Un rato después, ya en mi casa, decidí que era mejor ducharse, cenar y acostarme pronto para ir mañana al instituto.
Mientras me bañaba, la melodiosa música del tono de mi móvil me deleitaba con aún más fuerza. Lo cogí era Así. Llamaba para preguntarme si ahora vivo bien en mi nueva casa ya que mi tía la alquiló para mí, por eso no me atrevía a negarle el favor. Sinceramente, deseaba salir de esa espiral de llantos y gritos en la que estaba metida. Lo único que me aferraba al la vida era Así, él nunca dejó que me hundiera, si me deprimía, me consolaba... Y yo, soy imbécil por dejarle abandonado, soy una mala persona, no merezco seguir existiendo pero él, él es tan dulce conmigo, en su corazón no cabe una gota de rencor, y se que no sería capaz de hacerme daño.
Después de un rato hablando, su voz empezó a temblar, y tímido me preguntó si quería ir al restaurante de nuestra primera cita. Yo, pensando en él, asentí con energía, esperando que quitara esa expresión impropia de él.
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Hoy es el día, el día perfecto de un reencuentro de buenos amigos y más que amigos. Pienso que debería decirle que se mude conmigo, porque cuando yo me mudé, el estaba viviendo en mi casa y tuvo que quedarse con su amigo. Iba a decírselo pero justo antes de que dos palabras salieran de mi boca apareció... ¿Sabeis quien? ¡¡¡PITER G!!!