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Miró fijamente al hombre que la contemplaba con sus ojos azul cerúleo. Pero antes de que pudiera dar un paso más hacia ella, levantó la mano y lo detuvo en seco. Quería aferrarse a esa pizca de maternidad que había desarrollado a lo largo de los dieciocho años de su vida. Ante todo, era su hijo. Sin embargo, también era el hombre del que se había enamorado lenta pero inexorablemente. Esta cita la hizo darse cuenta de ello.

Abriendo la boca, pronunció las seis palabras que una mujer suele decir al final de la cita, cuando no quiere que acabe la noche. Seis palabras; cada una por los seis años que había pasado seduciéndola.

"¿Quieres pasar?"

Naruto entró silenciosamente en su casa y cerró la puerta tras de sí. Sus ojos no se apartaron de su madre mientras la observaba arrastrar los pies como una tímida adolescente. Había acumulado tanta aprensión en su interior a causa de su huida anterior.

"Sochi-kun, yo...

"¿Te arrepientes de algo?", interrumpió Naruto, con voz fría y pétrea.

El tono en que habló el rubio hizo que Kushina sintiera un escalofrío. Normalmente, un aldeano tonto que intentara ligar con ella se enfrentaría a la ira de Naruto Uzumaki, pero ahora mismo se enfrentaba a ella... y no le gustaba lo más mínimo.

"¿Me arrepiento de lo que hicimos, sochi-koi?", preguntó la MILF mientras miraba fijamente a los ojos de su hijo. Se aseguró de poner todo el énfasis que pudo en el honorífico. Lo había acogido en su casa no sólo como su hijo, sino también como su amante. Tenía sentido empezar a referirse a él como tal.

"No -continuó la pelirroja-. "Sin embargo, tienes que comprender que esta noche ha sido la primera vez que he engañado a tu padre".

Kushina dio un paso adelante para abrazar a su hijo, pero éste levantó una mano y la detuvo en seco. Luego se apartó de ella, confundiéndola y hiriéndola al mismo tiempo.

"Arrástrate".

"¿E-eh?", murmuró Kushina. "¿De qué estás hablando, sochi-koi?".

Naruto se limitó a mirar sin comprender a la mujer que le había dado a luz. Sin embargo, por dentro, su corazón estaba dando saltos, palpitando con más fuerza que la que suele dar a la madre de Sasuke durante sus sesiones de sexo duro. Su madre acababa de otorgarle el cariñoso honorífico asignado a un amante. Pero por muy feliz que se sintiera por dentro, necesitaba permanecer impasible por fuera.

"No quiero que me digas que te parece bien engañar a tou-san conmigo", empezó Naruto frío, tranquilo y sereno. "Quiero que me lo demuestres. Arrástrate hacia mí y lo tomaré como una confirmación de que ya no te interesa mantener relaciones sexuales con él".

Si hubiera dicho esto antes de seducir a su madre, Kushina habría desatado todo el infierno sobre él. Ahora no se lo negaría. Quería confirmarlo.

Su madre le miró fijamente a los ojos durante unos minutos. Podía sentir un sinfín de emociones en ella, pero al final asintió con la cabeza en señal de sumisión antes de ponerse de rodillas. Vio cómo empezaba a arrastrarse hacia él. Sus enormes tetas hacían que el busto del vestido se estirara mucho. Se detuvo a sus pies y lo miró fijamente con sus grandes ojos violetas. Había incertidumbre y vulnerabilidad en sus ojos, pero por Kami que parecía una maldita puma.

"Eres mía", dijo Naruto posesivamente mientras ayudaba a su madre a ponerse en pie. "Y si fueras a follarte a otro hombre a espaldas de tou-san, ¿a quién mejor que a tu propio hijo?".

Kushina no tuvo oportunidad de responder cuando su hijo la estampó contra la pared y aplastó sus labios contra los de ella. Ella se quedó sin aire en los pulmones, arqueó la espalda y jadeó en su boca. Su lengua fue recibida enérgicamente por la de él. Empezó a devolverle el beso, pero él la dominó en cuestión de segundos.

Naruto - L'amant de la mère Blonde ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora