Viernes 17 de mayo del 2024 - Primera parte."¡Ha pasado!": Basado en hechos reales.Me acurruqué en mi posición favorita; esa para luego de las 7 de la mañana, esta vez fue una excepción. Eran como las 4 y media y nada me hizo quedar más tranquila que esa pose fetal; aquella descrita. Es que no pude quedarme quieta mirando el techo. No sé si por mi dolor ligero casi insensible de mi estómago, o si mi pelo tapándome las orejas dejándome a suelo un cosquilleo despertador. No lo sé, lo único que esas vibraciones de océano tormentoso, de esas energías salientes como luz de luna. No me dejaban en paz, hasta que quedé; quedé desprendida en la relajación, en un sueño profundo. Al cabo de un rato sentí mi cuerpo poniéndose rígido, en una pose que de por si se siente como una piedra adormecida, pero en tranquilidad. Me sentí como si mis músculos fueran a quebrarse y ahí ocurrió, ocurrió la magia. No supe que pasaba, apenas puedo recordar con detalles ese momento, solo es eso; una sensación la que más domina mis recuerdos. Mi cuerpo como gelatinoso, pegajoso, como roca tirada a un barranco que no se escucha el sonido del tocar fondo. Así sin más; me desplazaba desde la cama al piso. Pero fue como, como si el tiempo no existiese más, como si el piso no llegara jamás a tocarme, como si ese minuto fuese eterno. Lo disfruté hasta que vi manchas, manchas desde el suelo que pude apreciar como figuras, pero a poco era solo eso, una impresión de algo. Ya no me caí más, ya no pasaban más lento los segundos inexistentes. Me levanté, pero no recuerdo cómo, o si me veía a mi o si no lo hacía por fata de visibilidad en la escena. Solo dejé de moverme... Y ahí estaba en el centro de mi sala de pie. De instante me congeló un frio mental, como de alegría sin sentidos; solo eso una alegría que no puedo explicar y quizás vuelva a sentir cada noche que desee hacerlo. 2 semanas antes: Mi cumpleaños 24 fue una excepción de estar despistada. Me la pase sin nada de tecnología. Había ido con mis padres a la playa a unos 3 días; unas dos horas prácticamente de mi casa, nada lejos para ser el primer viaje del año. No llevé en sí mucha motivación; dado a lo que más me gusta de un cambio "es el recorrer la pista de carretera", o el sentirme volando por los aires sin curso, sin permisos y sin nada que fuese arruinarme esa delicia. Ver el ventanal y percibir una vida a mis pies, a las alturas en ese movimiento y ruido que no para hasta llegar al cabo de unas horas. Lo Amo, me enamoré fácil de los viajes largos, porque no nos dejan que pensar, nos dan tiempo para despedirnos de la casa; a fuera de estar en ella, de las tareas. Nos da esa vibra de que no estábamos más donde deberíamos las 24 horas, que todo cambia y puede llegar a ser distinto. Es que es eso, la distancia hace que la vida fluya diferente, que el regreso sea agotador; como un abrazo a un amigo de hace años, un amigo que se nos visita ahí donde lo vemos siempre; en el espejo. Así fue como no hice nada más que vivirme los segundos. Aunque dolió no lo niego. Regresé con mi cara quemada del sol, mis hombros dolían como herida abierta, mi espalda gritaba a cada vez que me movía el pullover o trataba de acomodarme el sostén. Fue horrible, y lo terrible es pasar el día exacto de mi cumpleaños bajo esa incertidumbre. Lo que no recuerdo que me hubiese ocurrido, el calor intenso de mi piel blanca sensible, irritada.Hacía días que estuve metida en esa afición de la meditación, dado que me considero un ser bastante espiritual de hace más de un año actualmente. Tampoco había indagado en lo que me hubiese gustado hacer en mi imaginación dicha de tener alma. Me permití hacerlo, ¿por qué no aprovecharía quien soy y adonde me dirijo? Es el proceso perfecto para dejar de correr la pista en donde todos corren, en zambullirme en mis aguas vírgenes y volar bajo mis propias alas. Es tiempo de explorar, aquello desconocido y familiar que llevamos siempre dentro. Ya llevaba familiarizando los viajes astrales desde mis inicios de ser residente de los Estados Unidos; a mis 15 años, pero nuca tuve el atrevimiento de rendirme a uno, hasta ahora claro. Fue un video, una búsqueda que me llevó a sentir ese poder interior, ese día que transité sin querer hacerlo a casi lograrlo "Vagando". Ese día que se volvió una puerta sin piedras en mi camino, el me instruí más y me dejé guiar; que al entra a mi teléfono fuese eso lo más visto. Estuve sin escribir, apenas un sueño que tuve lo bastante realista; entre otros bien guardados en mi conciencia, para luego aprender más de estos viajes que en si damos a menudo sin darnos cuenta. Cada noche es una oportunidad, es una ventana a punto de abrirse. Ahí hice mis meditaciones en un rango de menos de 30 días. Sentirme en esa vibración constante, en ese frio intenso que esparce todo mi cuerpo a un solo punto, entre manos y pies bien conectadas. Usaba una posición nada cómoda para serme sincera, tal vez y fue porque en el fondo acepto tener bastante miedo como para solo estar allí de oyente, de vividor, de un solo espectador. No pretendía salirme ni lo más mínimo, el solo hecho de sentir mi energía fluir, de mis manos congeladas y ese poder que no podemos ver, fue demasiado gratificante. Mis vibraciones aumentaron; que al ir por la calle venían de la nada esos cosquilleos que me asustaban en un pensar absurdo "de que podría ser el caso de salirme en cualquier circunstancia", daba igual si estuviese esperando el bus para mi escuela, sentada en paz o solo caminando, observando a esos bellos cisnes del lago. Algo en mi se movía sin querer, sin llamarle al nombre. Los animales se empezaban a acercarse un poco. Es como si pudieran verme más allá de un cuerpo físico. Ese pajarillo de color azulado hermoso; se asomó entre sus pajillas desde el suelo. Quedó mirándome, no tuvo miedo, se dio media vuelta y desapareció en puntitas de bailarina. Esos patos salvajes del norte que fueron hacia mí a pasos lentos; me dieron de su atención, hicieron sus sonidos acústicos al que fui yo de apurada a alejarme por el sendero de ida a los buses. Los bullicios de la casa aumentaron lo suficiente como para preocuparme un poco, de la nada por suerte hasta ahora no han molestado. Son como descargas eléctricas que se sienten por todo el hogar, recorren las paredes y hacen como rascadas. Es interesante como luego de esas dos semanas estos se hallan amplificado. Saqué mis conclusiones algo incoherentes de que: "mucha vibración atrae a los de baja frecuencia". Puede ser o no, lo único que sé; es que les encanta hacerme de música al estar a obvias, sola. Parte 2:Domingo 19 de mayo del 2024... Me molestan que los sucesos sean tan rápidos, que de un día a otro ya sea más información que pensar; que lo que pueda ocurrir a lo largo de la semana. Hace dos días había vivido una fantasía de ilusión realista, ayer volvía vivir de cerca el conocimiento real de dos mundos tan únicos por franjas. Pude ver en los ojos de mis padres la amargura, el estrés y la tristeza. Pude ver en mi un campo de creaciones, de ideas, de emociones sin fines y felicidad en un bote vacío de nada. Es el tener que andar, el pensar, el sacudirse en lo oscuro, preguntándose por que pasa tan rápido, porque vamos más deprisa de lo que nos tocaría en la calma misma. Al final lo sé; nunca se empieza por el principio... La semana pasada caminaba con rumbos a la escuela a pocas cuentas, seguía sintiendo en mis manos como un brillo trasparente al que ni por el sol pude percibir. Llenas de energías, llenas de vida en lo helado de una piel calcinada aún por el sol, el calor establecido en estos últimos días de mayo. Llegaba a casa con el reflejo de quedarme dormida, pero lo inquietante de sentarme a seguir mis deberes, de hacerme tantas preguntas queriendo saber el por qué, sin fin de otras áreas de las que nadie se hace de tanto enredo. Ahí luego sentadita me dedicaba las horas fines al día, a meditar con esa de unos 32 minutos que no me llegaba a calmar de los jadeos. Ahí pude apreciarme, mi cuerpo, mi segundo doble más convencional y menos pesado. Luego seguía con el miedo, a posición que me hacía de lucir por incómoda y de nada protagonista de una buena experiencia... hasta que pues sí un día se cambió la gloria. Miércoles 15 de mayo, fue uno de los otros días con mayores ansiedades arrastradas por el pasar del tiempo afuera. Salí hacia la escuela con ganas de regresarme en el primer bus que me dejó de cerca. Ahí estuve de escuchando los capítulos de cara al profesor a los que de poco entendí y tuve que registrar por mis cuentas tantas curiosidades. Nos llamaron al cabo de una hora y algo para darnos unos diplomas en una actividad en cuál la música estaba fuera de foco, se volvía un estruendo en mis oídos, un grito que no cesaba al cual mi mirada se observó retraída, molesta así estuviese pasiva son dejar a mis pensamientos de lado. Regresamos, pues no alcancé ningún hecho de cumplido, este mes no era el mejor para mí y el penúltimo de terminarme la carrera, los 3 meses de radiografía. Llegando a casa me dediqué de tiempo a organizar el reguero mental que se hacía de eco en mi pantalla, gracioso es que no pasaba nada fuera de lo normal, pero para mí fue una sombra completa frente al visualizador.¡Esa tecnología que me da de vueltas, esos libros que nos hacen buscar un poco allá en donde no nos sobra el chance! Veía sombras, pero no de vista. Es el no entender, el estar por varias partes bloqueado, el desear solo descansar sin quedarse dormido. Me destiné a escuchar los 32 minutos de mi terapia corta, la que me ayuda a sentirme cerca de mi ser y con esos super poderes de antes. Me mantuve en pie y calmada, de vez en cuando aparecían otros pensamientos que se quedaban a vacilarme a ratos largos. Pero lo logré, el sentirme conectada. Luego me realicé a las horas de madrugada, ya pasadas las 12 am en donde mi padre se quedó de terminar su cigarrillo un poco a tramos de lo ocasional, allá en la silla que odio de la terraza. La veo como algo muy grande, lleno de puntas en un centro de paz repleto de flores. Puse mi 2 terapia, una música de mantras para calmar el alma, unas 3 horas. La descubrí en ese entonces no hace mucho, apenas fue el viernes pasado mientras buscaba una de esas canciones con sonidos vibratorios para dormir; o quedarse despierto en un éxtasis. Me topé con una obra de arte, una obra que sin querer me canalizaba cada día de escucharla; a ese plano que me ha llamado sin yo escuchar el grito de mi nombre. Quedé, quedé desprendida en el sueño profundo, en el sin recuerdo, en el sin sentidos. Desperté como eso de las 2 y media. Me sorprendí dada la hora, dado que no me había quitado el maquillaje de mis ojos, que no me había ni lavado los dientes y mucho menos el preparar mi sofá para la siesta. Accedí a un poco más de música, a un poco más de paz y de calma. Volví a quitarme de la vigilia, eran las 3 y media, y supe que ya fue suficiente por hoy. Levanté dejando el celular en mi mesa, me lavé los dientes, llené de agua mi termo; al que de buches graciosos de bebé desplazaba en mi garganta, ahí viendo una serie conocida de Netflix. De a buches pasaron unos 20 minutos, casi es todo el capítulo 6 de esta. Me dispuse a dormir, me preparé como de costumbre con la cabeza hacia arriba. Pero no pude descansar en esa pose, me picaba un poco el muslo, me molestaba levemente la barriga por los chocolates cremosos que consumí al regreso a casa; al pasar por el mercado.¡Fue imposible, no lo consigo! En mi cabeza jamás pasó la idea de querer hacer un viaje, ni el hecho de haber escuchado la meditación apropósito. Yo solo quise descansar, aunque no es menos cierto que la paz y alegría que se ocultaban bajo esa máscara de caracol eran lo suficientemente fuerte para dejar saber que no la queremos enterrar yéndonos a dormir; caminando por la calle, hablando con amigos, familiares. Me quedé acurrucada en la pose fetal, esa que uso de vez en cuando al despertar cuando son las 7 de la mañana; para cambiar el rumbo del dolor de nalgas; que me deja estar de culo a un sofá rígido. Esa noche tuve que hacerlo de a segundos y quedarme abrazada a mis manos tocando la colcha de mariposa, a mis pies juntitos y sin moverlos por la intuición mental; que no me abandonó ni tras unos minutos. El cosquilleo, esas vibraciones energéticas de cuando te metes en la ducha fría luego de estar bañada de calor por el agua tibia de antes. Esa sensación a rareza y placer que se llegó a sentir por primera vez en mi cabeza. Por la posición, no lo sé, pero es la mejor pose para hacer este tipo de prácticas; a mi muy corta experiencia. Unos minutos habrán pasado, de ser las 5 de la mañana. Me desplacé como goma de mascar, como gelatina que se cae del vaso roto. Mi cuerpo en rigidez que ni notaba, ni sentí que estaba viva. Me paré, me quedé en medio de la sala de cara al mueble lleno de mis cuadros, mis peluches y libros que no leo. La primera impresión fue fascinante como rara. Es una felicidad como la descripción exacta que, -" si te dijera que todo lo que creíste que podría ser una pérdida de tiempo, un estado de conciencia fantasioso es real y lo estas viviendo". Es una felicidad de padecer que era yo quien vive una experiencia, que estaba allí parada en un plano exactamente igual al como lo imaginaba, sin ser pesada, sin ganas de orinar, sin dolencias. La sala lucía exactamente igual; a como la abandoné desde mis sábanas. Oscura a solo vista por la luz de la cocina tenue. El cuarto de mis padres llevaba la puerta abierta como de costumbre, a la que siempre abro antes de dormir por necesidades de las pesadillas recurrentes de mi padre. Eso sí, la oscuridad era plena, era en totalidad sin ningún chasco de luz que se infiltraba de la que cabía en la sala. Es como si algo me dijera en secreto "no cruces a esa esquina". No quise mirar atrás, no me quise ver tirada en el rincón de mi sofá siendo abrazada por mi colcha, tuve miedo de que terminara, pero al mismo tiempo tenía curiosidad de que fuese real. << Claro que lo era, me dije, me sentí mis piernas mis manos, pero no me asomé a verlas<<. La visibilidad era algo extravagante; a lo que recuerdo perfectamente como el enojo se me cruzo de frente al querer ver en 4k y solo estar viendo borroso por los bordes y solo bien como por un cuadrado en el centro de mis supuestos ojos. Me dije << "Acostúmbrate, ya estás afuera >>". Por eso tampoco me fui a mirar de espaldas, si ya veía mal es porque todo lo que creí ya lo estuve viviendo. Tuve una serie de pensamientos que se cruzan como carros sin frenos en una autopista. >>Y si Desierto a mi madre, aunque no puedo interactuar con materia. <<Y si me regreso a mi cuerpo y la despierto dado la emoción y felicidad de esos percances. Pues no puedo, ella me entraría a chancletas si la desplazo de su profundo sueño sabiendo que a nada debería de despertarse para el trabajo. De todos modos, intenté volverme, no sabía que más hacer fuera de observar los detalles realistas y más vividos a pesar de mi borrosidad molesta. Me froté los ojos en un intento de mejorarla; y mira que fue de buena idea, pero no del todo como para hacer relucir un 2k a un tercero. Se vivió algo extraño, es como tocar una materia energética, como frotarte los ojos y solo percibir como una energía viaja hasta tu centro y se regresa, es raro y emocionante al mismo tiempo. << Y qué tal si voy a mi cuarto. Pues la abruma negra se veía desplazada desde el piso como una neblina oscura, así que deje la idea para otro instante dado que no quería encontrarme con el famoso anciano que habita la casa, el que mi padre vio un día en sus viajes imprevistos, que da para otra historia. Al ser de la misma fuente "imprevisto", tampoco quise irme a detalles por la casa sin una protección energética. Pensé en ir a mi cuarto además del primer pensamiento; en busca de mi brazalete de amatista. , << No puedes interactuar con materia, no te lo puedes poner. Ya estaba perdida, hice varios intentos por regresarme a mi cuerpo y tampoco resultaron, en los que me imaginé como si me lo golpeaba a la velocidad de la luz dejándome de una estela de mi color favorito "azul celeste". No resultó, entonces me desplacé a la cocina tratándome de alejar de mi cuerpo físico el cual daba unas vibraciones que no me gustaron nada, como si me intentase traer de vuelta, no quería irme a sin más, en ese caso que fuese por decisión propia. Me alejé caminando sin verme ni los pies ni manos, en esa viscosidad de vista maltratada. Di dos pasos a los que se sintieron como un flote lento, así como cuando me caí de la cama; pero a diferencia que la instancia de caminar como ser humano se desmoronó al estar a dos pasos de los 20 con normalidad; ya en la cocina. Me quedé parada ahí a ver los detalles, como el reloj cambiaba la hora. Es interesante que no recuerde con exactitud la hora en sí, solo como el ultimo se desplazaba al próximo, realmente en ese plano el tiempo no llamó de mi atención en lo absoluto. Deseé bajo mi misma curiosidad insaciable, el verme como lucía a pesar de mi mala visibilidad. Así que recalqué algo que ni en carne propia pude de percibir; y es el refrigerador. Esa hala de donde sale los bloques de hielo, cual es posible mirarse como un reflejo alentador y eso fue; lo que logré agachándome cerca. Pude verme en un Haro de luz medio azulado por los bordes de mi cuerpo, era yo y; sí es mi cuerpo tal cual es. Con la misma ropa, con el pelo despeinado hacia todas partes, con mi cara de susto y mi pullover bien iluminado con algunas que otras machas de ver borroso. Eso fue lo que me impactó, lo que me cortó el hilo de seguir descubriendo, lo que marcó mi miedo y el fin de mi primera experiencia. No me recuerdo si desperté en medio de las 6 de la mañana, o si fue mi levantado corriente; el de las 12 de la tarde. Fue tan fuerte ese instante de sentirme como diferente, de que algo no estuvo del todo normal esa madrugada. Lo asumí como un sueño raro para no aterrarme, pero. Al cabo de minutos mientras me dispuse a contárselo a mi padre, que le nombré la palabra "sueño", me vi como una mentirosa, una espía de mi propia vivencia. << ¿Cómo puedes mentirte de esa manera, como no puedes dejarte llevar por la incertidumbre, por la costumbre, por las creencias? Le cambié la palabra, le dejé la verdadera esencia. << Papá he tenido un viaje astral. Parte 3: Me destiné a chequear, la masiva fuente de ver y tener memoria de lo ocurrido me dirigió a decirle a mi padre. -<< Puedes decirme si el refrigerador tiene algo en donde uno se pueda reflejar >>. -Si, esto de los hilos. << Fui y lo vi con mis propios ojos <<. Es real, de algo que ni yo idea tuve, que ni yo me percato en mi día a día; a dado que la cocina es el último sitio del que me llama la atención y el que más episodios de ansiedad generalizada me ha dado al solo prepararme un plato. La emoción fue real; tanto en ese instante como el ya pasado, viví esa misma sensación de estar frente a mis cuadros, en el centro de la sala de luz blanca muy suave, con la intranquilidad y paz al mismo percance. Mi padre se fue a trabajar como a las 1:20 de la tarde, tal de costumbre. Disfruté aquel café helado preparado por él; unos minutos antes del haberme levantado. Las horas pasaron como minutos, no hice nada que estar sentada allá quedándome con esa paz, esas sensaciones de haber nacido de nuevo, de saber dónde estoy, pero no como trasportarme. De nada ya era la hora de vestirme para la universidad, prepararé mis cosas y salí por la puerta con una sonrisa. Es increíble como al rato del día uno se llega a familiarizar tanto con lo vivido que es como un rayo fugaz a la memoria. Recordé cada detalle con mayor precisión; a diferencia del recordar con claridad la lista de escritos mentales de la semana, de esa frase que no se estrecha ni hace pequeña en mi mente, de esos relatos de la notoriedad de ser una cámara fotográfica en mis proyectos. Me quedé babeando en clase, cada pequeño bizco a mi alrededor era haber visto por primera vez, haber experimentado ser más allá de un ser humano por primera vez, haber creído en la palabra, en la intuición, en la protección de sentirme siempre observada, siempre vigilada, siempre cubierta por una sombra con luces celestes, una sonrisa cálida y una manta de abrazos gloriosos. "Ser yo mi propio camino, mi propio guía, mi querido ángel". Salí de la escuela a la hora justo, en donde el ambiente fue alborotado "Muy normal del sur floridano". Al pase; para cruzarme la calle de ir al Walmart enfrente de mi escuela. En esa desorientación caracterizada por grados de pasión extremadamente altos. Pasión por la vida y la gloria de adquirir un conocimiento fuera de fuentes comunes de ser realistas. Un carro se me atrincheró en la esquina, no esperó que pasara; tampoco me hizo señal. Me quedé mirándole a fijos de mala gana por la luz solar caracterizada en los vidrios de este. Le dejé pasar, pues no hizo falta, él pasó a velocidad máxima, a meter el pie; así solo. El ir a por unos plumones para recalcar mi agenda aún más intuitiva, más bonita a mis gustos, me salió caro. A luego que ya en la última calle de entrada le dejé esperando a un carro haciéndole saber que no pasaría ni de broma primero. Luego justo de frente una mujer en la mismísima entrada de puertas corredizas. Se dispuso de quedarse ahí mirando las musarañas del techo lleno de láminas de metal. Le dije apenas permiso tirándole 3 veces para alto; porque la tipa no me dejaba el paso. Parecía un pedazo de yeso en pleno parque de experimentación. Tuve que rodeármela de lado y lo siento un poco; ese empujé de roces. ¿Cómo es posible que la gente esté tan alborotada, tan maliciosa, tan estreñidamente atontada?...<< será el calor, serán los altos precios, será solo la estupidez humana de sentirse el centro de atención. No lo sé, prefiero no saberlo nunca. Había hablado con mi madre hace unas horas antes de haber entrado a clases. Creo que fue una de las pocas veces que escucho "no tengo ansiedad, tengo una paz que no puedo explicar, que me ha acompañado durante todo el día". Mi madre me dijo en palabras luego de sentirse agitada de escuchar la experiencia "¿Por qué quieres hacer ese tipo de viajes?" << pensé en silencio y no dije nada. Luego de ese suceso, luego de llevar los plumones a la cafetería, de haberme pasado una cola de 30 minutos; al cual a la señora de enfrente se demoró la pobre una eternidad comparada con otras cajas; y a todas cerradas por falta de no sé, solo existió una cinta amarilla en circo. "<< Lo supe, pero no le dije con todas las palabras posibles": Quiero de vez en cuando sentirme libre, que tengo el control de lo que me pase, que sé a dónde voy sin interrupciones, que no dependo de nadie ni nada para ser indefensa <<". Quizás y ver a algunas entidades no es tan malo como parece, pueden llegar a ser hasta graciosas si piensas que estas pueden tomar la forma que desean con tal de asustarte. << ¿Qué forma tomarías tú?, ¿qué identidad te haría un super villano? ...Esa noche dormí tranquila, me dije en silencio que no quería salir "bueno realmente nuca quise por ahora", pero por si acaso el dormir de cara al techo así me doliese un poco la nalga; lo soporté antes de tener que seguir escribiendo algo que aún no lograba de establecer; del entender a base de una incontrolable chispa de suficiencia. Viernes: Fue un día casual, desperté bastante tarde como de costumbre mal llevada. Me puse a escribir la primera parte con la intuición de que sería la última en unas semanas, pero no pues no... Me detengo a creer que los viernes se han vuelto días un poco densos, es como si la semana se detuviese ahí para albergar pensares, dejavus, memorias. Tuve uno al prepararme mi sopita de noodle. Interesante que, de dos compradas, la primera del miércoles no provocó ningún sentir. Pero este viernes así lo fue, en el hecho de verter la dulce salsa y percibir ese pasado de llevarme el sobrecito punzante para la boca a desmantelar lo poco que quedaba de la salsilla maravillosa, escabullirse entre mis dientes; frotados en mi lengua. Tampoco el viernes pasado fue de los mejores, gracias a la meditación me hice a cargo de sentirme fría, congelada, casi un cuerpo muerto y feliz al regresarme a esta conciencia humana. Es costumbre salir al bulevar y andar por ahí viendo los perritos en la tienda de cachorros, ir a la librería a beber algo y luego comer sencillo por uno de los restaurantes finos. Así fue al cabo de 3 horas, a las que mi madre tuvo que ir a sacar cita para ponerle unas llantas al carro. La acompañé, pero la ansiedad se validaba a más potencia cada vez que el reloj marcaba de pasos; un segundo. De tantos reencuentros con el pasado, tuve que sentarme a meditar al pensamiento, pero mi madre no entendía eso, me apuraba sin saber lo que se siente salir de casa sin tener marcado un punto en una oración continua. Es algo a lo que tengo que mejorar, guardar un pensamiento para después, dejándome la paz en presente, el sentido en paciencia y libertad de retomarlo o dejarlo donde lo puse. Sábado:Me dediqué a levantarme aún más tarde. Había estado hablando con un buen amigo que me alegra las noches. Quería dedicar el día a terminar mi escrito y no a tener que alargarlo mucho más. Pero así es la vida, bella e impredecible. Llena de lecciones en donde menos te lo esperas, en donde en cualquier minuto puede ocurrir algo diferente, algo tentador, algo que nos haga crear una frase, macar una historia, o idear un relato que se nos quede marcado en el alma. Mis padres se fueron juntos para lo de las llantas, eran las 2: 30 de la tarde y me quedé sola. Dediqué ese tiempo en poner la meditación de calmar la mente, unas 3 horas que no esperé llevármelas completas. Mi teléfono no tenía carga así que me valió ponerla a altos en el televisor de la sala. Al cabo de una hora en que pude callar mis pensamientos internos, en donde la música se volvió mi mayor medicina, en donde la luz apenas tocaba las persianas. Esas vibraciones nuevamente empezaron con un toque de fortaleza que no había experimentado. Mi cuerpo entero empezó a vibrar, incluida la cabeza estando en la posición que no es para nada cómoda. En el sofá, pero en esa parte en donde se levanta un vínculo que es para los pies y uno queda recostado en forma de L. Sentí que me salía, todo mi cuerpo se salía a unos 15 centímetros de mi cuerpo físico. Hice resistencia, pues no tenía la menor ganas de salirme justo en ese momento en que me quería dedicar a otra cosa. Me dejé llevar << Si tengo que salir; pues salgo <<. Aún llevaba los ojos cerrados, y los pies estaban cruzados; allí en donde descansan. Hice un intento por moverme y casi me tambaleo, volví a meterme. Mi mano la levanté hasta arriba, la sentía real y al abrir los ojos por curiosidad; no vi nada, estaba justo debajo de mi glúteo derecho. Woow es que vivirlo al escribirlo es otra historia, es como volver allí a esos instantes maravillosos., << no quiero salir, no quiero salir me dije, >> me conformo con estar a unos centímetros lejos y flotar como recostada entre las olas. Empezó una interferencia, se escuchó como un zambullido en el oído. Empecé a escuchar a dos o más personas hablando entre sí, y sí era español; pero muy deprisa. El miedo ese de lo desconocido, no de pavor. Me nubló por completo a querer entender lo que decían. Es la prueba tangible que tengo; de que existen varias dimensiones. En este caso, el mundo real y el plano de reino astral. Cada vez que me metía no escuchaba nada, luego hacía el esfuerzo de salir de vuelta ampliando a máximo las vibraciones y me elevaba delicadamente, a veces era abrupto y sin que yo lo controlase. Así estuve unas 10 veces, en donde solo se podía permanecer el sonido allá en donde me encontraba en trance. -Hola, ¿quiénes son? Accedí a decir mentalmente << creo haber cometido el error de hacerme presente a unos espíritus que me estaban observando, que se dieron cuenta que ya estaba yo en su territorio, o acaso me llevaban observando, de miradas en lapsos.-Tú la que siempre estás ahí sentada.... << escuché esa voz de una mujer anciana, algo protestando y echándome de palabrerías encima <<. Lo primero que me vino a la mente es "esto es surrealista, esta mujer me ha hablado, ósea me he metido en su propio mundo y se está dirigiendo hacia mí". Dijo otras palabras, seguía hablando y yo a veces me desenlazaba y caía nuevamente, volvía a salir y allí estaba, la escuchaba hablarme a mí, solo a mí en mi casa repleta de capas negras. Percibí ese pánico de incertidumbre, así que decidí no seguir subiendo... Mi corazón el pobre andaba que se salía, fui corriendo al baño a orinar porque las ganas se me habían disparado. Estuve un rato en reposo, en descanso. Llamé a mi amigo que apoco ocupado; tuve que relajarme a por mis cuentas. Corrí las cortinas, me puse mi amuleto de cuarzo amatista, reproduje de nuevo lo que se había puesto hace unos segundos en pausa "ese video relajante de unas 3 horas". Me dediqué a salir de verdad, me dediqué a ver lo que pude escuchar en ese inmenso plano. Estaba confundida, me puse a prueba hasta mi propia existencia, no sabía que pensar, que decir, a donde ir, que desear., << mis padres llegaron <<. Les conté, claro que les conté. Mi madre se lo toma todo a muy literal inclinado a lo muy demoniaco y algo aterrador para nada bueno de hablar con ella; en momentos caóticos o indefinidos. Luego le dio una vuelta al cachondeo "mira para eso; los espíritus te ven que no haces nada que por eso hasta te quieren decir que te busques un trabajo". A mí me asentó mal la experiencia, es como esas que uno no se imagina; solo suceden y ya está. << Se quedan varadas>>."No tuve protección lo sé, pero percibí que siempre estuve protegida. Quizás no desde el primer momento de trance que no salí, o quizás las Elisas que me acompañan siempre están ahí también en donde no habita la materia. Tuve ese pensar de dejarlo ahí, de no tocar el tema; de dejarme tirada como olvido, pero" ... "Podía decir que no quiero intentar salir; que de ahora me da aún más miedo. Pero no me puedo quedar con el 5% de la historia, no puedo cerrarme a solo las páginas negras de mi libro. Recuerda: La belleza tiene infinitas casualidades; que si nunca te atreves a ensuciarte los pies de arena jamás podrás sentir lo que es limpiarlos con agua". Fin 🙂...