La forma en la que le temblaban las piernas era señal de que habían hecho algo extraordinario al aceptar por completo ese acto tan sucio y pecaminoso. Pero, fuera de ayudar a la alfa pelinegra, se lo estaban disfrutando. Jennie, sobre todo, miraba fascinada y extasiada.
Rosé ahora estaba en la misma posición en la que Jennie había estado hacía unos minutos. La fiebre había vuelto en Lisa y la necesidad de atenderse era inminente. Ella había aceptado ser penetrada por Lisa también. Ella era una alfa con la mente muy abierta y, en más de una ocasión, lo había hecho con otras alfas.
Era el momento. Lisa respiraba pesadamente mientras estaba encima de Rosé, con la punta de su verga en la entrada de su culo. Se estaba resistiendo para no penetrarla de golpe, pero pronto estaría adentro.
"¿Estás lista ya?", preguntó Lisa, sudando y respirando con dificultad.
Rosé asintió, su cara se transformaba mientras Lisa entraba. Primero abrió la boca por la sorpresa, luego cerró los ojos mientras gemía. La alfa entraba centímetro a centímetro, llenando su culo deliciosamente.
Para Rosé la sensación era una mezcla embriagadora de placer y dolor. La forma en que la polla de Lisa la quemaba por dentro con cada pulsación y cada aliento la hacía gemir de una manera que nunca había experimentado antes.
Lisa era grande, pero lo importante realmente es que tenía un grosor impresionante y estaba dura, tan dura que parecía concreto.
"Joder," gimió la rubia.
"Tu culo es tan apretado, Chae," suspiró Lisa, cada palabra cargada de una intensidad que resonaba en el cuarto.
"Entra por completo," pidió Rosé, su voz saliendo casi como un sollozo, su necesidad un poco patética, pero ante los ojos de las otras era solamente el destino que debía suceder dentro de ella. Quería sentir todo de ella, cada centímetro llenándola y reclamándola.
Sintiendo la urgencia en la voz de la alfa, comenzó a moverse con más determinación. Cada empuje era profundo, llenándola por completo y sacando gemidos de puro placer de la alfa. Jennie observaba todo, se sintió atrapada en una mezcla de fascinación y deseo, sus propios instintos despertándose con cada sonido, cada movimiento.
Aumentó el ritmo, sus manos aferrándose a las caderas de Rosé con una firmeza que hablaba de su necesidad de control. La rubia, a pesar del dolor inicial, comenzó a moverse al unísono con Lisa, sus cuerpos sincronizándose.
La alfa rubia, con su rostro lleno de deseo, agarró su propia polla y comenzó a masturbarse, sincronizando sus movimientos con los empujes de Lisa. Se sentía llena, cada centímetro de la deliciosa verga de Lisa la hacía sentir una mezcla embriagadora de sensaciones.
No solo por el tamaño y lo caliente que era, sino que ella sabía a qué lugares llegar dentro de su cavidad. Cada que entraba llenaba todo.
Jennie, observando de cerca, se aseguraba de que Lisa no le hiciera daño a Rosé. La preocupación se mezclaba con el deseo mientras veía a su amiga alfa perderse en los intensos efectos de su celo. Completamente consumida por sus instintos, no mostraba señales de detenerse. Sus movimientos eran frenéticos y necesitados, y cada vez que entraba y salía del culo de Rosé, ambas gemían al unísono.
"Oh joder. ¿Qué demonios? ¿Por qué me follas así?", decía Rosé entre jadeos, su voz llena de mezcla de sorpresa y placer.
La forma en que la rubia fruncía el ceño, su expresión de deleite y agonía, era algo que Lisa no podía ignorar. Aunque no estaba completamente en sus cinco sentidos debido al celo, la vista de Rosé disfrutando intensamente debajo de ella solo la impulsaba a seguir con más fuerza y sensualidad.
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RHODE - Jenlichaeng
أدب الهواةLisa era una alfa que necesitaba de ayuda de su dulce amiga omega. Jennie no llegaba a su socorro y en el calor de su desesperación descubrió qué tipo de alfa ella era. Era una vaquera, metafóricamente hablado. Entonces Jennie por fin llegó. Y el r...