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Estudiar en la mejor universidad del país tenía sus sacrificios y uno de ellos era lidiar con profesores que estaban a otro nivel mental y académico. Muchos genios de las ciencias exactas trabajan aquí, sabían mucho y se tomaban un tiempo para transmitir aquellos conocimientos, pero sin alardear mucho de ello, bueno, algunos sí.

Ya era mi quinto semestre, estaba acostumbrada a este ambiente y tenía muchos amigos y compañeros, también a las chicas les agradaba cuando decía que estudiaba ingeniería y sabía de números y allí estaba yo, caminando por el campus, tratando de ubicarme en el nuevo edificio porque, a pesar de que llevaba dos años aquí, seguía sin aprenderme muy bien los salones ya que contábamos con más de siete pisos y como cuatro edificios todos dedicados a las ciencias exactas, ingenierías y económicas.

Estaba pasando por el estacionamiento, esquivando los autos que estaban allí, pensé que sería un buen atajo y cortar camino me vendría bien porque estaba llegando justo sobre la hora, así que por fijarme en mi camino, veo la parte trasera de una camioneta retroceder, haciéndome caer hacia un costado de rodilla al cemento. Fue un mal día para llevar falda.

Miré mis manos y estaban raspadas, de mi rodilla chorrraba una gota de sangre y ardía como la mierda. La camioneta negra volvió a su lugar y escuché la puerta abrirse.

ㅡ ¿Está bien? Sabe, el estacionamiento no es un lugar para caminar como si estuvieras en una calle peatonal. ㅡ Oí nada más que su voz, sonaba como si un regaño, pero yo estaba muy concentrada en mi herida. ㅡ ¿Se ha hecho mucho daño?

ㅡ Estoy bien, grac- ㅡ Elevé mi mirada y allí estaba ella, con el ceño fruncido y una preocupada mirada en sus ojos. Vestía de negro y unos tacones altos. ㅡ Gracias, estoy bien. Debo irme, tengo clase.

ㅡ Déjeme limpiar su herida, puede infectarse.

ㅡ N-No se preocupe, estoy bien, gracias. ㅡ Cuando iba a levantarme, ella me detuvo sosteniendo mi hombro. ㅡ Estoy bie-

ㅡ Quédese quieta, no se mueva, voy a limpiar esto. ㅡ Pidió con firmeza, mirándome a los ojos. ¿Quién era yo para negarme a los pedidos de la amargada, pero preciosa, dama de negro? Me quedé esperando mirando hacia el cielo, fingiendo que no quería extraerme la pierna en ese mismo instante. ㅡ Bien, no se mueva.

Ella había traído un botiquín de la parte trasera de su vehículo, se puso a la altura de mis piernas, arrodillándose frente a mí. Yo intentaba mirar a cualquier lado menos a su escote que me atacaba directamente, no quería parecer una pervertida. Tampoco podía mirar mi herida porque odiaba ver sangre y podría desmayarme en cualquier momento y no quería hacer el ridículo frente a una mujer de tal excelsa belleza. Lo que me había echado para limpiar el raspón ardía como si me estuviera echando alcohol puro, pero tuve que disimularlo y maldecir en mi cabeza.

ㅡ Creo que fue un mal día para llevar falda. ㅡ Dijo mientras ponía una venda sobre mi rodilla y hacía lo mismo en la otra, que estaba lastimada, pero en mejores condiciones. ㅡ ¿Duele mucho?

ㅡ No. Estoy bien, pero muchas gracias. Lamento haber interrumpido su día. ㅡ Me levanté y limpié la parte trasera de mi ropa, bajo su atenta mirada. ㅡ Debo ser más cuidadosa la próxima y no traer más falda.

ㅡ No, sólo sé más cuidadosa, la falda dejan lucir tus piernas. ㅡ Dijo asintiendo mientras tomaba el boquitín en sus manos para guardarlo nuevamente en su coche. Ella volvió a darme un vistazo de arriba hacia abajo, pero siendo bastante disimulada. ㅡ Tenga más cuidado.

ㅡ L-lo haré, gracias. Gracias por no chocarme.

— Cuando quiera. ㅡ Soltó una sonrisa nasal a mis espaldas.

𝐓𝐄𝐀𝐂𝐇𝐄𝐑'𝐒 𝐏𝐄𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora