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Pasar esa página de un momento a otro es una maravilla, ese sentimiento de poder dejar ese mundo que te tenía agitada, cansada y desanimada.
El aroma de los huevos fritos y la tocineta inundando mis fosas nasales es el paraíso. Al entrar a la cocina del pequeño apartamento que comparto con Chan, lo encuentro haciendo el desayuno.
Tener un novio servicial no recomiendo que se la salten.
── Buenos días, preciosa.
¿Qué más podría pedirle a la vida? Tengo todo lo qué necesito aquí.
── Buenos días, Señor Máster Chef. ── Me acercó a él y rodeó mis brazos en su cintura, así como suele hacerlo él.
A pesar de ser muy temprano, su perfume de coco alegra mi nariz, podría estar cerca de él todo el día.
Bangchan se voltea y me regala un beso en mi frente.
── Está noche te invitaré a cenar, ponte más bonita de lo que ya eres ── Susurra en mi oído. Yo asiento y me dirijo a la mesa del comedor a probar su delicioso platillo.
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El nerviosismo se apodera de mí, ¿por qué me invitaría a cenar así de repente?. Chan es una persona a la que le encanta invitarme a comer, salír a pasear y pasar tiempo conmigo, pero algo me dice que ésto es diferente.
── ¿Ya estás lista, bonita? ── Pregunta asomándose a la puerta.
── Si.
Él me mira de pies a cabeza, un vestido de color turquesa hace que a Chan se le vaya la cabeza por unos segundos.
── Te ves... ── Tartamudea varías veces con nerviosismo ── Hermosa.
Mis mejillas toman un color rojizo, un recuerdo aparece en mi mente en donde cada vez en cada escenario me mira directamente sin disimular, y yo siempre me ponía roja.
── ¿Nos vamos? ── Pregunta y yo asiento.
Al llegar al lugar todo está lleno de girasoles que le da un toque hermoso al restaurante, con el atardecer atrás y una banda de jazz al fondo. Ésto es un sueño.
── Minji, yo... ── Lo miro directamente a los ojos, nunca habían sido más bonitos qué en este instante.
── Chris... ── Nuestras miradas se conectan una a la otra, como si hablaran.
── Kang Minji.
Al pronunciar mi nombre completo me hacé sobresaltar, escucharlo de él me pone los pelos de punta.
── ¿Puedo ser tu esposo? ── Chris saca un anillo de su bolsillo y lo extiende hacia mi mano.
Las lágrimas no tardan en aparecer, una mezcla de emociones me invaden completamente, voy a casarme con el amor de mi vida.
── Si Christopher, si quiero casarme contigo.
Él no duda en abalanzarse sobre mis labios y capturarlos en un beso lleno de amor y destellos, al separarnos me coloca el anillo en mi dedo.
── Te haré la mujer más feliz, te lo prometo.
Está es solo la primera página de nuestra historia.
