Fue el destino, fue la suerte

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Una idea que he traído en mente desde hace unos días...

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Era una cálida tarde en un bar cerca de las afueras de la ciudad donde 7 amigos estaban reunidos para tomar unas cervezas después de una atareada semana de trabajo. Tenían esa tradición desde hace un par de años y aunque no siempre coincidían todos por sus diferentes actividades, esa noche si lo habían hecho y era motivo de celebración.

La comida y la bebida no se había hecho esperar, la camarera, una bonita chica de nombre Nojiko estaba tan acostumbrada a verlos ahí que ya sabía perfectamente que iba a pedir cada uno así que simplemente se los servía y ya ni siquiera les dejaba un menú a menos que alguno de ellos viniera acompañado.

-¡Orden para la mesa 6! -gritó al encargado de la barra que también era el dueño de aquel bar. Un señor bonachón algo robusto de nombre Jimbei - Una malteada de algodón de azúcar, un cocktail tropical, un tarro grande de cerveza, una botella de sake, una botella de vino de la casa, un refresco de cola y un té - Vaya que eran un grupo de lo más variado.

Cuando la morena llevó sus bebidas a la mesa, el grupo se encontraba en medio de una acalorada discusión... como siempre.

-¡A ver! - gritó un joven rubio que vestía una elegante filipina blanca, mientras se quitaba el cigarro de la boca -¡Ya les dije que lo de Viola ya fue! ¡Ahora mi corazón le pertenece a Pudding-chan! Gracias Nojiko-swan- dijo mientras tomaba una copa con vino -

-Eres un p*toloco - le dijo sin más un joven de cabello verde atraviado con una yukata mientras se servía sake en un vaso

-¿Alguien dijo "p*toloco"? ¡Eso no suena muy SUUUUUPER!- gritó un musculoso hombre con una camisa que indicaba el nombre del taller donde trabajaba.

-Yohohohoho Zoro-san siempre sabe como hacer enojar al cocinero - dijo un hombre delgado, el mayor del grupo que vestía un traje formal.

-¡Hey! No esten diciendo sus marranadas frente a Chopper, además Kaya no tarda en llegar y no quiero que piense que mis amigos son unos pervertidos - El chico de larga nariz se agarró la cabeza, para luego sacudirla y acomodarse el tirante de su overol.

-¡Ah pero si son!- Dijo el chico de cabello castaño. No sabía como había terminado en ese grupo tan descabellado,  él solo había ido a esa ciudad para estudiar arduamente medicina y ahora estaba en un bar en lugar de estar estudiando. Su tutora lo iba a matar. -¡Gigoló!- gritó apuntando a Sanji.

Un chico de cabello negro con camisa veraniega y en cuya espalda descansaba un viejo sombrero de paja comenzó a reirse sin parar. Se llevó una de sus cayosas manos de trabajar en el puerto a su rostro.  Siempre que podía acudir a esas reuniones terminaba con el estómago adolorido de tanto reír (y comer).

-¿Tu de qué te ríes? -le respondío Sanji -Al menos yo tengo el dilema de elegir entre dos chicas, no como otros que ni siquiera han besado a una- le dijo ya con un poco de desdén pero dándose cuenta de que tal vez se habia pasado un poco.

-Meh - gruño el chico del sombrero de paja dándole un trago a su cerveza. 

Era bien sabido que Luffy nunca había mostrado interés romántico por ninguna persona,  todo su corazón pertenecía al mar. No era por que ninguna persona, en especial alguna chica le atrayera o no, si no que si algo había aprendido a través de sus amigos, es que de una forma u otra siempre cambiaban aunque sea un poco cuando se enamoraban de una chica.

Él no quería cambiar, estaba bien así. Podía irse como tripulante en casi cualquier embarcación que quisiera, sus habilidades marítimas eran muy apreciadas por las diferentes expediciones que salían de ese puerto, así que si quería se quedaba, si se le daba la gana se iba por unos cuantos meses. Total, nadie lo esperaba en casa.

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⏰ Última actualización: May 25 ⏰

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