Alguien "normal" podría decirle a Lookkaew que está demente, pero a ella le importaba muy poco.
Anotarse como ayudante del equipo de fútbol (lo que implicaba lavar sus apestosas camisetas y toallas) solamente para poder ingresar sin impedimento alguno a sus vestidores y observar de cerca sus posibles siguientes presas, era algo que sus mejores amigas habían calificado como "descabellado". Pero, como anteriormente se ha mencionado, a Lookkaew le importaba realmente muy poco.
No era absolutamente nada divertido tener que cargar con una asquerosamente maloliente mochila llena de toallas y camisetas sudadas por todo el pasillo de la universidad y en su auto para la lavandería más cercana, pero todo era gratificantemente recompensado en el momento en que los sus compañeros ingresaban a las duchas después de jugar y a medio vestir.
La peli-negra sabía cómo disimulara la hora de pasar cabina por cabina en busca de sus prendas sucias y al mismo tiempo, echar una breve mirada a los musculosos cuerpos de cada uno de los jugadores.
Jenny no había recibido información falsa. Todos estaban considerablemente bien dotados... pero ninguno llegaba a sorprenderle.
Incluso había tenido que descartar a Tanadech de su lista en el momento en que se supo que empezó a salir con una chica de intercambio recién ingresado.
Así que su búsqueda continuaba tranquilamente... o al menos así fue hasta que apareció Anunta Teavirat.
¿Quién demonios era Anunta Teavirat?
Anda Anunta Teavirat era otra más de aquellos estudiantes de intercambio que habían ingresado a la universidad a aquellas alturas del año.
Una niña buena, educada, inteligente, aburrida, en exceso respetuosa, una cerebrito, ratita de biblioteca, Sheldon Cooper 2.0... Entre otros calificativos algo más graciosos. Usaba unos grandes lentes redondos, pantalones muy anchos y se abotonaba la camiseta hasta el cuello. También usaba suéteres increíblemente grandes y con cuello de tortuga. Anunta Teavirat era el típico tipo de chica que jamás mostraba más piel de la necesaria.
Lookkaew no tuvo absolutamente nada que ver con la chica (de hecho, desconocía de su existencia) hasta que Anda se vio obligada a hacer parte del equipo de fútbol americano. Contrariamente a lo que todos pensaban, Anda Anunta era increíblemente buena en los deportes, tan solo odiaba practicarlos, pero las chicas de toda la universidad enloquecieron cuando la muchacha se dejó ver por primera vez con el uniforme del equipo puesto.
¿Quién diría que una simple ratita de biblioteca podría tener tales abdominales tan marcados, y aquellas gloriosas piernas que la hacían parecer una diosa griega? Sí, ni siquiera Lookkaew se habría dado cuenta de ellos de no ser porque la chica necesitaba ganar puntos extras en el área de gimnasia y educación física, ya que era en lo único en lo que no destacaba.
Desde ese dia, Anda Anunta no pudo tener sus momentosa solas en la biblioteca cada tarde, pues las chicas le perseguían hasta en el almuerzo.
Sin embargo, Lookkaew, aunque podía admitir que la chica tenía una cara que podría derretir los polos y unos brazos en los que te quisieras morir lentamente, no la encontraba demasiado llamativa y eso era debido a que era una mojigata, la chica esperaba a que todos sus compañeros de equipo saliesen de las duchas para poder ingresar ella y hacer su aseo privadamente.
Lookkaew no lo entendía, pero no le importaba.
O al menos así fue hasta ese insignificante día en el que tuvo que quedarse hasta tarde recogiendo la ropa sucia de los jugadores.
El día anterior había faltado a la universidad y, por lo tanto, a sus horas extras como ayudante del equipo, por lo que la ropa sucia se acumuló y se vio obligado a buscar formas creativas de poder llevar dos tandas a la lavandería sin morir en el intento, así que decidió (por mucha flojera que le diese) hacer dos viajes.
Y justo ahí, cuando volvía de la lavandería por la segunda tanda, que vio por primera vez lo que se convertiría en el mayor de sus deseos más oscuros. Anunta Teavirat se desnudaba de espaldas, sin tener la más mínima idea de su presencia y sin ser pudorosa como Lookkaew se había acostumbrado a verla. Y, oh, santo infierno.
Anunta Teavirat era jodidamente lo más delicioso que Lookkaew había visto en mucho, mucho tiempo. Lookkaew ahora se podía sentir identificada con aquellas chicas que no la dejaban en paz ni en el almuerzo. Porque la chica era... Era sublime. Joder, se había quedado sin palabras. Su piel no era bronceada como la de la mayoría de los demás jugadores, era pálida y se veía verdaderamente tersa y apetecible. Cada vez que se movía, incluso en lo más mínimo, los músculos de su espalda se flexionaban y salían a la vista, viéndose tan imposiblemente exquisitos que Lookkaew estaba empezando a delirar, se podía ver a sí misma lamiendo con dedicación cada uno de esos preciosos múculos pliegue a pliegue, quería pasar su lengua por todo ese perfecto y tonificado cuerpo de dios griego que le estaba causando un dolor horrible en la...
-¡Ahh!
Lookkaew saltó en su lugar, asustándose de modo que avanzó un par de paso al frente y se resbaló gracias al agua regada por todo el lugar. Cerró los ojos un segundo, intentando recomponerse y cuando los abrió, creyó haber sido realmente muy buena persona en su otra vida, pues el enorme -realmente enorme- miembro de Anda Anunta era lo que estaba frente a su cara en el momento que abrió los ojos.
"Madre santa, esos son mínimo veinticuatro."
Sin embargo, tan pronto como la chica terminó de ayudarle a levantar, se cubrió con lo primero que encontró: la ropa que recién se había quitado. Sus mejillas y las de Lookkaew coincidieron para ponerse rojas como tomates tan pronto como se miraron a los ojos, la diferencia era que la peli-negra tenía un par de pensamientos poco cándidos en su cabeza que eran la razón del color en sus pómulos, pero Anda estaba en una situación totalmente diferente, preocupándose más por cubrir su cuerpo que por otra cosa.
-L-lamento haberte asustado. -Susurró la chica, apartando la mirada lo más rápido posible. -P-pero en mi defensa, tú me asustaste primero; ¿Por qué estás en el vestidor para chicos?
La mayor suelta una pequeña risita torpe que hace que el estómago de Lookkaew se sienta extraño. La chica era una preciosidad... y tenía un gran, gran, grandísimo amigo allí abajo. Lookkaew empezaba a mirarla con otros ojos.
Estaba sin palabras, no sabía qué decir. Lo único que quería era arrodillarse frente a la castaña semidesnuda frente a ella y rogarle que la dejara exprimir hasta la última gota de un orgasmo que Lookkaew estaría complacida de causarle con sus propias manos... quizá su boca podría ayudarle.
-E-estás bien? -Pregunta Anda, mirándola con ojos preocupados. No traía sus lentes y sus preciosos ojos color cafe la estaban haciendo sentir estúpida. Había conquistado extranjeros desde Coreanos hasta Brasileños y no podía abrir la boca frente a la cerebrito nueva de la universidad.
Cuando estamos nerviosos decimos tonterías, lo primero que se nos viene a la cabeza en la mayoría de los casos y quizá pasamos las mayores vergüenzas de nuestras vidas... pero Lookkaew sobrepasó el limite.
-¿Me dejas chupártela?
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Próxima actualización: Jueves 06 de Junio.
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