Guillermo Willberto Graham, alias Guille para los compas, o Will como le decía su padre, trabajaba en una obra, en una tienda de café para "niños fresas". Odiaba a esos chicos o chicas que se creían dioses solo por ser de otro país. Lastimosamente, en donde vivía había un gran problema de gentrificación, las rentas eran muy altas, así que debía conseguir chamba a toda costa.—¿Qué tranza, Britany? —saludó el chalán de albañil a la chica que vendía jugos en la esquina, pues eran amigos. Will se sentó en la banqueta y le dio una mordida a su bolillo tieso y su coquito en bolsa.
—¿Qué más, mi Willberto? —dijo "la Britany", quien en realidad se llamaba Beverly.
Will miró un autobús de lujo solo para turistas extranjeros que iba pasando. Los pasajeros se dirigían a los mejores hoteles que la ciudad podía ofrecer—. Pinches güeros, solo vienen a joder el país. ¿Qué se creen? Estaba mejor en mi pueblo... —dijo enojado con la vida mientras comía su bolillo tieso.
Mientras tanto, la familia Lecter, o lo que quedaba de ella, bajaba del autobús. El señor Robert Lecter, tío de Hannibal, su esposa Lady Murasaki, tía también del joven, y por supuesto, el único heredero del hijo mayor de los Lecter, Hannibal Lecter, miraban el lugar sin mucho ánimo. Había demasiada gente y mucho calor; esto no era como su Lituania.
Debido a que su tío tenía asuntos que resolver con inversionistas, debieron viajar. Su tío compró una "mansión" y lo que veían los tres era todo menos una mansión. Solo era una casa enorme, de casi tres pisos, con una hectárea de patio y una piscina. Eso era una casa promedio, según el joven Lecter.
—¿En serio viviremos en esta posilgs...? —dijo Hannibal sin ánimo alguno. Su tío le obligó a aprender (reforzar mejor dicho) el idioma del lugar, pues parecía ser que quería quedarse más tiempo del debido.
—¡Anímate, Hannibal! ¡Aquí hay playas, cultura y comida deliciosa! —dijo el tío, mirando la casa con cierto repelús, mientras que su esposa miraba con desprecio a unos niños que se burlaban a lo lejos.
—Quiero volver a Lituania —dijeron al unísono tía y sobrino, mientras Robert los ignoraba y abría la puerta. Los sirvientes empezaron a entrar con las múltiples maletas y cosas, mientras la familia veía la casa.
Hannibal abrió la alcoba más alta. Era pequeña para su gusto; con suerte, podría poner una cama, su librero, su escritorio y un sillón. No era nada comparado a su hogar, donde su alcoba era del tamaño de una casa promedio.
—Decidido... mañana mismo tomaré el primer vuelo a Lituania, le diré al abogado que me dé la herencia de mis padres. Esto es insoportable, inaudito... ¿Eso es una maldita construcción? ¿Cómo se supone que dormiré...?—
Hannibal se acercó a la ventana. En la esquina de la construcción se encontraba un joven de cabello rizado y piel ligeramente morena, con una camisa ya bastante sucia que llevaba la leyenda de un partido político, botas que habían visto días mejores. Sus brazos eran fuertes, con venas prominentes mientras balanceaba un mazo enorme sobre sus hombros como si fuera un juguete, mientras platicaba con la señorita que vendía jugos.
—Oh, Dios... es el mismísimo David de Miguel Ángel —el joven Lecter jadeó como colegiala enamorada. Miraba fascinado al joven obrero, quien parecía sacado de sus libros y sus mismísimas fantasías. Un joven como ese debía ser delicado... una criatura sublime, la perfección escrita por Dios.
Mientras tanto, Willberto platicaba con Beverly—. Entonces le dije: "¿Vas a ir o no vas a ir, carnal? Pinche tranza, huacalero que se jala por unos clavones de fierro, el Brayan." —Ambos amigos reían, hasta que al joven le gritaron que ya se dejara de hacer pendejo, así que volvió a la obra.
Hannibal suspiraba fascinado desde su ventana, ya con binoculares mirando al joven obrero entrar a la construcción —Debo saber cómo se llama —dijo decidido. El joven ingenuo se dio una buena ducha, se puso su mejor ropa, sus zapatos de cuero italiano, su Rolex y tomó su billetera. Su intención era llevar a ese joven a cenar a toda costa.
—Hannibal, ¿a dónde irás, sobrino? —preguntó su tío al verlo bien arreglado.
—Oh, solo iré a dar un paseo... vi una librería cerca, tío.
—Bien, pero ve con cuidado. Ya será algo noche —. Claro, nadie de los Lecter sabía que se exponían a un asalto al ir tan deliberadamente expuestos, pues para ellos era normal, ya que vivieron durante años en un lugar seguro.
Hannibal caminaba por las calles rumbo a esa construcción con la esperanza de encontrar al joven. Lo vio a lo lejos caminar hacia un callejón algo alejado, así que apresuró su paso para lograr alcanzarlo.
El joven de cabello rizado dio vuelta en una esquina. Hannibal, curioso, dobló en la esquina, pero solo logró encontrar una calle sin salida.
—¿Qué... carajo...? —Hannibal miró con incertidumbre hasta que sintió una mano fuerte y tosca en su hombro y la punta filosa en su espalda. Alzó con cuidado sus manos. Sería fácil desarmar al delincuente, le cortaría la garganta y...
—Ya te la sabes, carnal. Celular y cartera, güerito, y si gritas te mando a conocer a San Pedro —Hannibal bajó su mano para "sacar" su billetera. El plan era simple: hacerle una llave al asaltante y llevar carne fresca para su cena. Pero cuando miró de reojo al asaltante, quien no se molestaba en ocultar su rostro, se dio cuenta de que era su amado misterioso.
—¿Qué me ves tanto, pinche güero? Si no quieres terminar tieso, más vale que cooperes —apretó más su agarre al hombro del rubio, quien estaba sonrojado, pero gracias a la oscuridad no se veía. Hannibal temblaba, no de miedo, sino más bien de éxtasis.
—S-sí, ya voy... —nervioso al sentir el toque de su amor a primera vista, se emocionó. El agarre era digno de las horas y días de trabajo bajo el sol de nuestro Willberto. Hannibal sacó su billetera , celular y extendió la mano.
El joven de rizos arrebató las pertenencias y el reloj de paso, y salió corriendo, mientras Hannibal suspiraba como colegiala en sus 12 años, enamorado. Caminó de regreso a la "mansión", desvalijado y deseoso de un reencuentro.
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Esta historia es más relajada ,tiene trama jajaja pero creo que será más suave algo para que puedan leer y talvez reírse,además que sentí mucha inspiración para poder publicar esto ,por la historia "bienvenido al rancho" por LettuceDChu , el cual les recomiendo leer y sus historias ❤️ y también por mi amiga que me dio muchas ideas jajaja qué es de la página Bunny Lecter en Facebook.No olviden leer mis otras historias si es que les gustaría era una versión de hannigram en el mundo de Alicia en el país de las maravillas.
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Las aventuras de mi barrio, por Guillermo Williberto Graham
FanfictionEsta historia es desde mi nacido México con experiencias y lenguaje de nuestro amado tercer mundo ,si alguien se siente ofendido dele pa fuera mi loco. inspirada gracias en la historia de "bienvenido al rancho" de Space of fics y mi amiga Bunny Lect...