Capítulo 2

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Al cruzar el umbral de la puerta, la iglesia me recibe con, una atmósfera de serenidad y misterio. Talvez sea la sencillez de la iglesia, o su estructura, pero siento una sensación de acogimiento y protección en cuanto di un paso dentro de la iglesia.

Caminamos desviándonos de la capilla interior y fuimos a un salón pequeño, para mí era una pequeña capilla con dos bancas pequeñas. No sabía a qué religión pertenecía esta iglesia, ya que no lograba distinguir los altares, porque no se encontraba ninguna estatua o pinturas a lo largo de la iglesia.

Me senté en la banca mientras mis padres salían del salón.

"¿Acaso podría correr lejos de aquí?"

Ese fue mi primer pensamiento al sentarme.

Pero como lo haría, esta iglesia parecía estar alejada de las ciudades. Y los carros podrían encontrarme rápidamente, aunque corriera.

Pensaba en las consecuencias y las probabilidades de éxito, pero realmente en esta ocasión no tenía muchas probabilidades de salir bien si hacía eso.

Mire frente a mí, la mesa vacía donde se suponía que iría el altar, cubierta por unas flores y moras en un recipiente traslúcido.

Cerré mis ojos y dije:

— Dios, si estás ahí, por favor ayúdame, déjame liberarme y... — no termine de decir lo que pensaba cuando una voz me llamó.

— Hola — me dijo la voz de una mujer a mi lado.

Gire mi cabeza, y la mire. Una mujer hermosa estaba en la puerta del salón, su cabello rojo lacio llegaba a sus hombros. Llevaba un vestido largo con mangas y cuello alto color verde olivo, que contrastaba con su piel morena clara.

— Esperaba no interrumpir querida, quisiera saber si deseas algo de compañía. — dijo sentándose a mi lado.

— Muchas gracias. — Dije sonriéndole un poco, como la iglesia sentía un aura misteriosa de ella.

— ¿Cómo te sientes, estás nerviosa por casarte? - me pregunto con una sonrisa.

— Sí, realmente estoy pasando un momento. — Y era verdad.

— Créeme todas las novias pasan por este momento, no debes preocuparte, todo pasa después de la ceremonia. — dijo calmada, me reí de forma sarcástica.

— Claro, bueno, supongo que es así.— Dijo de forma molesta e irritada un poco.

— Él es una buena persona, de verdad, no deberías de preocuparte por eso. — Así que lo conocía, pensé.

— Bueno, por lo menos hubiera elegido alguien de su edad, si realmente fuera una buena persona. — Dije viendo mis manos.

— Créeme, lo entenderás pronto.— me dijo ella con voz suave.

Levante la mirada me miraba con dulzura, pero eso no cambiaria mi pensamiento.

— Bueno, comprar bebés, es todo menos lo que hace una buena persona. — Le dije con una sonrisa torcida.

— ¿De qué hablas? — me dijo con el ceño fruncido.

— En realidad nunca tuve elección, ¿no es así?, literalmente nunca tuve opción desde hace dieciocho años. — Reí amargamente, en serio tenía que soportar esto, bueno si ella era una buena persona me ayudaría, la mire. — Si lo conoces, ¿No podrías ayudarme para cancelar esto?— lo dije realmente esperanzada, mirándola a los ojos

Aparto su mirada de mí.

—No puedo hacerlo... — dijo casi en un susurro — pero créeme, serás en verdad feliz.

No me ayudaría, regresé mi mirada al altar.

— Créeme en verdad, estarás segura y lo llegarás a amar, solo necesitas tiempo de conocerlo. — me dijo tratando de convencerme.

— No lo haré, ¿Como amar a alguien que ama encerrando a esa persona? ¿Cómo lo amararé sin libertad?, Nunca tuve opción, no lo podré llegar a amar. — Dije molesta — ¿Cómo llegaré a amar a alguien que solo piensa en lo que se supone que él siente, pero no en lo que yo podría sentir o siento?

Estaba exasperada, como ella podía decir eso. ¿Amor? Todo esto no era amor, era simplemente obsesión. 

Mire como se levantó y agacho frente a mí, tomando mis manos. Me solté rápidamente, ella solo me miró y dijo:

 — Sé...  —hizo una pausa — Sé que puede ser complicado de entender, pero confía un poco, no todo es malo como crees.  — me dijo poniéndose de pie.

 No me ayudaría, decidí solo ignorarla, ya que me estaba frustrando demasiado con ella.

Al ver que no le respondí, ella suspiró, y salió de la habitación.

Me quedo pensando en que estaría mal con ella, con todos, me preguntaba si todas las personas del mundo exterior pensarían y mirarían de buena manera esto, si en realidad yo estaba exagerando. Pero, no quería.

No quería dejar de pensar que todo esto estaba mal, que lo que estaba pasando y lo que iba a pasar estaba muy mal.

La puerta del salón se volvió a abrir y entró mi padre.

— Es hora, vamos ponte el velo.  — dijo para después tomar mi brazo y llevarme fuera del salón.

Un piano sonaba a lo lejos, con una melodía diferente a la que se solía tocar en las bodas que ocurrían en las películas. Mi padre avanzó a paso lento conmigo, mientras la melodía sonaba y comenzaba a sentirme mareada y con náuseas de toda la situación.

La capilla interior se encontraba casi vacía, miraba cuatro siluetas en las bancas, y dos siluetas en lo que parecía el altar.

En algún momento me puse rígida y, deje de avanzar, y mi padre jaló mi brazo para que continuáramos a lo lejos, pude escuchar un ¿gruñido?, después mi padre soltó un poco mi brazo, podía imaginar algunos moretones en unas horas.

Llegamos por fin después de lo que me había parecido una eternidad al altar.

Y entonces pude verlo, al fin, a Él.

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⏰ Última actualización: May 29 ⏰

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