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El gatito NuNew era un revoltoso, sin duda. No le gustaba estar en casa más que para comer y dormir lo que era necesario, además de bañarse. Tampoco le gustaba estar en casa pues convivir con un bebé no era lo mejor para un gatito, menos para uno inquieto como Nhu. Lo abrazaba muy fuerte y le dolía cuando lo regañaban por jugar muy brusco con el bebé.

Cuando el reloj marcaba el palito corto en el diez y el grande en el doce, Nhu sabía que los vecinos de la casa de atrás ya no estaban. Hacia mucho calor aquel día por lo que el gatito Zee debía estar muy relajado y exhausto durmiendo en alguna parte fresca de su casa. NuNew también se sentia agotado por el calor pero quería ver al gatito Zee.

—¿A dónde vas, estúpido gato?—ladró el perro Max con intenciones de meterle miedo al felino.

—A ver a Zee.—maulló el gatito Nhu intentando pasar lo más lejos posible del perro.

—No podrás ir si te alcanzo. ―entonces el perro Max comenzó a perseguir al gatito NuNew que alcanzó a treparse en un mueble del patio trasero que uso para saltar al árbol.

—JIIIIIIIIIG.—gruñó el felino.

—¡Ya te voy a alcanzar, gato!

—¡Ya cállate, estúpido perro!

NuNew saltó con sus cuatro patitas hacia la ventana del segundo piso que no estaba muy lejana a una rama de aquel árbol. Era el cuarto de la dueña de Zee. Para Nhu era asfixiante el olor, la chica había salido hace poco de la universidad y de seguro se había bañado en perfume, su sensible olfato no lo aguantaba.

Pasó por la habitación y se adentró a la siguiente, una pieza un poco más grande perteneciente a los padres de la dueña de Zee. Sobre su cama se destacaba su pelaje; tal como se lo esperaba, durmiendo cómodamente sofocado por el calor.

Patitas Suaves ZeeNunewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora