...
La noche ya estaba en su totalidad, la lluvia se escuchaba caer, era muy fuerte, un chico cuyo curioso sueter portaba, negro con rojo, esos eran su colores, un chico de cabello cafe oscuro con algunos mechones rojos, estaba en lo cierto era un fanático de la grasa.
La lluvia empapó la dichosa sudadera, junto a su cabello que escurría. El chico corría por las calles tropenzando y chocando con algunos postes en su camino, era muy grande su desesperación de llegar a la misma hora, no había equivocación, tenía que ser puntual.
Con unos cuantos revalones más llegó a una puerta, era grande y amplía, luces a todo su espledor, si que era un lugar muy grande.
— Pero Luis, ¡esta lloviendo! ¿Como puede estar aquí siempre a la misma hora?, ¡Agarraras un resfriado!
Es lo que dijo la señora dueña la biblioteca, siempre lo recibía con una sonrisa, esta vez fue la diferencia, le tenía aprecio, solían contarse los libros cuando los terminaban o asi, era una como una mamá y Luis como un hijo.
— Lo se, pero este es mi lugar seguro, mi espacio
Miro a la señora dueña de la biblioteca cuyo nombre era rocio, la miró con algo de tristeza, no le gustaba ser regañado.
— Luis...A la próxima abrígate
— ¡lo haré!
Su entusiamo subió y se dirigió a la seccion de cuentos de vida contidiana, si que le gustaba de ese tipo.
Cada cierto tiempo llegaban más libros nuevos o algunos que ya no se usaban y terminaron siendo donados a la biblioteca
Un libro caerse se escuchó por la parte trasera del estante, como era un lugar con mucho eco se escuchó muy fuerte.
Se fue a asomar y era un chico igual que él, estaba acomodando el libro que acababa de tirar.
— ¿hola? Escuché que tiraste un libro y vine a ver
— ¿ah? Hola, lo siento, ¿te asusté?
— para nada, estoy acostumbrado a que tiren los libros, aun que soy el que los levanta los libros siempre
— lo siento
— no importa papu, ¿cual es tu nombre?
El chico era al parecer un poco más bajo que luis, su cabello era rubio con negro en la parte del cuero cabelludo, su piel era muy palida, portaba una chamarra de color azul morada y cerca de su camisa blanca tenía una gafas de sol
negras, portaba una ojeras excesivas, su cebello parecía estar desordenado como cuando te dan un almohada, es decir, como si recién se hubiera levantado de un sueño largo.— Mi nombre... es Miguel, el tuyo?
— ¡Que nombre más bonito! Yo soy Luis
El entusiasmo de Luis deslumbraba dentro y fuera de él, le encantaba conocer gente nueva, antes el no era así, hasta que conoció la biblioteca donde los libros se volvieron su gran compañía, en la escuela fue mejorando y muchos quisieron estar con el por sus excelentes notas. Al parecer el dicho de "los libros te abren puertas al mundo " era cierto. Gracias a los libros aprendió a ser social.
— Gracias. Tú nombre también es lindo
— Por cierto ¿Que planeabas leer?
— uno que pasa a diario entre los jovenes, abusos, se podría decir
— ah, ¿es como las noticias? Por que hay una variedad de esos libros o reportes de eso, pero mayormente suelen ser periodicos. Están por allá
Señaló a un estante de con algunos libros y periódicos, no era tan grande el estante ya que no muchos leían ese tipo de cosas, era muy raro la persona que las leyera, y Miguel era uno de esos pocos que lo hacía.
Miguel sin decir mucho se acercó al estante, agarrando un libro a la azar, con el nombre "casos de niños en 19**" nada en particular.
Luis quería seguir conociendolo, no cabía duda, estaba interesado saber de su vida, tendría que ganarse su confianza, se le acercó con paso rápido, tocándole el hombro, la reacción de Miguel fue de sorpresa.
— ¿cuantos años tienes?
— tengo 12, y tú?
— yo tengo 13 y medio, mis padres y yo estamos organizando mi próxima fiesta de cumpleaños
— cool
— lo se, será de spiderman y te invitaré, ¿irías?
— tal vez
Habló Miguel con sinceridad, no estaba tan seguro de lo que decía, parecía tener inseguridad hablar con otros niños, no se culpaba de ello, siempre fue el raro o él de diferentes gustos a los demás
— Luis, ¿Por que vienes acá? Es decir a la biblioteca
— Pues, describí mi gusto hacía los libros y comencé a venir a diario a esta hora, un poco raro ¿no?
— no lo creo, es la cosa más normal del mundo.
— supongo... Mis padres se llegan a pelear vuando se ven y hací como llegué acá, si no fuera por las peleas de mis padres, no estuviera aquí ahora
— al menos descubriste lo que te gustaba
— es cierto
Ambos soltaron unas cuantas risitas, mientras rocio, la duela de la biblioteca veía desde lejos pero no podía ver bien, su vista estaba cansada por los lentes y no los traia en ese momento, solo alcanzó a ver a Luis
Ambos acordaron a ver quien se leía su libro más rápido para ver quien ganaba y como era de esperarse, Luis fue el ganador.
Eran al rededor de las 9 y se hacía muy noche con el paso del tiempo, Luis tenía que regresar a casa. Pero cuando le preguntó a Miguel si ya iría y el dijo que se iría a las 10 y que el siempre se iba a esa hora. Ambos eran unos cerebritos, ambos se despidieron y Luis se fue corriendo por la puerta gigantesca de la biblioteca, la lluvia ya había parado hacer ya un rato por lo que ta pido regresarse a su casa pero a paso rápido no quería que le pasara algo, sabía lo peligroso que se podía poner en las noches, por algo existían los libros y periódicos que leía Miguel, no se habían inventado namas por que sí.
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