- Tenés una mancha enorme de humedad en el techo -sentencia.
- Qué maneras las tuyas para romper el hielo.
Gira la cabeza para mirarme y se queda callado por unos instantes. Vuelve a su posición anterior y me responde, con arrogancia-. No sé si habrás notado que estamos en tu departamento, en tu cama y desnudos.
- Podría haber jurado que estábamos en Alto Palermo, comprando tarjetas de Navidad -le contesto y saco los brazos de debajo de la frazada.
- Me refería a que, bueno, no creía que a estas alturas necesitáramos romper el hielo -sin quitar la vista de la mancha de humedad.
- ¿Qué tan rutinario se te hace tener sexo con desconocidas?
- Uno, menos de lo que querría. Dos, de todos modos no debería importarte. Y tres, no sos una desconocida.
Suspiro- ¿Cuál es mi segundo nombre?
- ¿Que lo sepa significaría un compromiso más grande?
- ¿Cuál es?
- No sé, pero espero que sea más lindo que Rita.
- ¿No te gusta mi nombre?
- Escuché mejores -no se esfuerza en disimular la sonrisa y se acerca a mí para darme un beso en los labios.
Se aparta y lo miro a los ojos por unos instantes ¿Podría ser que contadas sean las veces que me dijera algo con la mirada? Tratar de saber lo que realmente piensa es imposible.
- Entonces, señorita -hace una pausa para pensar- desconocida ¿Qué quiere hacer ahora?
Sonrío- ¿Y un apodo?
- ¿Mmmhm? -me contesta medio distraído mientras me besa el cuello.
- Sí, un apodo.
Su boca sigue haciéndome cosquillas en la piel- Car.
- ¿Como auto, o como Carla, o Carmen?
Se aleja para mirarme, y lo sé ahora, siempre me mira en profundidad cuando quiere dar por acabado un tema, como si así pusiera el punto final-. Como cariño -y sella sus palabras besándome en la boca.
Giro mi cabeza para terminar el beso-. Creo que es el apodo más feo que se te podría haber ocurrido.
- ¿No te gusta?
- No.
- Entonces es perfecto.
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Rita
RomanceTodos alguna vez en nuestra vida vamos a tener al menos una mala experiencia con el amor: celos, engaños, rechazo. Sólo de escribirlo me dan escalofríos. Porque yo no pude ser la excepción, también tuve que sufrirlo. Lo peor es que, entre tanta dese...