Devoción

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Después de dos meses un Miércoles a la mañana en la cafetería, nos encontramos con Jesús y Miranda hablando tranquilamente, ambos tenían pensado pasar un día en una plaza, después de ir a la plaza tenían pensado dar un paseo por la ciudad ya que esta era bastante grande y ninguno de los dos savia en su totalidad lo que esta tenía que ofrecer.

Ya en la plaza a la tarde los dos estaban tranquilos tomando un helado sentados en una banca, solo miraban a los chicos jugar, apreciando la tranquilidad y compañía del otro, Jesús sentía que podía hacer lo que fuera por Miranda, este le bajaría la luna si fuera posible.

Después de un rato cuando terminaron de tomar sus helados fueron a unos juegos de feria que habían abierto recientemente.  Cuando llegaron Miranda se veía fascinada con todos los juegos, pidieron rápidamente  entradas y se dirigieron a los juegos.

Jesús: "¿A que juego quieres ir primero?."                                                                                 

Miranda: "A CUALQUIERA".

Miranda estaba super feliz y exaltada por los juegos, que ella recuerde nunca fue a algo parecido.

Jesús: " Entonces vamos a los autitos chocones."

Miranda: "Genial, vamos"

Ya dentro de la atracción solo eran risas y gritos de felicidad, después de jugar un unos cuantos juegos mas se quedaron justo enfrente de un juego el cual tenia variedad de premios, trataba de romper globos con dardos.

Jesús: "¿Te gustaría apostar algo joven dama?."

Miranda riéndose un poco le respondió.

Miranda: "Claro, ¿Qué quiere perder ahora el caballero?."

Jesús: "Te aseguro que perderás, si gano el premio mayor me debes un beso y una cita."

Miranda: " Redoblo la apuesta, si no consigues el premio mayor me debes dos cafés, un helado y una cita."

Jesús: " Acepto."

Jesús un poco con presión se prepara para romper los globos, Jesús bastante confiado al final iba rompiendo todos los globos, solo le falta el ultimo, el mas chico de todos, sentía la gran sonrisa de su acompañante detrás de el, si el perdía tendría que vivir con que Miranda se burle de el por 2 semanas, todo estaba en juego.  Jesús tiro el ultimo dardo dando justo en el blanco, de la felicidad volteo y grito GAAANEEE a todo pulmón en frente de Miranda.

Miranda: "¿Vas a celebrar o a buscar tu premio?.

Jesús: "¿Tan desesperada estas por mis besos?"

Miranda un poco ruborizada agarro el premio y salió corriendo mientras se reía en dirección a una plaza cercana.

Jesús: "OYE, ¿DONDE ESTA MI PREMIO?."

Después de una breve persecución Miranda se recostó en el pasto respirando agitada, Jesús solo se recostó a su lado intentando recuperar el aire, ambos tenían una conexión, solo que no se atrevían a pedir lo que su corazón les pedía, Jesús después de un momento puso música para ponerse de pie y invitar a Miranda a que lo acompañe.

Miranda solo sonrió un poco, se levanto y bailaron a los ojos de la luna, era un momento hermoso, solo ellos, nadie podía arruinar ese lindo momento.

  Después de terminar bailar solo pudieron verse uno al otro, solo podían ver los ojos del otro, el ambiente era tan cálido que lo único que pudieron hacer es cerrar los ojos y darse un hermoso primer  beso.

EL DÍA SIGUIENTE 

Jesús solo se levanta a la mañana esperando poder ver a la chica a la cual ama, sigue recordando aquel beso, con solo recordarlo por un segundo ya le da la energía que necesita para toda su mañana, se fue a trabajar tranquilo, este día no podía ir al café.  En el trabajo Jesús solo podía pensar en estar con Miranda, Jesús solo podía pensar en Miranda.

Miranda

Solo quería estar en cama, solo recuerdo ese momento tan cálido, creo que lo amo, o es la pasión de aquel momento, cuando pienso en eso mi cabeza da vueltas, ¿esto que siento es amor?, o solo un reflejo de cariño el cual es pasajero, ¿de verdad lo amo?, es casi imposible no pensar en el beso.

Después de prepararme un café solo podía pensar en que me pasaba, ¿Qué tengo que hacer?, tengo miedo del futuro,  de si es la decisión correcta,  ¿hice bien en besarlo?.

Miranda se sentía preocupada, una euforia recorría todo su cuerpo, hacia todo con descuido, su mente no dejaba de hacerla pensar cosas, lo único en lo que se fijaba era en sus pensamientos.


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