6.

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Los días y las noches pasaron tan lento que pensé que jamás se terminarían y que aquella pesadilla que estaba viviendo nunca terminaría.
 
Finalmente llegó el sábado, se supone que esos días yo acostumbraba a salir con mamá o conversar con ella sobre cómo había sido mi semana junto a aquella chica que creí especial. Sin embargo, mamá me había informado que debía asistir al trabajo hoy, debido a que tenía que compensar el día que faltó, así que eso sólo significaba una cosa... Que me quedaría sola en casa, hundiéndome en la agonía y la tristeza.

Que gran sábado iba a ser. 

No obstante, cuando sentí como mi madre ingresó a mi habitación y pensé que se despediría, las palabras que salieron de su boca fueron totalmente distintas a las que pensé.

— Cariño. —murmuró, sentándose en el borde del colchón.— ¿Estás despierta?

La razón de su pregunta fue porque yo me hallaba acostada boca arriba con los lentes puestos y no emitía ni un solo sonido. 

— ¿Hija? —insistió. Yo gruñí, porque sabía lo que intentaba.

Durante toda la semana había intentado que entablara una conversación con ella, pero yo la había evitado lanzando monosílabos o simples sonidos, puesto que no tenía ganas de hablar con nadie.

Suspiré y me senté en la cama, abriendo los ojos mientras era consciente de que no hacía la diferencia.

— ¿Qué sucede, mamá? —pregunté con voz ronca. 

— Oh, que bien que estás despierta. —su voz sonó casi emocionada, y no pude evitar arquear una ceja cuando percibí su tono.— Hay alguien que quiere verte.

— ¿Alguien? —repetí, procesando las palabras. No había muchas personas a las que yo conociera que les agradara. Solo estaban mamá y la vecina, una agradable ancianita que solía invitarnos a beber té con ella seguido, ya sea porque se sentía sola y deseaba compañía, o simplemente porque le gustaba contar anécdotas sobre su vida y las de otras personas, y necesitaba alguien que la escuchara.— ¿Quién es? Si es la señora Khinn, dile que iré a su casa mañana, cuando tú puedas también.

— No, no es la señora Khinn.

— ¿Ah no?

— No. —soltó una risa que me dejó aún más confundida.

— ¿Quién es, mamá? —volví a preguntar.

— Baja y lo descubrirás tú misma.

— No puedo ver, ¿o se te olvida? No voy a reconocer a nadie.

— No necesitas ver para reconocerla.

¿Reconocerla? Así que era una mujer... ¿Quién podría ser?

Pero antes de que pudiera exigirle que me diese la identidad de esa persona, sentí el colchón volver a la normalidad y la puerta abrirse.

— Te esperamos abajo. No tardes.

¿Qué estaba pasando?

...

Después de quedarme pensando por más de cinco minutos quien podría ser esa persona misteriosa, decidí bajar y descubrirlo por mí misma. Después de todo, mamá había dicho que no necesitaba verla para saber quién era... Me pregunto por qué será. 

Bajé las escaleras con mi bastón en la mano, sabía que no lo necesitaba, pero aún así me gustaba llevarlo. Por alguna razón, eso y los lentes me hacían sentir más segura. 

Suspiré cuando llegué al final y escuché unos murmullos.

— Mamá, ya estoy abajo. ¿Ya me puedes decir quién es la persona misteriosa que dijiste que estaba en...? —pero antes de terminar, alguien me interrumpió.

𝐄𝐲𝐞𝐬 : 𝐌𝐢𝐥𝐤𝐋𝐨𝐯𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora