Prologo

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Caminaba por las tranquilas calles nocturnas en mi camino de regreso a casa cuando escuché gritos de auxilio provenientes de un callejón oscuro. Sin dudarlo, corrí hacia el sonido y encontré a un grupo de matones rodeando a un joven indefenso.

Yo: ¡Déjenlo en paz!

Matón 1: ¡Vete de aquí si no quieres meterte en problemas!

Matón 2: ¿Quién te crees que eres para intervenir?

El joven, visiblemente asustado, me mira con esperanza.

Joven: ¡Por favor, ayúdame! No sé qué hacer.

Decido actuar y me interpongo entre los matones y el joven, dispuesto a protegerlo a cualquier costo.

Yo: No puedo quedarme de brazos cruzados mientras lastiman a alguien inocente.

Los matones me rodean, lanzando amenazas y golpes. A pesar de estar en desventaja numérica, me mantengo firme, protegiendo al joven con todas mis fuerzas.

Los minutos se vuelven eternos mientras luchamos, pero pronto me doy cuenta de que no podré ganar esta batalla. Entonces, tomo una decisión.

Yo: Corre, ¡escapa mientras puedas!

El joven vacila por un momento, pero finalmente comprende y huye del callejón. Los matones se enfocan en mí, y sé que mi sacrificio ha sido en vano.

Con un último suspiro, me preparo para el golpe final, sabiendo que he hecho lo correcto al salvar la vida de alguien más, incluso si eso significa perder la mía.




Desperté en un lugar bañado por una luz cálida y reconfortante, rodeado de una atmósfera serena y tranquila. No había ni rastro del dolor que había sentido momentos antes. Observé a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en un lugar que no podía describir con palabras humanas. Era como si estuviera suspendido en el tiempo y el espacio, en un estado de paz infinita.

De repente, una majestuosa ave de plumaje dorado descendió del cielo. Era un fénix, con un brillo resplandeciente y un aura de sabiduría.

 Era un fénix, con un brillo resplandeciente y un aura de sabiduría

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Bienvenido, alma valiente. Dijo el fénix con una voz que resonaba en todo mi ser.

¿Dónde estoy? pregunté, maravillado por la magnificencia del lugar.

Estás en el umbral entre el cielo y el limbo, el lugar donde las almas encuentran descanso y renovación. Respondió el fénix con solemnidad.

¿Quién eres tu?

El fénix extendió sus alas con gracia y dignidad.

Yo soy el Guardián de las Almas y el Creador de Todo lo que Existe. Declaró con serenidad.

Quedé sin aliento ante su declaración, sintiendo una mezcla de asombro y humildad ante su presencia.

He observado tus acciones altruistas en la tierra y he decidido otorgarte una nueva vida. Continuó el fénix. Tu valentía y sacrificio no pasaron desapercibidos.

Yo Reencarnando En DCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora