Feliz cumpleaños.

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Seguir decorando el árbol navideño fue complicado pues ninguno de los dos quería salir del abrazo ni dejar de besarse mutuamente, pero después de todo lo lograron, el pino quedó listo y como el omega lo quería, colgaron algunas decoraciones en la bardilla de las escaleras y por todas las ventanas de la casa, del techo caían algunos copos de nieve gigantes dejando al menor encantado y por supuesto el alfa también colocó su toque personal dejando muérdago en cada lugar que podía.

En menos de lo que esperaron el día terminó y llegaron al siguiente que pasó exactamente igual, entre risas, cariños, colocar decoraciones faltantes y envolver los regalos para sus familias, el día casi llegaba a su final, sus platos descansaban en la mesa de centro, habían cenado ya hace un rato y ahora veían la televisión, Jimin estaba sentado en forma de indio, Jungkook estaba a su lado, con los pies arriba de la mesa y abrazándolo por la cintura mientras escondía la nariz en el cuello del omega.

Aspiraba el olor natural con una necesidad apremiante, como si requiriera de más en cada respiración, estaba embriagándose de la vainilla y el café, su lobo tenía la necesidad de empaparse de esa deliciosa fragancia, Jimin no era el único en experimentar los síntomas de su celo, pero a diferencia del omega, el alfa aún no los reconocía ni mucho menos sabía lidiar con ellos de buena forma.

—Hueles tan bien —movía su nariz lentamente haciendo que la piel del menor se erizara—. Lo más delicioso del mundo —su cuerpo se pegaba al del otro en búsqueda de todo el contacto posible.

—Tú también hueles rico —comentó descuidado viendo al televisor.

—Mío —besó el lugar de la marca y lo rascó con sus dientes.

—Sabes que eso me da escalofríos —el omega renegaba entre risas.

—Lo siento, no lo pude evitar —dice algo avergonzado y devolviendo su nariz al lugar—. Es que solo quiero olerte —sus ojos se cerraban y Jimin rió bajito.

—Creo que no soy el único que comienza a sentir su celo —acaricia el cabello del mayor a la par que este niega.

—Mi celo no es así, nunca siento estas cosas.

—Nunca las sentías porque usabas las pastillas, lobito —explica—, pero es normal —tranquiliza mientras continúa repartiendo caricias en el cabello del otro.

—Perdón por no saber —su tono sonaba apagado—, debes pensar que soy un tonto.

—Claro que no pienso eso —niega con el ceño fruncido empujando un poco al alfa para que se enderece y lo vea a la cara—. Nunca pensaría eso de ti, esto es algo nuevo, y es totalmente comprensivo que no lo sepas —su tono era serio pero suave a la vez.

—Lo siento —Jimin rió.

—¡Deja de disculparte por todo! —acaricia con su dedo índice la línea de la nariz del ojiverde—. Vamos a la cama, ya pasa de las once y hay que descansar —el alfa asiente, se pone de pie para darle la mano y ayudarle al menor, el ojiverde toma los platos sucios y los lleva rápidamente al fregadero, se apresura a alcanzar al menor y lo hace cuando este va a comenzar a subir las escaleras.

Suben tranquilamente y se dirigen hacia la habitación, Jimin ha estado un poco temeroso de arruinar de nueva cuenta su nido, por lo tanto solo lo visita por periodos cortos de tiempo, cuando están por cruzar la puerta Jimin siente una mano en su cintura, Jungkook lo jala hacia su cuerpo, su otra mano acuna su rostro y junta sus labios en un beso lento y suave, cuando se separan la vista del ojiverde se dirige hacia arriba para señalar el muérdago que cuega de la puerta.

—Debemos tener espíritu navideño, amor —dice para volver a juntar sus bocas en una baile lento que los hace suspirar a ambos, Jimin rodeó con los brazos el cuello del más alto y entre empujes ligeros llegaron a la cama donde el menor se recostó y el alfa se posicionó sobre él para seguir besándolo.

where we land › kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora