Aioros podría verlo noche y día, sin poder cansarse de estar junto a el. Han pasado, ¿Que?, ¿Cinco, seis...siete meses? No sabía. Y no quisiera enterarse. Aun podía pensar en el primer día que llegó a ver a Seiya, y desde entonces, no encuentra algún segundo en el que no llege a perderse en aquellos ojos de color chocolate. Este día no era nada diferente, ya que Seiya nunca se había visto tan feliz.
Después de tantos meses de entrenamiento en secreto, Seiya no se enteró que los dos hermanos rubios se inscribieron en el entrenamiento de aquellos que serán elegidos como los siguientes caballeros dorados. El señor Poseidon extendio la invitación a cualquier niño de cierta edad, esperando poder encontrar los 12 elegidos. Mientras Seiya hacia de sus estudios en horas tempranas, estos niños estuvieron en un coliseo, siendo examinados profundamente por guerreros que han peleado en numerables batallas, siendo honrados como maestros.
Poseidon hizo esto a propósito, con esperanza de sorprender a su hijo. Y ahora, con solo 24 contendientes en frente de el mismo, mando a traer a su pequeño. Pero en este día, tenía en la mira aquellos dos rubios.
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Entre los últimos 24 contendientes, susurraron al enterarse que por primera vez, conocerían a quien solo la mitad de ellos, llegarían a proteger con sus vidas. Recibiendo el gran honor, y título, de vestir las armaduras doradas. Pero, había un solo problema. No sabían a quien.
No evitaron la curiosidad, tratando de adivinar si aquel principe será orrendo, hermoso, egoísta, bueno, entre muchas cosas más. Los únicos que no parecían estar preocupados eran los dos hermanos, quienes solo sonrieron y hablaron felizmente, esperando con ansias para ver a Seiya nuevamente. En verdad, se acaban de ver ayer, y aún así, se sentía como una eternidad.
"Sabes, el señor Poseidon no se parece mucho a el...", susurro Aioria, viendo con atención al gran hombre quien postraba junto a otros oficiales, sobre una plataforma grande, esperando, pensando. Aioros asintió, ya que hasta ahora, no había tomado mucha importancia a la apariencia entre Seiya y Poseidon. Pero...
Esas diferencias eran demasiado, se podrían decir, obvias. Cabello azul claro, contra aquel de castaño, ojos azules puros, contra aquellos de color marrón, y en si, la aura que se sentía contra los dos...era difícil de explicar. Ellos llegaron a pensar que la madre de Seiya le dió los genes más fuertes a su hijo, pero, el mismo Seiya les explico que de alguna manera, el no tenía nada que fuera una madre. Su mismo padre le dijo que con el tiempo adecuado, le diría como el fue a nacer.
Algo extraño en realidad, pero, quienes eran ellos para juzgar. Solo eran unos huérfanos que nunca conocieron lo que es una familia, solo el cuidado limitado de un orfanato, cuál ellos escaparon, después de ver como vendían a los niños por un poco de oro. Un asco de lugar, al cual nunca regresaron. Por suerte, fue desmantelado, y aquellos criminales pagaron con el peor precio.
Con ese pensamiento, Aioros suspiro con tranquilidad, al saber, que ahora tendrían una mejor vida. En verdad, no podía pedir por un mejor amigo, quien fue quien los ayudó a conseguir todo ésto.
¿Un amigo eh? En su corazón, lo quisiera llamar algo más.
El gran grito de un guardia les alerto a todos, indicando que a llegado a quien han esperado por ya un tiempo. Los maestros rápidamente dieron orden de presentarse firmemente ante el principe. Deberían enseñarles a estos jóvenes los modales necesarios, antes de ser nombrados como los protectores de este santuario.
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Cenizas Blancas [Saint Seiya ~ Seiya×Aioros]
FanfictionProfecías, ventanas hacia el futuro, que los Dioses mismos dan su completa confianza al creer. Ellos recurren a estás visiónes como una advertencia, y llegan a hacer cosas impredecibles para hacerlas realidad, o... asegurarse de que nunca sucedan. E...