—¿Donde se supone que vamos?—dije mientras miraba a Atlas, quién estaba a mi lado mirando hacia la ventana, yo conducía y él me indicaba a donde nos estábamos dirigiendo.
—A Greenwitch, un pequeño pueblo a una media hora de la Catedral, tú solo sigue mis indicaciones.
—¿Greenwitch? No lo conoce nadie.—a Atlas se le dibujó una pequeña sonrisa.
—Si quieres cazar, tendremos que ir a Greenwitch, después podremos ir a tu pueblo, que está a culminar de vampiros.—no dije nada y miré hacia delante, todo el trayecto fue en completo silencio, las únicas veces que uno de los dos hablaba era Atlas indicándome por donde tenía que ir, no era muy difícil, prácticamente era casi todo el camino conduciendo en linea recta.
Hasta que nos tuvimos que meter por un sitio de lo más extraño, me dio mala espina y el aura era de lo peor, podría consumirte una vez que estuvieras dentro.
En ese pequeño pueblo del que Atlas me hablaba, Greenwitch, también estaba consumido por vampiros, a pesar de ser pequeño, sabían cómo y donde esconderse, tuvimos que aparcar en frente de una puerta de rejas bastante alta que estaba acompañada por un muro.
—La puerta está abierta, pasa primero.—me dijo Atlas al salir del coche y postrarse enfrente de la puerta, abriéndola y ofreciéndome paso.
Le dí una pequeña sonrisa un tanto incómoda de agradecimiento y después de mí pasó él, las calles estaban sumamente vacías, había niebla, las tiendas estaban cerradas y el cielo estaba todo nublado.
Nuestro pueblo tampoco era el mejor, pero desde luego le sacaba mucha más ventaja que a Greenwitch.
—¿Es un pueblo abandonado?—pregunté mientras recorría con la mirada todas aquellas tiendas cerradas y a su alrededor.
—No, puede parecerlo pero no lo es, lo que pasa es que la gente se esconde, les da miedo salir a las afueras por culpa de los vampiros.—fuimos recorriendo todo el pueblo en busca de algún vampiro, pues Atlas tenía razón, sabían bien cómo esconderse.
Estuvimos durante media hora caminando, dando vueltas, mirando por callejones, pero seguíamos sin encontrar pista alguna.
Hasta que de repente oímos algo.
—Pasos.—dijo Atlas.
—Puedo oír que por lo rápido que se mueven puede ser un vampiro, vamos.—Atlas y yo aceleramos el paso y nos dejamos guiar por los movimientos del vampiro, cada vez que nos acercábamos, los pasos de aquel o aquellos vampiros estaban cada vez más cerca.
Agarré la pistola y me puse en modo ataque, Atlas se quedó a mí izquierda, preparado para atacar.
Todo estaba en completo silencio, sentía mi corazón a mil, Atlas se quedó mirando fijamente en un punto, como si supiera de donde venía el vampiro.
Y después de unos segundos, una voz grave y prepotente habló.
—Si es mi queridísimo amigo Atlas, cuanto tiempo.—pegué un pequeño rebote del susto y me giré, venía hacía nuestra izquierda y se dirigió hacia nosotros, especialmente hacia Atlas, lo miré y no parecía nada contento, en cambio el vampiro desconocido no paraba de sonreír, era pálido como la nieve y tenia los ojos rojos color vino, su pelo era corto, le llegaba hasta la nuca y era de un color plateado, tenia un lunar debajo de su ojo izquierdo y sus colmillos no resaltaban tanto, iba vestido con un camisón grande blanco y una chaqueta de cuero de color negro con botones rojos, traía unos pantalones clásicos de color negro con unos zapatos elegantes de color marrón, tenía un aura de lo más asquerosa, él era de los que disfrutaba matar.
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HUNTER
VampireUn vampiro llamado Atlas, quién ha estado casi toda su eternidad solo, acompañado con su tristeza y vacío, conoce a Clive, un cazador de vampiros que no tiene compasión alguna por los vampiros, desde el momento en que se conocen, algo hace que se at...