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Los días pasaban como olas, Carlisle me explicó de que podría ir mi habilidad aunque no estaba muy seguro, nunca había visto algo como lo que yo había hecho en sus trescientos años existiendo en la tierra.
─Bien, intentemos otra vez ─Coloco una lata de refresco frente a mi.
Mire con determinación la lata soltando un suspiro pesado, llevaba mas de cinco intentos y nada sucedía, la lata seguía sin levantarse. Puse toda mi concentración en aquel pedazo de aluminio soltando uno que otro suspiro producto del esfuerzo que estaba consumiendo.
─No puedo ─Baje la mirada totalmente avergonzada por rendirme.
─Lo lograrás, solo debes tomar un descanso. Fue mucho esfuerzo por hoy ─Acaricio mi hombro antes de salir de la habitación.
Me levanté de mi asiento frustrada, siento que defraudó a los Cullen al no lo lograrlo,ellos ponen en mi toda su confianza y fallar me siento como una fracasada. Tome mi chaqueta del perchero antes de salir de la casa por la puerta principal, un susurro me alertó y al buscar con la mirada me encontré con los ojos color miel de Jasper arriba de un árbol.
─Que haces ahí hombre mono ─Me acerque lentamente al enorme árbol donde se encontraba─¿Perdiste a tu Jane?
─Si, No logro encontrarla ¿Me ayudaría a buscarla? ─Sin pensar asentí con la cabeza.
─Dame la mano.
Me pare de puntillas para alcanzar su brazo, cuando por fin entrelace mis dedos con los suyos me levanto del suelo dejándome sobre la rama donde el esta parado, por instinto me sujete de su cuerpo para caerme, cosa que pareció gustarle ya que no me alejo, al contrario, el posó sus manos en mi cintura.
─No la dejare caer señorita ─Lo mire a los ojos sintiéndome hipnotizada por su acento tan hermoso─Lo juro.
Mis mejillas no tardaron en tornarse rojas, al sentir su tacto en mi cintura, mis manos viajaron tímidamente desde su pecho hacia su cuello de dónde me sostuve por unos cuantos minutos.
─¿Quieres sentir un poco de adrenalina?
─Si ─En un rápido movimiento me tomo del brazo para colocarme sobre su espalda,me aferre a su cuello tal como un koala mientras el sujetaba mis piernas.
─No te sueltes ─Asentí frenéticamente con los ojos cerrados.
Jasper soltó una risa antes de comenzar a desplazarse entre las ramas, no me atreví a abrir los ojos, solo podía sentir las ráfagas de viento en mi rostro, oía el crujido de los árboles donde nos suspendiamos junto con el canto de los pájaros que amenizaban de manera perfecta el momento.
