"Solo Quiero darte Un beso" (Marshall x Everest)

Capítulo N°1

Hola a todos,

Espero que estén bien.

Probablemente se pregunten por qué volví a publicar este capítulo de la historia. La razón es muy simple: al momento de publicar esta parte, creo que hubo un error y se publicó la versión antigua de la historia.

Les pido disculpas por ello.

Ahora que todo está aclarado, pueden continuar con la historia. Esta es la versión correcta.

Gracias por su comprensión.

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En un frío y nevado día de invierno, el aire fresco se siente crujiente mientras el sol se asoma tímidamente entre las nubes. El pequeño pueblo de Villa Esperanza está cubierto por un suave manto blanco de nieve recién caída, creando un ambiente mágico y encantador.

Everest, una chica con una energía contagiosa y una sonrisa brillante, se despierta temprano con entusiasmo. La nieve recién caída la llena de emoción.

-¡Buenos días, mundo! Hoy va a ser un día increíble -dice alegremente mientras se estira.

Se pone rápidamente su camisa verde azulada y su falda morada, luego se envuelve en una cálida bufanda antes de salir a enfrentar la fría mañana. Baja las escaleras de su casa y se dirige a la cocina, donde su madre ha preparado un delicioso desayuno caliente.

-¡Gracias, mamá! Huele delicioso, como siempre -dice Everest al sentarse a la mesa.

-Buenos días, cariño. Asegúrate de comer bien antes de salir -La nieve puede ser hermosa, pero hace mucho frío afuera -responde su madre con una sonrisa cálida.

-No te preocupes, mamá. ¡Hoy va a ser un día fantástico! -responde Everest mientras comienza a comer con entusiasmo.

En el otro lado del pueblo, Marshall, un chico de cabello desordenado y expresión soñolienta, lucha por levantarse de la cama. Su habitación es un caos, reflejo de su naturaleza un poco desorganizada.

-¿Ya es de día? No puedo creer que tenga que levantarme tan temprano -murmura mientras se frota los ojos.

Se tambalea hacia el baño, aún medio dormido, y sin darse cuenta, tropieza con una zapatilla que dejó tirada la noche anterior.

-¡Ay! Tengo que empezar a prestar más atención a dónde dejo las cosas -se queja mientras se sostiene el pie dolorido.

Después de asearse, Marshall baja las escaleras con paso lento, todavía medio dormido. En su estado de somnolencia, resbala en uno de los escalones y casi pierde el equilibrio.

-¡Uf! Casi me caigo. Este día no augura nada bueno -dice, recuperando el equilibrio.

Al llegar a la cocina, se da cuenta de que no hay nadie.

-Hola, ¿hay alguien aquí? -pregunta, mirando a su alrededor. -Creo que todos se han ido -murmura mientras se prepara una taza de café.

Después de terminar su desayuno, Marshall se dirige hacia la puerta principal y se da cuenta de que ha perdido el autobús escolar.

-Oh no, perdí el autobús. Tendré que caminar hasta la escuela. Solo espero no llegar tarde y no tener ningún contratiempo en el camino -dice, mientras se pone rápidamente su abrigo y sale a la calle.