『12』

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.⋆Kibuo.⋆

Narrador omnipresente.

Bien dicen que hay cosas que no podemos pasar por alto y siempre fijarnos en las cosas más insignificantes, quizás más tarde podrá ser de gran ayuda.

Cómo también hemos escuchado hablar de ese sexto sentido que tenemos muchos de nosotros, sobre todo las madres, que siempre tienen ese sentido activado y llegan a saber si algo está a punto de pasarle a su hijo (a).

O hasta incluso sentir esa necesidad de protegernos dónde estemos.

Exactamente así se sentía Jane.

Para ella era algo inesperado, algo que no iba a poder explicar con palabras, era una angustia en su cabeza y corazón acelerado.

Compañeros laborales llegando a percatarse de aquello.

—¿En verdad te sientes bien Jane?—Comienza a cuestionarla.—Estás desconectada.

La mencionada trataba de comunicarse con desespero con su hijo, el cual no atendía a ninguno de sus mensajes, mucho menos las llamadas.

—No, ¡no lo estoy!—Expreso con voz trémula.—Jha Jhaen… Me siento angustiada, tengo el mal presentimiento de que algo malo va a suceder.

—Ve a casa, yo te cubro, mi abuela siempre dice que tenemos que prestar atención a esas cosas y más cuando son madres. Ya que debe de tratarse de tu intuición materna, las madres tienen una conexión fuerte con sus hijos, aunque sean "supersticiones".

—Gracias Violeta.

En nuestro camino siempre nos encontramos con personas que nos inculcan supersticiones como por ejemplo: Romper un espejo, saludar a un gato negro, y las más tradicionales como no dejar derramar la sal.

Y volviendo con Jane su camino se hace extenso, y los minutos transcurrian lento y algo que terminó de colocar sus pelos de punta fue el siguiente mensajes enviado por Ares.

⇢Mami Jani, ¿Qué le sucede a Jhaen? No fue a la escuela hoy, creí que se quedó dormido, pero solo recibo un mensaje de él despidiéndose, ahora no abre la puerta, en estos momentos estoy afuera y no logró escuchar nada.

Luego de esa eternidad para ella logro llegar y como lo decía el mensaje, la puerta estaba trancada. La voz del chico se escuchaba lejos ya que su mente estaba en otro lugar, su puerta se notaba forzada, pero fue algo ignorado por ella en ese momento.

No encontrar las llaves dentro, y al hacerlo no poder abrir la puerta, de un ataque de desesperación, Jane comienza a golpear con desespero.

—Jhaen, abre la puerta.—Grito aun tratando de abrir.—Por favor, mi amor abre, mami está aquí.

Vagos recuerdos de su hijo llegaron a su mente, esos extraños comportamientos de él últimamente, la falta de interés con todo, la poca higiene personal, el bajo rendimiento escolar e incluso las cosas que él decía que lo perturban a cada momento entre otros llegando a caer en cuenta comportamientos parecidos a los de su padre los cuales ella lo pasó por alto y justifico con la edad o ataques de miedo, para ella ya era algo normal en los pasados meses.

Hasta que por fin logro entrar, todo se encontraba limpio y organizado, cocina, living, incluso la habitación del joven.

La puerta del baño se encontraba entreabierta, pero bloqueada, Ares el cual se encontraba detrás de ella suelta un grito ahogado, al abrir la puerta por completo el cuerpo de Jhaen se encontraba en el suelo, una cuerda en el suelo, pero lo más alarmante fue el cuchillo a su lado ensangrentado y la sangre a su alterador.

Jane se derrumbó a su lado y trató de recoger la sangre.

—Que no se salga, que no salga la sangre.—Llevo sus manos a su casa y luego miro sus manos.—Mi bebé.

La chica estaba atravesando un estilo de trance, sus manos temblaban, tocaba el rostro del joven delicadamente, el cuál se encontraba pálido y la temperatura corporal bajando lentamente, seguido coloca las manos de su hijo en el rostro de ella, las acaricia y lleva a su boca y les planta un beso.

Todo esto lo hacía con delicadeza, como si tratara de un muñeco de cerámica, hasta que miro determinadamente sus manos y se fija en las uñas tornándose de un color morado, y por fin se permite llorar lo que causa que lo suelta abruptamente-como si ya hubiera caído en la realidad-luego de aquello no podía volver a tocarlo.

Por el lado de Ares, contemplaba la imagen con lágrimas en sus ojos, aunque tomo cartas en el asunto y llamo a una ambulancia, y no movió del lugar donde estaba, solo escuchaba los llantos bajos de su "mami Jani" al lado del cual consideraba su hermano.

Al terminar la llamada, la ansiedad lo invade y comienza a caminar el living con sus manos en la cabeza, esperando que todo fuera una simple pesadilla, una mala broma de su parte.

Volvió a sacar su celular y vio su último mensaje dejando por último una simple frase.

“Gracias por estar allí, brother, gracias.”

Una simple frase que aturdía y lo hacía sentir impotente al no haber llegado antes.

Caminando un poco hacia a la cocina encuentra una carta, la cual tenía la letra del chico y estaba allí explícitamente para la mayor.

—¿Por qué lo hiciste?

Una curiosa pregunta que siempre llegan a hacerse en estos casos, ¿Por qué? De los hechos.

Love Me Like Used To. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora