• FRÍO CLIMA, FRÍO CORAZÓN •

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Suspiré al escuchar de nuevo el mensaje del buzón de voz y solté un pequeño grito de molestia.
- Señorita Pierce, debe tranquilizarse - Miré a Rodolph con estrés y volví a posar mi mirada en la pantalla del aeropuerto, como ya había hecho unas diez veces antes en los últimos 15 minutos.
- Es que simplemente no puedo creer que ni siquiera el día que me voy puedan aparecerse - Meto mi celular en mi bolsillo y me levanto de mi asiento para tomar mis maletas.
- Estoy seguro de que sus padres no lo hacen con mala intención -
- Les tienes mucha fe, yo perdí eso hace años con ellos - Tomé mis cosas, incluyendo la bolsa algo pesada que traía Rodolph por mí.
Aproveché para darle un abrazo de despedida, definitivamente iba a extrañar a la única persona que me cuidó y escuchó durante estos 19 años.
- Cuídese mucho, me encargaré de que sus padres reciban la despedida de su parte - Nos separamos del abrazo y mis ojos se llenaron de lágrimas, él de verdad se había vuelto como un padre para mi.
- No, no les digas nada, si a ellos les importara, estarían aquí - Él me miró con algo de desaprobación, era el único que aún confiaba fielmente en que le importo a mis padres, pero para ellos solo soy un gasto más y lo tengo muy claro.
Tomé las cosas que irían conmigo en el vuelo y me alejé.

Mi asiento era VIP, por lo que viajé tranquila y cómoda, perfecto para un vuelo de siete horas.
Desperté justamente diez minutos antes de aterrizar, así que preparé todo lo que tenía regado. El avión llegó a su destino y poco rato después nos dejaron comenzar a bajar.
De ahí, el pequeño trayecto en taxi no fue nada pesado, al contrario, me invadía la emoción de conocer cada rincón de Inglaterra.

Abrí la puerta de mi dormitorio, solo había un escritorio con una lámpara, una silla de madera muy linda, una cama que hacía juego y otra puerta a un baño simple. Las paredes blancas me daban paz, así que decidí solo por esta noche, dejar todo como estaba, dejarlo con ese toque sencillo que tenía, sin adornos ni nada tan estruendoso.
Arrojé todas mis cosas a la esquina vacía y caí directo en la cama, el vuelo me agotó y necesitaba dormir urgentemente.

Un golpe, otro, otro y uno más, fue lo que provocó que despertara, creí que alguien tocaba mi puerta, pero solo me tomó unos segundos notar que los golpes venían de la pared, al parecer una pareja se instaló en el dormitorio de a lado y estaban... Estrenando la cama.
Me levanté y aproveché para buscar mi pijama, era muy noche ya, para mi suerte, no tendré problemas en acostumbrarme al horario de aquí, ya que me estuve preparando desde hace un mes y medio.
Revisé mi celular, no tenía ni un mensaje o llamada, lo cual me deprimió. Pensé en salir a alguna fiesta, buscar algo en las calles que incluyan convivencia, pero estando en Inglaterra hay pocas probabilidades de encontrar algo a estas horas.
Terminé con la armonía del dormitorio al colgar mi calendario y algunos posters y fotos en las paredes. Era muy notable el hecho de que no había donde poner la ropa, pero me preocuparía por eso al amanecer.
Me di una ducha, me puse la ropa para dormir, me cepillé el pelo, me cepillé los dientes y me acosté a dormir de nuevo, para lo cual no tuve problema alguno, un don valioso que tengo.

Mi alarma sonó muy temprano, eran las seis y media de la mañana, pero debía levantarme temprano si quería resolver lo de la falta de closet.
Me puse una blusa de manga larga y un pantalón de mezclilla, supuse que sería suficiente para el frío clima de aquí. Bajé las escaleras y en la pequeña recepción no había absolutamente nadie, toqué varias veces la campana, pero nadie me hacía caso. Caminé por los pasillos de la planta baja, buscando ayuda, cuando pasé por una sala grande con una mesa larga en el centro y muchas personas sentadas alrededor, todos bien vestidos. Había una enorme pantalla y muchos papeles en la mesa. De pronto uno notó mi presencia.
- Disculpe señorita, ¿Se le ofrece algo? - Eso causó que todos los demás me miraran, provocándome nervios en el estómago.
- Yo... Busco ayuda para resolver un asunto sobre mi dormitorio - Algunos de ellos rieron con un tono de burla, me sentí ridícula.
- Vi que Margarett fue al baño hace unos diez minutos, seguro ya esta en la recepción o volverá pronto, ahora retírate por favor - Una voz femenina me dijo eso de manera muy seria, se notaba que no eran amables, así que solo asentí con la cabeza como agradecimiento y regresé por donde vine.
Así como dijo esa misteriosa mujer, la recepcionista ya había vuelto, al parecer solo fue cuestión de mi poca paciencia.
Ella parecía lo contrario a los demás, era una mujer grande y se veía tierna.
- Buenos días cariño, ¿Qué necesitas? - Su tono era cortés y su voz muy dulce, por lo que sonreí.
- Buenos días, vengo a preguntar sobre la falta de armario en mi dormitorio - Ella hizo un gesto que me indicó que había olvidado ese problema. Tomó un teléfono fijo e hizo una llamada, la cuál resultó en que yo debía comprar mi propio armario, al igual que otros muebles que yo necesitara o quisiera. Estuve por reclamar sobre el mal servicio, pero luego Margarett me especificó que esa información está en la página oficial de la institución, la que por supuesto no me tomé el tiempo de revisar.

✦ 𝑭𝑼𝑬𝑹𝑨 𝑫𝑬 𝑪𝑳𝑨𝑺𝑬𝑺 ✦ [ᴍᴀʀɪsᴋᴀ ʜᴀʀɢɪᴛᴀʏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora