𝟝

385 45 20
                                    

- Buenos días -. Le respondí con una gran sonrisa. Miré a Abril que estaba viendo a Ama desde su mesa.

- Uno de mis jefes me mando a darte esto porque me dijo que eres una cliente fiel y... Wow mi hermana tiene razón, tienes los ojos mas hermosos del mundo! - exclamó antes de dejar lo que tenia en sus manos en mi mesa.

Volvi a mirar a Abril, un poco sorprendida por lo que acababa de decir su hermana y vi que estaba muy ruborizada, cerrando los ojos con fuerza.

- Muchas gracias, pequeña -. le dije.

- Ahora con permiso, creo que me van a regañar -. Ama se fue casi corriendo a la cocina, acelerando el paso al pasar cerca de su hermana.

Mire lo que me había dado y mi sonrisa se hizo mas grande al ver una dona recién hecha. Esto solo podía ser idea de Abril y justamente no entendía por que de repente hacia esas cosas. La miré y ella estaba observando mi reacción con una pequeña sonrisa. Finalmente bajo la mirada y se fue a la cocina donde estaba su hermanita.

No las volví a ver ese día, me fui antes de que salieran de la cocina. Me hubiera gustado darles las gracias personalmente.

La semana siguiente no vino y solo la volví a ver dos semanas después. Estaba lloviendo cuando llegue a la cafetería. Cerré mi paraguas para poder entrar pero cuando quise abrir la puerta, otra mano quiso empujar al mismo tiempo, tocando la mía. Retiramos nuestras manos y nos miramos. Ahí estaba ella, con el pelo húmedo y mirándome, tímida. Sonreí y le abrí la puerta para que pasara primero. Susurró un "gracias" y entro. Hice lo mismo y tome su muñeca para que me mirara. Se ruborizo un poco.

- Gracias por la dona del otro día. Pero cambiaron la receta, no? -. ella sonrió un poco apenada.

- Es que la hice yo... Mi padre no podía...

- Prefiero esta receta. Y mira que me parecía difícil superar la otra -. su sonrisa se hizo mas grande y bajo la mirada.

No sé en qué momento desapareció la niña hetero arrogante para dejar de ver ese encanto de persona que quería comer a besos...

Fue a sentarse en su mesa y yo en la mía e hicimos lo de siempre. Cuando terminé de desayunar y de estudiar, volví a poner mis cosas en mi mochila y salí del café. Apenas había dado unos pasos afuera cuando escuché pasos detrás de mi y la puerta cerrarse de nuevo. Me sorprendí al ver a Abril colarse a mi lado, bajo mi paraguas.

- ¿Puedo caminar contigo? No tengo paraguas... - Preguntó tímida.

- Claro.

- ¿A dónde vas?

- A mi departamento, está a unas cuadras de aquí.

Tenerla tan cerca hacia que su olor delicioso me embriagara y me aleje un poco. Ya el paraguas solo protegía a ella y la lluvia mojaba la parte de mi que el paraguas no cubría.

- Si sigues así la mitad de tu pelo estara empapada y la otra seca, no creo que te quede muy bien... - dijo riendo, tomándome del brazo para que me acercara de nuevo y quedaramos las dos de bajo del paraguas.

Y de nuevo me volvía loca su perfume. Seguimos caminando en un silencio un poco incómodo. Incómodo porque esa chica aún era un misterio para mí, no entendía todos sus cambios de actitud.

- ¿Querías ir a tu casa? - pregunté viendo que ya casi llegábamos a mi calle.

- Eh... Si...

- Y vives cerca? - pregunté dudosa.

- En realidad no... Era por el otro lado...
- dijo soltando una risa nerviosa después de unos segundos.

Llegamos al pie del edificio donde vivía y nos paramos. La mire, tratando de leer su mirada.

- No se por que no me lo dijiste antes, ahora tendrás que ir a tu casa bajo la llu... - me interrumpió.

- Samantha, te puedo preguntar algo?

- Claro.

- Dijiste que dejaste de mirarme porque perdiste el interés... - se quedó en silencio unos segundos, mirando a otro lado. - ¿Perdiste interés en mi? - me miró a los ojos nuevamente y yo me quedaba sorprendida por su pregunta. - Yo.... Solo quiero saber si aún te gusto... - admitió bajando la mirada.

- ¿En serio quieres saberlo? No sé cómo vayas a reaccionar, la verdad...

- Si, quiero saber...

- Bueno, en realidad ya no me gustas como antes, Abril... - Quería seguir hablando pero ví como su mirada cambio y me asusté. - Abril, Mírame -. me miró y confirmó lo que pensaba. Estaba a punto de llorar. - ¿Vas a llorar? - pregunté.

Rápidamente se frotó los ojos e intentó secarlos.

- Perdón... Es que... Fui una estúpida... Tu... Me gustas tanto, sabes -. me miró a los ojos y sentí mi corazón salir del pecho. - Y me imagino que sería menos patético decir que me di cuenta tarde pero no es cierto... Nunca me diste asco, al contrario, siempre me pareciste perfecta. Pero no sabía cómo acercarme, eres una cliente de mi papá, te ves tan segura y además eres mayor. Nunca pensé que te fijarias en mi. Por eso me acerque de esa manera tan ruda... Para tener un pretexto para hablarte... Y cuando me dijiste que me mirabas porque te parecia hermosa simplemente no me lo esperaba, me puse nerviosa y pensé que lo mejor seria seguir fingiendo que no me gustabas... Y me gustabas más cada vez que me respondías con tanta calma y sarcasmo... Pero mierda, sabes lo que sentí cuando empezaste a ignorarme? Sentí tanto miedo porque aunque sabia que no tenías novia, no quería enterarme a la semana siguiente que ya no te gustaba o que ya habías encontrado a alguien más...

Dejó de hablar, dejándome en shock, y nos quedamos así unos segundos mientras buscaba algo que decir. Ella finalmente siguió hablando.

- Pero bueno ya se que si es así ahora es porque lo hice todo mal desde un principio... Lo siento... Ya no te molestaré...

Se dió la vuelta para irse pero la agarre del brazo y volvió a mirarme.

- ¿A dónde vas?

- A mi casa...

- No, no pienso dejarte ir... Primero porque con esa lluvia te vas a enfermar y segundo porque aún tengo que decirte algo...

- ¿Qué cosa?

Me acerque más a ella y puse una mano en su mejilla. Saque algunas de sus lágrimas.

- No llores... Lo que te dije hace un rato es verdad... Ya no me gustas como antes... Porque ahora me gustas mucho más. Y aunque cometiste errores y trate de ignorarte por completo, no puedo dejar de sentir eso por ti.

- ¿Qué sientes? - preguntó con un hilo de voz.

- Algo hermoso... No se si ya es amor pero si nos damos la oportunidad podemos averiguarlo... - Sonreí.

Mi sonrisa se congelo cuando sentí sus labios unirse con los míos. Un millón de emociones me invadieron, era tan dulce... Pero se separo rápido.

- P-Perdón, se que es muy pronto... Yo... - empezó a tartamudear. - Es que... Tus labios... Son muy...

- ¿Pronto? Ya te habías tardado... - La interrumpí riendo y poniendo una mano en su cuello para besarla. Deje caer el paraguas a un lado y puse mi otra mano en su cuello para profundizar mas el beso bajo la lluvia fría. A su lado el frio no existía.

El sábado siguiente dejamos de sentarnos en mesas diferentes.
Con el tiempo también empezamos a compartir comida, cama, sueños, una casa y toda una vida juntas.

FIN

🎉 Has terminado de leer 𝐿𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑓𝑒 | ʀɪᴠᴀʀɪ 🎉
𝐿𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑓𝑒 | ʀɪᴠᴀʀɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora