Capítulo 1

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El trabajo

Su mirada se paseaba por la lista que tenía frente a sus ojos, esperando encontrar algo que le sirviera, y en lo posible, que fuera para ese mismo día. A pesar de que la lista de opciones era bastante amplia, nada parecía convencerla. O tal vez era el miedo de ir por algo en lo que no le fuera bien. 
Sacudió la cabeza como si eso la ayudara a tener más claridad. Debía encontrar un trabajo y debía dejar de dar vueltas. Si ella quería seguir estando en esa ciudad tenía que tener dinero para poder mantenerse, y sobre todo pagar el alquiler. Pero si seguía descartando trabajos solo porque si, terminaría haciendo sus valijas y volviendo a su hogar. Y eso era lo que menos quería. Había soñado mucho con mudarse allí, y no podía permitirse arruinarlo. 

—De acuerdo, este tendrá que ser.

Dio un click para postularse en el anuncio que había aparecido frente a sus ojos. El trabajo consistia en ser mesera en un bar. Anteriormente había trabajado como mesera en una cafetería, por lo que imaginaba que no sería muy diferente. Completo la planilla con todos los datos que le pedían, y luego clickeo “enviar”. Soltó un suspiro y cerró la tapa de su laptop. Había estado demasiado tiempo frente a la pantalla y le ardían los ojos de tanto buscar. 

Se levantó de la silla y salió de su cuarto para dirigirse a la cocina. Su compañera de piso aún no había llegado, por lo que le tocaba preparar la cena a ella. Coloco algo de música de fondo para relajarse un poco, y comenzó a cocinar. No le gustaba mucho hacerlo, pero si le gustaba comer bien, por lo que hacía un esfuerzo por hacer algo elaborado. Observó por la ventana que tenía en la cocina, la vista era espectacular. Las luces de la ciudad eran algo increíble, le fascinaba. 

Definitivamente era fan de la noche. Caminatas con los audífonos puestos, escuchando sus playlists favoritas. Salidas con amigos a jugar a los bolos, o tal vez a cenar algo. Incluso salir a discotecas cada tanto, era algo que le gustaba. No sabía exactamente qué era, o tal vez si. Puede que el hecho de tener mejores recuerdos durante las noches era algo que la había influenciado a que no fuera tan fan de los días. 

Entre distintos pensamientos y bailecitos al ritmo de la música, terminó de preparar la cena. Se sentó en el sofá para cenar mientras veía un capítulo del kdrama que estaba viendo en esos momentos. Ese era su momento para despejarse, simplemente disfrutar de lo que veía sin tener que pensar en sus preocupaciones.

En esos momentos se oyó el sonido de la puerta y segundos después se abrió la puerta, entrando por ella, Rosi, su compañera de piso. 

–Llegue, estoy agotada. 

–¿Muchas personas?

–Demasiadas. Es jueves, no entiendo como las personas que trabajan o estudian beben hasta tan tarde en día de semana.

La castaña dejó su abrigo y se sentó en el sofá junto a Sami. Observó lo que estaba comiendo y su estómago rugió automáticamente.

–En el refrigerador dejé tu parte.

–Gracias al cielo, me estoy muriendo de hambre. 

Se levantó del sofá de un salto y fue a buscar lo que su amiga le había dejado preparado. Siempre solían hacer eso entre ellas. Cuando una trabajaba, la otra solía preparar la cena para ambas. Siguieron ese ritmo hasta que Sami renunció a su trabajo, y de ahí en más, por los siguientes días, fue ella quien preparaba la cena. 

Esperaba que todo volviera a la normalidad pronto, si las cosas iban bien con su nuevo trabajo. Estar sin uno era algo que la tenía inquieta y ansiosa, por lo que ya deseaba que la llamaran para ir a la prueba de aquel empleo al que se postuló. 

A escondidas de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora