Y aunque nunca nadie va a saber lo que yo viví, si estoy segura de que me pueden entender. Por que todos algunas veces estuvimos absurdamente enamorados y otras veces absurdamente tristes, absurdamente muertos o absurdamente vivos.
En fin, Abzurdah.
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•1 año atrás•
—¿Otra vez con ese caprichito, Alma? —La voz de mi madre se oía cansada, lo pude notar por como me hablaba y con la frustración de su mirada hacía mi.
—No es capricho, Mamá. Me quiero cambiar de colegio. —Levante un poco el noto de mi voz mientras me paraba de mi asiento.
—Eso es capricho, nena. ¿Por que se te ocurre cambiarte a plena semana de exámenes? Estas loca. —Rodeó los ojos, mientras le daba un sorbo a su taza de café de cada tarde.
—No tengo amigas, me siento incomoda en ese colegio. —Me queje mientras me cruzaba de brazos, lo que yo hacía no era un capricho, quería que sepa como me sentía en ese dichoso colegio.
—Yo a tu edad estaba igual, luego me conseguí muchísimas amigas, es cuestión de tiempo, Alma. —Ella se burlo mientras agarraba su dichoso celular, no podía vivir sin ese aparato en sus manos.
—No me importa lo que vos hacías a mi edad, te estoy hablando de mi no de vos. —Conteste de mala forma.
—¡Hey! No le hables así a tu madre. —La voz de mi padre se hizo presente en esta "discusión" —Lo que tú madre te quiere decir es que ya va a pasar, es cuestión de tiempo.
—Bueno pero yo no quiero esperar. —Ya estaba estresada, el saber que Sofia anda por los pasillos con el idiota de Agustín me pone pésimo, de mal humor y con cero ganas de estudiar, siento asco.
—Vas a tener que esperar que pase la semana de exámenes, Alma. —El me miro apenado, si se podría describir así.
—Pero-
—No se diga más, Alma. Ve a tu habitación a estudiar, quiero que saques tu mejor promedio. —Me interrumpió para después agarrar su diario.
Quede inmóvil viéndolos, mi padre con el diario en sus manos y mi madre hundida en ese dichoso celular. Apreté fuerte mis labios y camine hacia mi cuarto.
Odiaba la comunicación que tenía con mis padres, desde chiquita siempre fue así. Me consentían, me compraban cosas caras, pero ¿eso remplaza la ausencia que tienen conmigo?
Este año pase mi cumpleaños sola, ellos se habían ido a la playa con sus amigos y me dejaron con Alice, mi abuela. Creo que fue la única qué pasó el cumpleaños conmigo, mis diecisiete años lo comencé con ella.
Estaba bastante frustrada, de mal humor y decepcionada. Una pésima combinación para una tarde. Suspire, lo que estaba apunto de hacer quizás iba a estar mal, ¿pero, que pierdo?
