillones de terciopelo gris oscuro que iba con el color de la pared blanca. Sentí un alivio al sentarme.

Helena vestía como toda una gitana llevaba puesto un vestido azul turquesa con los hombros descubiertos sin mostrar el escote, la falda era larga hasta los tobillos y en ella tenía flores de colores que iban bien con el color del vestido. Cruzó las piernas mostrando sus sandalias de cuero. No llevaba pañoleta alguna en su cabeza, pese a que estaba casada no lo llevaba dado que su esposo huyó con otra y ella en venganza maldijo a su esposo a tener únicamente puras hijas mujeres y eso que le dio el divorcio.

De hecho Helena era una mujer muy hermosa de ojos verde oscuros, grandes, largas pestañas y tupidas, cejas oscuras y marcadas, largos bucles oscuros como la noche, labios gruesos, facciones delicadas iguales a las de un ángel, era delgada con curvas de modelo y busto. Su mirada era la misma, no había cambiado en nada, pese al infierno que ella vivió estando secuestrada a mi lado.

-¿Qué te trae por aquí?-Me preguntó.

-Vine porque desde me enteré de este embarazo-Dije tocando mi panza.-No he podido tener ni un sólo momento de paz, además... el Padre de mi bebé es mi Mate.-Sus ojos se abrieron en grande, estaba asombrada.

-Eso no me lo esperaba, pero como sea... ¿Tienes donde quedarte o has estado vagando por toda Europa sin donde quedarte?-Me reí recordando las veces que me quedaba a dormir en cualquier parte hasta en tiendas de acampar en medio del bosque, en cuevas o incluso en refugios con nombres falsos.

-En realidad me estaba quedando en una Posada, pero ahora ya no es seguro quedarme allí.-Ella me entendía perfectamente y entonces dijo:

-Entonces quédate aquí hasta que des a luz a tu bebé.-No sabía qué decir.-No me digas nada, además... no me viene mal tener algo de compañía.

-Gracias, Helena...-Seguimos conversando hasta que cayó la noche y nos fuimos a dormir.

Darkness: La Oscuridad En Persona...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora