Una tragedia, una sorpresa y confesión no confesada

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Quo ibo a spiritu tuo? et quo a facie tua fugiam?
Si ascendero in caelum, tu illic es; si descendero in infernum, ades.

Psalmi 139, 7-8

Por alguna razón en el corazón de Rem empezó a brotar un amor hacia Miku mientras la abrazaba. Por otro lado, ella, Miku, comenzó a renegar por lo sucedido.

-Rem ¿hice algo malo para que Katyusha se enojará tanto? -preguntó con un tono molesto.

-No hiciste nada malo. Actuaste de acuerdo a la razón, pero no tuviste en cuenta que en la guerra la ética se suspende y que lo más misericordioso contra el enemigo es eliminarlo. También desobedeciste y cuestionaste las órdenes de tu superior frente a su gente y eso es quitarle la autoridad. Así que recuerda eso. Puedo entender que tu vida fue diferente pero trata de adaptarte a la situación -respondió Rem con gran sapiencia.

-Bueno llegamos a Jimbocho. Espero puedan perdonar a la comandante Katyusha, ella suele ser muy dura y ruda con el mundo, pero en lo más profundo de su existir ella tiene un corazón humano -intervino Shirogame.

-Espero que encuentres lo que estés buscando - se despidió Fujiwara mientras avanzaba el carro.

Miku y Rem empezaron a caminar por las calles de Jimbocho. Cada paso que daban era una maravilla. Era las 9 de la mañana y las tiendas comenzaron a abrir.

Jimbocho es considerada la "ciudad de libros" más grande del mundo y el centro editorial de Tokio. El distrito de Jimbocho es el lugar que tiene una variedad de libros por metro cuadrado de la capital japonesa.

Así que era normal que Miku y Rem empezarán a babear de tanto libro que veían en la calle.

-Libros, libros, libros. La vida es efímera, somos vagabundos del tiempo -gritaba Rem de la emoción mientras corría hacia las librerías.

Miku por su parte tenía su forma de emocionarse al ver las maravillosas tiendas. Se puso a revisar libros de historia de Japón. Por un instante recordó aquel momento en que tuvo una discusión con Fuutarou cuando éste intentó enseñarle historia. Un sentimiento de nostalgia invadió su corazón. Por un instante pensó que su situación sentimental le llevyo a descubrir una nueva pasión: amor a la sabiduría y a los libros. Luego de sentir nostalgia algo la hizo volver en sí misma:

-Marcel Proust, Kafka y Walter Benjamin -balbuceó por un momento y toda la nostalgia se esfumó como el humo de un buen cigarrillo- Señor -continúo hablado- ¿tienen En busca del tiempo perdido de Proust? -Interrogó al vendedor.

-Buen día, sí, tenemos el libro en su idioma original, francés. ¿Quieres que te lo muestre?-respondio el vendedor.

-Sí, por favor.

Luego de un rato apareció un muchacho de buena pinta en la librería, luego empezó llamar al dueño de la tienda:

-¡Oiga anciano! El profesor Gojō me envía por el paquete que te pidió ayer.

Al oír esas palabras Miku dijo:
-¡Eureka!

El dueño de la librería salió con el libro y el paquete que le habían pedido.

-Señorita, aquí tiene el libro de Proust. Y tú, Itadori aquí tienes tu paquete. Pero antes dime ¿Lograron controlar y apagar el fuego?

-Sí, pero el profesor Gojō está demasiado triste. No quiere aceptar esta situación catastrófica puesto que era el trabajo de toda su vida. Bueno anciano ya me tengo que ir, porque si no el profesor se molestará.

Amor sin piedad: De La Deconstrucción Del Amor Humano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora