𝓇𝑜𝓉𝑜
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Jake yace sentado frente al escritorio, con vista a un gran ventanal que muestra la belleza de la ciudad tras la pieza de madera tallada. Totalmente solo, espera a que el médico regrese y le entregue el avance de los resultados de los exámenes que se tomó hace un par de días, cuando acudió casi de urgencias. La oficina del médico está demasiado fría para su gusto; el aire acondicionado suelta una suave ventisca que está casi congelada, calando en los huesos de sus extremidades. Siente como si hubiese metido las manos, los pies y su cola en una cubeta de agua con hielo. Las falanges de cada dedo le generan una molestia vaga y las vértebras de su cola duelen como el demonio.
Extendió su cuerpo hacia atrás y recostó su peso sobre el espaldar de la silla. Cruzó sus brazos y escondió las manos bajo sus axilas, intentando abrigarlas un poco aunque fuera. Pero justo cuando estaba lográndolo, escuchó el sonido de la puerta abrirse suavemente. Esta simple acción logró hacer sonar el ventanal por la descompresión del aire dentro del espacio. Ambas orejas reaccionaron casi al instante en busca de los pasos que se adentran y el macho no dudó en voltear apenas para verlo entrar.
Un hombre grato de virtud y belleza, tal como si la misma Eywa hubiera penetrado en el vientre de su madre para esculpir su ser a su gusto, dejándose el alma y la mente en tan magna creación de la vida.
Tonowari es hijo único. Hijo que trajo dicha y gratitud a sus padres de forma instantánea. No podría haber un niño en toda Pandora que fuese mejor que él, ni en un millón de años más, pensaban ellos con orgullo cada vez que lo veían. Pero, toda virtud trae su lado oscuro. Es una vida que, ante los ojos de extraños, se muestra ajena de imperfecciones. Pero dentro de la cáscara, el Metkayina sabe que no es más que una farsa. Siempre se exigió más de lo que podía dar, buscando generar felicidad en esos dulces progenitores que le dieron todo. Busca seguir los pasos de su padre. Se dejó el sudor y la sangre queriendo demostrarles que puede ser un igual a ellos. Dejó todo lo que pudo haber hecho de su vida normal a un lado: relaciones, amistades, la felicidad misma. Todo con el objetivo de obtener aquellos elogios que con el tiempo se volvieron vacíos y no son más que un simple fragmento efímero en su existencia, un par de palabras que hacía años habían dejado de tener el mismo significado, lo sabe, pero no puede evitar sentirse dependiente de ellas.
«Si no soy el mejor, ¿Para qué siquiera lo intento?»
Incluso si quisiera detenerse en ese punto exacto de su vida, no hay nada ni nadie que pueda devolverle todos los años que perdió queriendo superarse: ni su niñez, ni los juegos que nunca jugó. No, obviamente no hay forma de que quiera dejar la vida que tiene de lado y buscar su felicidad. Esa es su felicidad. Porque si al final del día no tiene control sobre él mismo, puede tener el control de otros aspectos: educación, su hogar y oficina... Sus pacientes. Aquellos que en sus comienzos y aún sigue tratando como simples conejillos de indias con tal de poder seguir aprendiendo más. No hay manera de que los deje morir, no si están sus vidas colgando de la mano de él. Él no es más que un controlador que no puede estar un segundo solo con su propia cáscara porque si no se desmoronaría. El mismo hombre que se muestra fuerte, realmente es un pequeño niño llorón que solo quiere ser el centro de atención porque realmente se siente solo y vacío.
El Metkayina tomó el respaldo de su cómoda silla de escritorio y la movió hacia atrás para tomar asiento, un acto tan sencillo que ante los ojos de Jake se veía elegante, nada comparado con él. Observa cada movimiento del médico ante sus ojos, pues le resulta demasiado extravagante con todos esos tatuajes en la cara; sabe que es la cultura de ellos que aún perdura a través de los años, pero siempre le resultaron curiosos. Tonowari observa de reojo a su paciente mientras ordena y lee más detenidamente los papeles que están entre sus manos. Sabe que aquel es un nuevo desafío para su carrera como oncólogo, si bien es un pensamiento egoísta el que tiene al verlo como un número más, no puede verlo con otros ojos, pues, sólo es un paciente más. ¿Qué impacto puede llegar a tener en su vida un veterano como él? Aún no está metastásico, así que todavía tiene chances para poder cambiarle la vida, sólo si este lo desea.
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ᴇᴄᴏꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴅɪᴏꜱ ɪɴᴍɪɴᴇɴᴛᴇ 「ᴀᴠᴀᴛᴀʀ 」
General FictionEn el rincón más recóndito de la memoria, donde los latidos del corazón se entrelazan con los suspiros del efímero destino, nace la historia de dos almas destinadas a cruzarse en un camino marcado por la fragilidad de la vida y la fuerza inquebranta...