2. EL HOMBRE DE MIS SUEÑOS

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Estoy seguro de que no debo ser el único que descubrió lo que era la parálisis del sueño creyendo que se trataba de algo paranormal

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Estoy seguro de que no debo ser el único que descubrió lo que era la parálisis del sueño creyendo que se trataba de algo paranormal. Luego de las primeras veces, decidí hacer algún tipo de limpieza, pero mi mejor amigo se rio de mí una noche de cervezas y me explicó que lo que me pasaba era, en realidad, algo bastante común, que les sucedía a muchas personas, incluso me contó su propia experiencia. No sé si eso me dejó más tranquilo o más preocupado, pero, al menos, tenía la seguridad de que ninguna entidad demoníaca iba a poseerme.

Me informé en internet sobre la parálisis del sueño y entendí que mi estilo de vida iba a ser un gran problema si quería evitar los episodios, soy empleado penitenciario, por lo que el estrés, la irregularidad del sueño y muchos otros factores detonantes son moneda corriente en mi vida y, claro está, inevitables.

Por supuesto, volvió a suceder después de la charla con mi amigo, y siempre que pasaba era más desesperante que la parálisis anterior.

Noté un patrón: tenía episodios con cierta periodicidad, alrededor de cada dos semanas (a veces menos). Siempre veía una figura humanoide, oscura, cuyo cuerpo era muy alto y ancho, como el de una persona fornida. Al principio se posicionaba en la entrada de la habitación y allí se quedaba hasta que, luego de intentar gritar y moverme, finalmente recuperaba la motricidad y el ente desaparecía. Pero con el pasar de las parálisis, el sujeto, poco a poco, fue acercándose; primero unos pasos más allá de la puerta, luego en el centro del cuarto, después a unos pasos de la cama y, así, paso a paso, hasta quedar de pie junto a mí. Cuando esto último pasó, fue tal el horror que me oriné. Sabía que no iba a hacerme nada, que era una proyección del sueño, pero se sentía tan real que no había lógica que sea más fuerte que el miedo. Pude distinguir una intención de ojos, y digo «intención» porque aquellos eran blanquecinos y deformes. Cuando superé la situación, me senté en la cama y lloré de impotencia.

La última vez fue hace unos días. Esta vez, además del ya recurrente sujeto, había otras criaturas alrededor de la cama, como espectadores preparados para disfrutar de lo que iba a suceder. Entonces, él (o eso) se subió sobre mí y comenzó a golpearme en el estómago. Les juro que sentí cada golpe. Cuando conseguí moverme, creí que expelería sangre por la boca, aunque no sucedió.

Por la mañana me metí a la ducha para bañarme antes de ir a trabajar, y fue cuando advertí mi abdomen enrojecido, en partes amoratado.

Hace tres días que mi amigo o mi hermano se quedan conmigo por las noches. Temo volver a dormir solo... temo dormir. No sé en qué terminará todo esto, pero está llevándose mi vida, cada día un poco más.


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¿Has experimentado la parálisis del sueño alguna vez? ¿Qué sentiste? ¿Te ha ocurrido algo similar a lo de este hombre? Cuéntanos en la caja de comentarios tu experiencia personal o alguna que conozcas.


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