CAP.2

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Por la tarde, al llegar a su casa fue recibida por su madre quien llevaba una cesta de ropa sucia para lavar. Eran alrededor de las 4:15 de la tarde la chica al percatarse de la hora fue corriendo a la su habitación y con un tiempo récord logro bañarse y vestirse con un kimono tradicional, un peinado con un recogido hecho con una peineta adornaba su sedoso y ondulado cabello, su cabello tan negro como la noche resaltaba a la perfección sus ojos de amatista, unos ojos donde te podrás hundir si te descuidas por un segundo, el maquillaje era lo mas importante ya que consistía en un rostro maquillado de blanco por completo, un delineado rojo algo redondo al igual que los labios rojos como las rosas, sus mejillas con un ligero rosado hecho con fresas molidas. Estaba lista.

Sus sandalias de madera la esperaban en la entrada al igual que su madre, en su mirada se podía reflejar orgullo al ver a su niña lista para un paso tan importante, un beso en su mejilla y comenzó su camino hacia el templo de su villa, todos la observaban murmuraban e incluso la felicitaban ello en cambio no podía mostrar una sonrisa o despegar su vista de su camino, si llegara a pasar eso seria una deshonra

Las puertas del templo se abrieron, ella entro dejando sus sandalias en la entrada, sus ojos iban puestos en su lugar justo en la punta de aquel triangulo formado de los lideres de la familia. Estaba sentada no se escuchaba mas que el sonido de la pequeña cascada del rio que desbocaba en el patio 

—Muy bien, comencemos— tomo el pequeño martillo de madera azotándolo una sola vez contra un escritorio pequeño en el piso— Adelante la primera familia— un hombre se levanta y da una reverencia para después volver a sentarse en el piso al lado de una joven

—Familia Ito mi señora, nosotros queremos que por favor ayude a mi hija ya que aun no se a podido casar, además anunciaremos este mismo día que se convertirá en la sucesora y encargada de la familia— la joven se levanto caminando bajo la mirada de todos justo en frente de ella para después dar una reverencia al igual que su padre 

—Soy Airi Ito mi señora es un honor poder servirla — se levanto y volvió a su lugar donde estaba antes solo que ahora ella al frente y padre a un lado de ella 

—Es bueno saber que la señorita Airi ya es la sucesora y en lo que mi respecta le conseguiré un marido apropiado, siguiente familia —anoto en un pergamino todo lo que sucedía, aunque el silencio mientras escribía no fue mucho ya que un tosido hizo que parara de escribir su instinto la hizo querer fruncir el seño pero se controlo con su rostro neutro 

—Mi señora somos la familia Kato mi hija también hoy será sucesora— la puerta se abrió dejando entrar a una chica de aproximadamente unos 17 años sumamente adornada, al llegar al centro del templo solo hizo una reverencia informal tomando rumbo a sentarse a un lado de su padre lo que dejo a todos conmocionados ante tal acto— Ella es mi hija Junko mi sucesora— el orgullo en su voz junto a un toque de hostilidad creo un entorno incomodo

—Es agradable saber que ya tiene una sucesora sin embargo es una pena que una manzana tan reluciente se haya echado a perder por descuido del cuidador, si no lo recuerda las normas señor Kato todos los sucesores y los que asistirán a la reunión deben llegar 5 minutos antes, dejando de lado la gran falta de respeto que acabo de presenciar con esa reverencia informal como si fuera un familiar mío incluso esas ropas son una falta de respeto al templo, por favor retírense —se levanto por su falta de respeto a lo que aquella familia no tuvo de otra mas que salir bajo la mirada de toda la villa con insultos y burlas — sigamos por favor, siguiente familia...





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—Con ese asunto arreglado podemos retirarnos —se levanto y salió sin decir nada mas mientras las familias presentes daban una reverencia, el camino a casa iluminado únicamente por las linternas flotantes se veía hermoso, las personas observaban como aquella chica se hacia cargo de una villa de casi 200 habitantes 

Al llegar su familia se encontraba en la mesa esperando a su llegada, entro dejo sus sandalias entro a un pequeño cuarto junto a la lavandería donde su madre había dejado lista una pijama cómoda salió aun con el maquillaje aunque sin su ropa y su peinado lista para cenar. Estaba sentada comiendo en silencio  

—Escuche del inconveniente de la familia Kato y que pudiste manejarlo sola sin ayuda de las ancianas, estoy orgullosa de ti— coloco su mano en el hombro de la joven que solo sonrió y agradecio

La única que no es inútil (Itachixtu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora