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Suguru envuelve una mano alrededor de la garganta de Satoru, lo que hace que eche la cabeza hacia atrás mientras se contrae. Geto mete su pene lentamente en el trasero de Satoru, tomándose su tiempo con los más mínimos movimientos.

- Si necesitas parar bésame. ¿Entiendes?

Satoru asiente y Geto aprieta sus caderas, clavándole las uñas. Se retira antes de volver a entrar, el placer aumenta en su estómago mientras Geto lo folla.

- Ya no puedo más... Estoy por correrme. - Dijo Satoru entre suspiros, exhausto de hacer fuerza con sus piernas.

- ¿Tan pronto lindo? - Murmura, continuando lento y tortuoso. Sus caderas mantienen un ritmo constante. - Espérame, ¿puedes? Quiero que ambos lo disfrutemos cuando te corras en mi polla por primera vez.

Satoru ni siquiera sabe cómo va a lograr eso, pero asiente, chillando una respuesta y concentrando todos sus esfuerzos en mantener enjaulado el infierno dentro de él. Suguru se inclina sobre él, con una mano todavía apoyada en su cuello, murmurándole al oído...

- Te ves tan bien así, cariño. Qué cosita tan sensible.

Satoru deja escapar un gemido sucio y lascivo, moviendo sus caderas hacia abajo para encontrarse con los golpes de Geto y empujarlo más profundamente.

Gime, dejando caer sus piernas a los costados de Geto, envolviendo finalmente sus brazos alrededor de sus hombros y clavándole las uñas.

- Qué halago. - Dice Suguru contra su oído. Sus embestidas se vuelven más fuertes a medida que pasa el tiempo. Está empezando a sonar sin aliento, mientras que Satoru se aprieta a su alrededor. - Casi no puedo controlarme.

- No lo hagas. - Ruega Satoru. - Fóllame hasta que no pueda ver con claridad.

En lugar de responder, simplemente gruñe, un sonido que Satoru nunca ha oído de él.

Suguru se echa hacia atrás y agarra a Satoru por las caderas y los hombros. Antes de que se dé cuenta, lo dio vuelta y cayó de cara sobre la cama. Gime, sintiéndose vacío cuando el miembro de Geto se sale en la transición.

Suguru lo agarra nuevamente por las caderas, levantando su trasero en el aire y presionando sus caderas contra él. Satoru ya no puede esperar más, se contrae deseando ese pene dentro de él otra vez, y Suguru accede, deslizándola de una vez.

- Te ves tan bien en esta posición. - Susurra, tirando de Satoru hacia su polla con dureza. - Abriéndome las piernas como una puta.

Suguru acelera su empuje, los sonidos del trasero de Satoru golpeando contra sus caderas llenan el aire, prendiendo fuego a la sangre de Gojo.

Satoru gime, sintiendo sus paredes apretando la polla dentro suyo, tratando de mantenerla dentro el mayor tiempo posible. No para de gemir fuertemente, canta mientras Suguru golpea ese punto dentro de él que le hace ver fuegos artificiales. Este se acerca, enredando una mano con la suya, y Satoru la agarra con todas sus fuerzas.

Gimiendo palabras de afirmación en el cuello de Satoru, Geto continúa su asalto a su próstata, enviándolo a un frenesí babeante y sin sentido. Lo único en lo que puede pensar es en lo cerca que está, y gime con fuerza. Satoru lo siente, ya no puede contenerse más.

Suguru no puede evitarlo, y termina dándole una nalgada a Satoru.

Eso es todo lo que él necesita, además de la sensación de los dientes hundiéndose en su cuello, rompiendo la piel y obligando a que su visión se vuelva blanca. El orgasmo de Satoru lo golpea como un terremoto. Subiendo, subiendo, subiendo hasta que se estrella y él grita.

Un placer candente cubre su cuerpo, haciendo que todo su cuerpo se bloquee y empuje a Geo al límite. Siente que él gasta dentro de él el calor y la presión que lo hacen girar en espiral. Suguru gime en su cuello, sus caderas se mueven y vacían hasta la última gota dentro suyo. Está jadeando, retorciéndose, todo su cuerpo sobreestimulado y sensible. Y luego desaparece y él está flotando.

La intensidad del momento había dejado a Satoru sin aliento, y su cuerpo temblaba en anticipación y agotamiento, dejándose caer contra el duro colchón en busca de aire.

- ¡¿Suguru?! - Dijo entre jadeos.

- Aún no terminamos, pequeño. - Respondió firme, con una voz llena de deseo mientras se sentaba al borde de la cama y tomaba a Satoru de las caderas; obligándolo a sentarse arriba suyo.

- Oh, Dios... - En esta posición se sentía mucho más expuesto. Sus caras estaban frente a frente. Podía sentir cada jadeo, sonido y respiración por parte del otro.

Lentamente, Suguru tomó su trasero, separándolo y colocándolo por encima de su miembro. Los ojos de Satoru se agrandaron nuevamente, su corazón comenzó a latir rápido otra vez.

Con un movimiento rápido, tomó las piernas de Satoru y las levantó, dejando que todo su peso cayera arriba de su pene.

Sin poder evitarlo, Satoru se esconde en el hombro de Geto, sin poder parar de gemir.

Suguru, lentamente comenzó a mover sus caderas nuevamente, haciéndolo sentarse más profundamente sobre él. La sensación era abrumadora, y Satoru solo pudo aferrarse a los hombros de Suguru para mantenerse firme.

- Estás muy adentro... - Dijo Satoru entre suspiros y jadeos.

- ¿Dónde exactamente?

Alejándose un poco del cuerpo del hombre, señalo con su mano su estómago.

- Acá, te siento acá.

Suguru no pudo contener su gemido. Su pene sobresalía en el estómago de Satoru, marcándose la punta por arriba del ombligo.

- Creo que puedo llegar más lejos. - Esto último alarmó a Satoru.

- ¿Qué-?

Sin poder terminar la palabra, los movimientos de Suguru se volvieron más rápidos y desesperados. La habitación se llenó del sonido de sus respiraciones entrecortadas y gemidos. Cada embestida llevaba más y más lejos, llevando a Satoru al borde de la locura, su cuerpo al borde del colapso.

Finalmente, cuando pensó que no podía soportarlo más, sintió a Suguru tensarse bajo él. El clímax de Suguru lo alcanzó nuevamente, y con un último gemido, dejó que su cuerpo se relajara completamente.

Satoru también había llegado a su límite, hace un buen rato... Es así como, después de todo, Satoru cayó sobre el pecho de Suguru. Ambos jadeando y tratando de recuperar el aliento. Ahora todo estaba en silencio, solo roto por sus respiraciones.

Después de unos momentos, Suguru acarició suavemente el cabello de Satoru, con una voz más suave ahora.

- Ahora sí, hemos terminado por hoy. - Dijo con una leve sonrisa. - ¿Estás bien?

Satoru levanto la cabeza, mirando a Suguru a los ojos. Una mezcla de agotamiento y satisfacción estaba presente en su mirada.

- Estoy bien... ¿pero quién te dijo que habrá próxima vez?

- Ay, por favor. Si se sintió realmente bien, no puedes negarlo.

- No tengo ganas de discutir. Mañana te denuncio.

- Sí, sí. - Respondió Suguru tratando de no reír. - Ya, vamos a dormir, después de todo tampoco podemos salir.

Con una sonrisa, ambos se acomodaron en la pequeña cama. Abrazándose, en silencio, disfrutando de la compañía del otro. Dejando que la tranquilidad del momento los envolviera. Con este intenso encuentro, se sentían más cerca uno del otro.

La única inquietud que tuvo Satoru antes de dormirse por completo, era en la excelente excusa que debía plantearle a Nanami para cuando los encuentren en la habitación por la mañana...

"Me va a mataaar."

Encuentro Prohibido [AU SUGUSATO] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora