Capítulo 4: Broken Until The World Ends

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Saco mi celular del bolcillo trasero para encender la linterna. Inconscientemente miro la hora. 5: 12 p.m.

Ha pasado menos de una hora desde la última vez que intenté llamar a mamá.

―Chicos, perdón. En serio lo siento mucho, yo…

Un ligero golpe al final del pasillo interrumpe a Hera.

Todos nos levantamos y empezamos a seguir a Jungkook.

Estamos hablando de un piso personal, bastante pequeño. Dos habitaciones, un baño, una cocina y poco más. Sin embargo, no veo señales de mamá por ninguna parte.

Lentamente Jungkook se va acercando hasta la puerta del baño atravesando el mini salón. Mientras más se acerca nos hace una señal de que guardemos silencio con su dedo índice.
Otro golpe se escucha.

Jungkook se posiciona frente a la puerta y cuando pone la mano sobre el pomo de esta para girarlo y abrirla, una de esas cosas sale del interior y se le tira encima directo a morderle. Lleva uniforme de repartidor y no me cuesta mucho darme cuenta que es un chico de Benny´s Chicken.

Jungkook se desestabiliza mientras da marcha atrás con ese saco de rabias empujándole y tratando de agarrarle, él le sujeta del cuello apartándole de su cara como puede pero le cuesta y lo veo en su rostro por las expresiones de esfuerzo que hace. Sin pensármelo mucho corro hacia ellos y tiro de esa cosa hacia atrás.

Pésima idea...

El repartidor se me echa encima y termino cayendo al piso con el tratando de morder mi cara. Tiene una fuerza descomunal, no sé si se debe a que yo soy demasiado delgada pero siento como si tuviese encima a un oso gigante sediento de sangre. Lo intento apartar con toda la fuerza que puedo hasta que veo como algo le atraviesa la cabeza y se queda inmóvil sobre mí. Las gotas de sangre comienzan a caer sobre mi rostro y siento unas enormes ganas de vomitar. Odio el olor a sangre. En cuanto consigo tirarlo a mi lado, Jungkook toma mi mano y me ayuda a levantarme.

Una vez estoy de pie observo a mi alrededor y veo a mi madre parada a unos centímetros de mi con una… ¿lanza? ¿Un fierro? No sé qué demonios es, pero es algo puntiagudo y ensangrentado en las manos. Su pelo largo enrollado en un moño desordenado y unas pintas de haberse recorrido tres desiertos para llegar aquí.

Su mirada enfadada se encuentra con la mía y me siento como una cría metida en un gran lío.

―¡¿Se puede saber por qué coño lo han sacado?! ¡Me ha costado horrores meterle ahí dentro! ―nos grita con su voz de jefaza mientras nos escrudiña a todos con la mirada.

Su tono me hierve la sangre y como ambas somos una bomba de relojería cuando estamos juntas, pues pierdo la paciencia al instante. De repente nada a mi alrededor importa tanto como ganarle la riña.

―¿Pero qué dices? ¿Cómo diablos íbamos a saber que tenías un puto infectado guardado en el baño? ―le reprocho yo alzando mi voz también.

―¡Si no llegaran dando portazos como locos! ―acusa ella señalándome con su dedo juzgón.

―¡Nos estaban persiguiendo un montón de esas cosas! Perdón por no llamar a la puerta mi señora ―le grito de vuelta y ella se me queda viendo en silencio, después de unos segundos parece reaccionar.

Observo a los chicos y por su reacciones me doy cuenta que estamos montando un espectáculo de nuevo. Trato de tomar aire y relajar los nervios.

―Anda ven aquí. ―me dice mientras me indica con su mano que me acerque a ella.

Cuando llego a su lado me jala y me da un abrazo bastante fuerte, su mano soba mi espalda, yo la rodeo con mis brazos y me siento más segura que nunca.

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⏰ Última actualización: May 30 ⏰

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